Me levanto y observó que Oliver ya no está a mi lado y me asusto al ver que mi hija tampoco está.
— ¡Oliver! – grito.
Me salgo de la cama rápidamente y miro en toda mi habitación pero no están, salgo y voy hacia la habitación de Chloe, abro la puerta y ahí estan, Oliver duerme con ella en sus brazos en el sofá.
— ¡Olivier! – susurro y tocó su hombro sin molestar a la pequeña.
— ¿Que paso? – abre los ojos y me mira.
— nada, es que me asuste por que no los encontré – digo.
— Chloe se levantó y no quería que vos también así que la saque de la habitación.
— ¡Vamos a desayunar! – sonríe y se levanta con cuidado.
Caminamos hasta la cuna y la deja ahí lentamente, salimos de la habitación dejando la puerta abierta, nos dirigimos hacia la cocina y busco lo que haré para desayunar mientras que el amor de mi vida se come una manzana.
— ¿A que hora entrenas? – pregunto.
— a las 11 – responde.
Alcanza el tiempo para desayunar y que se vaya de mi casa y en cuanto el se vaya las que se van vamos a ser Chloe y yo.
Un avión privado, dos boletos, cuatro pequeños y una mujer nos esperan en Francia, no nos quedaremos aquí.
— ¿En qué piensas? – pregunta.
— en la vida, en nada más.
— y yo nací ayer.
— se nota – contestó y reímos.
Nos quedamos en silencio y pienso en cómo darle la cara a Jenni, tipo no puedo ir como si nada, las pocas veces que nos vimos ella fue muy amable conmigo y siento tanta vergüenza.
De todos modos mi padres no criaron una sin vergüenza pero si una zorra aun que digan lo contrario.
— ya deja de pensar – se queja y resoplo.
— todo es una mierda hoy en día.
— ya veo que si.
— ¿Por qué lo dices?.
— por qué tu lo dices, siento que nada bueno pasa por tu cabeza – me rio falsamente para esquivar el tema.
— bueno, creo que necesitas dormir, estás mal anochado y alusinas.
— Valentina, yo se lo que digo – me rio.
— llora.
— lloro.
No le presto más atención y me alejo a seguir preparando el desayuno, es que de todos modos el presente animal tiene la razón pero soy demasiado orgullosa como para aceptarlo.