Capítulo 1

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La terrible aflicción y la decepción en el rostro de aquella castaña mujer te hacía sentir tan horrorosamente culpable.

Sus saladas y tristes lágrimas se deslizaban por sus mejillas con increíble velocidad, se sentía tan destrozada y miserable... Ella creyó que eso nunca más le sucedería. ¡Nunca más! Esa noche un dúo de promesas se rompieron, dos corazones se quebrantaron y un par de anillos volaron por los aires hasta llegar a estrellarse contra el asfalto de la calle.

La fría brisa de la noche aclimataba la tragedia de lo sucedido, los diminutos segundos se volvían una eternidad y la impotencia de no saber la manera de enmendar las cosas consumía con rapidez tu mente. Abatida y desesperada rogaste por su perdón, sin embargo, solo recibiste una fría mirada de desprecio que arrasó con toda aquella esperanza de mantener su relación.

Todo se remonta a un día espantosamente desgraciado, un sábado trece de febrero...
Recostada yacías en tu cómoda cama mientras que con terrible agonía, aburrimiento y silencio observabas el movimiento de las manecillas del reloj. Tu mirada cansada vagaba tristemente por las paredes de tu pequeña habitación, el pensamiento de rendirte estaba plasmado en tu mente con una rara constancia. El colegio no era sencillo en absoluto y la carga se hacía más pesada al tener que sufrir abusos y amenazas.

El sistema educativo resultaba ser algo absurdo y sin sentido pero extrañamente eficiente. En Liberio se fusionaban la preparatoria y la universidad en un solo plantel educativo, los universitarios más capaces apoyaban en su aprendizaje a los más jóvenes resultando así mayor cantidad de egresados y profesionales. Lamentablemente también tenían sus desventajas, la más dominante y sobresaliente entre ellas era el bullying; los mayores y fuertes diariamente se aprovechaban de la vulnerabilidad de los demás resultando entre tantos tu caso.

Yelena Meyer, una perezosa estudiante de derecho era ese ser repudiable que satisfacía sus crueles necesidades con tu persona.
El levantarte de tu cama para ir al instituto resultaba sumamente difícil, desafortunadamente las cosas comenzaron a salirse de control; la rubia acompañada de sus dos mejores amigos lograban hacerte las peores de las maldades llegando hasta tales puntos de amenazarte cruelmente con un arma de fuego, tan fresco seguía el recuerdo que aún tenías pesadillas...

-Flashback-

Suplicabas y lloriqueabas mientras que ella te arrastraba como un animal por el suelo, tan fuerte era su agarre en tu cabello que sus nudillos se tintaban de amarillo por la presión, claramente a Yelena no le importó tu ruego y sin decir palabra alguna siguió dirigiéndose con suma rapidez a los baños de la institución.

—¡Yelena suéltame, te lo pido! —clamaste desesperada mientras desgarrabas tu garganta con aquellos ensordecedores gritos—. Por favor, no me hagas esto...

—¡Cállate! —vociferó con enfado.

Furiosa y desesperada te lanzó con violencia contra la pared, un gemido de dolor se escapó de tu boca al recibir tal impacto, con una mirada oscura y la respiración agitada Yelena pateó tu abdomen una sola vez haciéndote perder el aliento por unos cuantos segundos.

—¡Maldita perra! —exclamó enojada.

Después de realizar esa acción se puso en cuclillas para jalar tu cabello y acercar tu rostro al de ella, sus ojos negros miraban fijamente tu expresión de terror y cansancio con tanta satisfacción como si se alimentara del miedo que causaba en ti.

—Mírate cariño, no eres más que un animal... ¡Una asquerosa puta! —expresó sonriente con claras intenciones de provocarte.

Tu expresión cambió al enojo en segundos, tus dientes se apretaron entre sí mientras la curva de tus labios se iba hacia abajo. No podías seguir permitiendo que ella te tratara así.

Mon Amour | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora