Capítulo 19

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Durante la tarde en la mesa de una cafetería Yelena en total y absoluto silencio bebía un poco de agua sin anticipar su respuesta, su rostro suave mantuvo la expresión neutral tan característica de ella, escuchó paciente las palabras que con un agudo dolor interno se escapaban de los labios de Hange. Esta sentía una enorme incertidumbre clavada como daga sobre su pecho, le molestaba pensar en todo el caos que se estaba armando a su alrededor.

—No quiero dejarla porque sé que algo le puede pasar —relamió sus labios y continuó—. Necesito tener la certeza de que no causarás más daño en su vida.

Peinando sus rubios cabellos con un nerviosismo controlado se retiró el vaso de los labios para continuar con la conversación que extrañamente era calmada.

—Yelena, jamás creí estar en esta situación contigo... —Explicó Hange con remordimiento moviendo sus dedos repetidas veces sobre la mesa.

Los grandes ojos de la rubia observaron aquella ansiosa acción alzando lentamente su vista al rostro de la morena.

—Confía en mí Hange —pidió seria—. Aunque sé bien que es imposible creerme a sabiendas de lo que he hecho.

La mencionada asintió con su cabeza.

—¿Qué puedo decirte? Estoy pasando un proceso, digamos... —Hizo una mueca moviendo las manos con espontaneidad—. Algo complicado.

—¿Qué quieres decir?

—Mi familia intenta desterrarme de su casa en Múnich... si es que eso es posible. Sin ser suficiente vaciaron mis cuentas bancarias y al parecer con mi dinero les han pagado a mis antiguos compañeros para denunciar todo lo que he hecho.

—La policía está de cacería al parecer, ¿qué hiciste para que se molestaran a tal grado?

Yelena resopló con una sonrisa frustrada y se encogió de hombros incrédula.

—Ya no acepté ser su sujeto de pruebas ni un segundo más, intento por todos los medios alejarme del daño, moría hace unos meses del dolor, vomitaba como loca... Si voy a pudrirme siendo obligada a drogarme prefiero cerrar los ojos en una celda.

Los labios de la castaña se curvaron pensando en qué decir.

—¿Cómo es que se llama esa droga?

—La ultra poderosa y activa instintos "black gold" —proclamó con burla haciendo comillas con los dedos—. Una basura por si te lo preguntabas.

Tras escuchar aquel nombre la mujer castaña se congeló quedándose pasmada en su lugar mientras apretaba los puños, sus uñas prolijas se clavaron en su palma y su boca no pudo pronunciar ninguna palabra pues acababa de percatarse de un hecho sorprendente e implícito a más no poder.

Una semana atrás Kenny le había llamado por teléfono explicándole situaciones y procedimientos que se llevaban a cabo en zoeizer, entre tantas cosas le explicó a detalle un problema que había surgido hace años, incluso mucho antes de la creación de sus laboratorios.

Kenny narró la escandalosa historia del tatarabuelo de Hange y un hombre alemán que trabajaba a su lado. Con treinta años respectivamente ambos buscaban crear algunos medicamentos que ayudasen a las personas a tratar ciertas enfermedades, como químicos decidieron que ganarían mucho dinero creando y distribuyendo dichos fármacos. Entre las numerosas pruebas que hicieron resaltó una anomalía muy poderosa, una píldora que enloquecía por completo a los roedores en los que practicaban, ambos entusiasmados le pusieron un nombre "la pilule noire zm" que significaba la oscuridad que metafóricamente causaba, sumado a las iniciales de sus apellidos. Todo iba bien hasta que el señor Meyer intentó adueñarse de este invento y modificarlo con fines de buscar su distribución, esto no le gustó en lo absoluto a Zoe quién creyó que intentaría llevarse el crédito de todo si este resultaba ser un éxito. Buscando su propia prosperidad despojó a Meyer de todo lo que crearon juntos, no obstante, aquel hombre comenzó a trabajar en su país y aprovechando la guerra mundial durante el año de mil novecientos diez y siete abasteció de estas pastillas a los soldados con las ventajas de otorgar una mejor resistencia y calmar el dolor de ciertas heridas. Sin embargo, Zoe fue más listo ya que sus píldoras eran más eficientes, conforme pasaron los años montó una empresa farmacéutica y así lo siguió su hijo, y las siguientes dos generaciones. André Zoe en el año de mil novecientos noventa y nueve en lugar de guerras comerció con dueños de sectores criminales, durante ese mismo tiempo tuvo a su primera hija llamada Hange a quien envió a Sudáfrica con el fin de que no corriera peligro a su lado.

Mon Amour | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora