18. Me Siento Feliz

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Valentina

Soy una reina por haber hecho lo que hice, ni modo, así me siento feliz.

Después de una larga semana el doctor le dio el alta a mi bebé y ahora nos estamos por salir de la clínica para irnos a nuestra casa. Olivier no la quiere dejar sola y no para de seguirnos.

Al salir de la clínica somos rodeados por un montón de periodistas que ya tiene como mil fotos en cuestión de segundos y no paran de hacer preguntas, puta madre, no debimos salir.

— ¿Eres el padre de Chloe?.

— Valentina, ¿Por qué ocultaste tu embarazo?.

— ¿Están juntos?.

— ¿Que paso entre ustedes?.

— ¿Cuando nació la bebé?.

— ¿Volverás a Uruguay para el cierre de tu contrato para tu próximo perfume?.

— ¿Como se lo tomaron tus padres?.

— ¿Es verdad que tuviste un hermano y se murió por tu culpa? – escucho a una pelirroja ubicada a unos metros de mi y Oliver me mira de inmediato.

— ¿De dónde sacas eso? – me acerco y le pregunto.

— tuve un encuentro con tus padres en Noruega y ellos lo confirmaron.

— hace años que me quede huérfana, mi papás no criaron una zorra – respondo y me alejo.

Ahora no podía estar peor o si, no pude controlarme y dije eso que probablemente lo único que es de que hablar, debí callarme, o tal vez no.

— Valentina, puedes respondernos un par de preguntas.

— Olivier tienes mucho que decirnos.

Con ayuda de los guardias que nos custodian logramos llegar al auto de Olivier y nos subimos a él para luego desaparecer del lugar.

— ¿Por qué esa mujer dijo eso? – pregunta.

— lo siento, no quiero hablar de ello – digo y bajo la mirada.

— okay!.

Miro a mi hija y no tengo nosion del tiempo, estamos ya fuera de mi casa y ahí tenemos a un montón de paparazzis que también esperan respuestas pero gracias a Maia tenemos respaldo de varios guardaespaldas que rodean mi casa y nos les permiten pasar.

Entramos y camino con mi hija directo a mi habitación, Oliver camina atrás de mi y no dice nada, agradezco que ahora esté conmigo y nuestra hija.

— ¿Quieres que me vaya? – pregunta desde el marco de la puerta.

— no, no te vayas – contestó y sonríe entrando a la habitación.

Se sienta a mí lado en la cama y empieza a mirar a Chloe que duerme en el centro de la cama.

— ¿Por qué no me habías dicho nada? – pregunta y me recuesto para atrás, al otro lado disponible.

— por qué era una adolescente cuando eso pasó, por qué nada fue mi culpa pero aún así me gana la conciencia.

— ¿tiene que ver con lo que te paso esa noche y con nuestra hija? – asiento.

— la tenía en mis brazos, los fantasmas del pasado y los recuerdos me invadieron, quería salir corriendo y escapar, vi a Chloe y ella estaba mal, no podía respirar, eso me lastimó aún más, logré que reaccionara pero aún así no podía respirar, Samuel llegó y nos llevó al hospital en cuestión de minutos, cuando se la llevaron el doctor dijo que sería imposible salvarla, que sus pulmones no eran tan fuertes y que ella no recistiria pero autorice todo para que la salvarán y es muy fuerte, ahora está aquí con nosotros, perdoname por no haberte dicho que Chloe era tu hija desde un principio – le digo y baja la mirada.

— no todo es tu culpa, se que te lastime y tenías razón, fui un idiota contigo, Jennifer se entero que le engañaba y por eso no supe como reaccionar cuando me llamaste.

— no tenía derecho a hacerte eso, pero no podía estar como si nada, la imagen de mi hermano me ayudaba a aclarar mi cabeza aun que ese día no le hice caso – rio y abrazo a mi hija – no soy culpable por su muerte, yo no lo mate.

Las lágrimas me invaden y su recuerdo del día en que decidió terminar con su vida en frente de mi también, esto no me podía pasar a mi, por que justamente a mi habiendo millones de personas en el mundo.

— no te sientas mal, tu no fuiste y yo te creo, no les hagas caso, ellos no saben lo que dicen...

— son mis papás Oliver, mis propios papás me dicen eso y no paran de repetirmelo.

— ¿Que fue lo que pasó exactamente? – pregunta.

— fue la culpa de mis padres, ellos no sabían respetar su matrimonio, papá era un idiota que perdonaba las infidelidades de su esposa, mamá era una zorra a la que le gustaba la buena vida, mi hermano se entero y con él yo, las cosas se complicaron, me afectaron emocionalmente y después de haber ido a varios psicólogos, aprendí a vivir con lo que había pasado aún que no del todo, me dolía ver la manera en la que mi hermano sufría, una noche nos mandaron a dormir, yo fingi hacerlo, tenía un mal presentimiento, cuando ya todos estaban dormidos lo fui a buscar y el no estaba ahí en su habitación, siempre le gustaba ver la luna, vivía enamorado de la luna y mi yo interior sabía que estaba en la terraza, no me equivoque, pero esta vez era para terminar con su vida, para ver a la luna por última vez, me dijo varias cosas que hasta hoy recuerdo y quería detenerlo pero no le importo y se aventó antes de que pudiera hacer algo, desde entonces mi vida cambió y todo para mi se acabo, el era todo lo que tenía, mi mamá me culpa desde entonces y papá por miedo a quedarse solo le sigue soportando todo, ella es la peor.

Se acerca a mi y deja un beso en mi frente, me abraza muy fuerte por la cintura y apoya mi cabeza en su pecho.

— no voy a permitir nunca más que nadie te haga daño.

— es que yo no quiero que tus hijos pasen por lo mismo que mi hermano y yo, yo no quería terminar con su relación, pero me enamore.

— y Jennifer tiene un gran corazón, lo nuestro terminó bien, sin rencores y todo con tal de tener el bien de nuestros hijos.

— pero...

— nada, te amo a ti y te haría mi esposa ahora mismo, no importa cuantas personas se pongan en contra, yo lo hago y te defenderé ante todo y todos – deja un corto beso en mis labios y me sonríe.

Ahora se que lo arruine por total.

Eres; Olivier GiroudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora