Capítulo 17

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El alcohol ya estaba rindiendo aquellas inminentes cuentas, bajo el animado ambiente los sonidos eran intensos, las personas y las cosas lucían extrañas o fuera de lugar. Sacudiéndose la cabeza buscó mejorar su vista borrosa, ella sentía un fuerte calor en su rostro que lucía altamente sonrojado. Su expresión relajada y sus constantes pérdidas de equilibrio preocupaban hasta a los más sobrios.

El ritmo de aquella música a la par con los destellos de mil colores se estrellaban sobre sus ojos haciéndolos parpadear constantemente. Se sentía confusa, suelta, con mayor facilidad de hacer cualquier cosa.

Sus brazos se alzaban con apenas fuerza y su cadera realizaba lentos movimientos hacia abajo, estaba perdiendo la prudencia, la cordura y la dignidad frente a todos. Era una borracha desde luego, una loca desde siempre y un arma cargada e impulsiva para cualquiera.

Sus cabellos despeinados y revueltos retumbaban con cada salto, sus piernas ardían pero aquella sensación era demasiado alucinante como para detenerse, es entonces cuando logró observarte conversando junto a Levi. Caminó un par de pasos entre las escandalosas personas casi haciéndose tropezar a sí misma.

Le abrumaba el hecho de haberse convertido en una celosa impulsiva y como consecuencia provocar tu enfado. Después de estar sentada tomó un trago más y fue conducida hasta la pista por Erwin, el tipo fornido y alto no paraba de reír, amaba secretamente las fiestas.

Para aquel momento tú ya te encontrabas en la barra tomando un mojito, al lado tuyo estaba sentado el serio Ackerman, quien hablaba de lo que había sucedido minutos atrás con Hange.

De la nada la figura de la mencionada se acercó a ti por la espalda y te tomó del brazo con fuerza para llevarte con ella a la pista, reclamaste por aquel raro semblante y la morena no prestó especial atención a tus protestas.

—Han, estás muy ebria. Suéltame ahora mismo. —Comunicaste con un tono flojo y la expresión de enfado que le frustraba.

Ella arrugó sus cejas intentando entender pues en sus oídos resonaba la música y nada más, no obstante, una solución se le vino a la cabeza. Tan pronto como se detuvo te colocó una mano detrás del cuello atrayendo tu rostro al suyo. Tus labios fueron callados repentinamente al sentir los suyos, ambas alentadas por el entorno abrieron gradualmente sus bocas obligándote a olvidar el problema empezaron a devorarse como bestias salvajes. Pronto te percataste del sabor a whisky y una mezcla rara de jugo de limón en su saliva.

Al separarse, ella colocó su palma sobre tu mejilla y acercó sus labios a tu oído para que la escuchases con mayor claridad.

—Lamento haber actuado como una idiota, no te enfades por favor —se disculpó y te suplicó aquello último de forma tan genuina que no pudiste evitar el impulso de terminar con la tensión que cargaban.

Como es costumbre jalaste el cuello de su camisa y la besaste profundamente. Tus brazos se enredaron sobre su cuello haciéndole estimulantes caricias conforme avanzaban y así de fácil lograste doblegarla, era tan maleable estando ebria.

El cuerpo de Zoe no pudo mantenerse quieto, la enorme necesidad de sentirte se volvió extrema después de haberse molestado. Sus manos temblando del placer y la excitación incrustada en su mente solo la forzaron a pensar en una única cosa.

Llevaba días conteniendo aquel deseo suyo. La timidez de hace unas horas se había esfumado sin dejar rastros y esta versión de ella te estaba volviendo loca de pasión, tú también te encontrabas ebria, no más que Hange pero considerablemente fuera de tu parte racional.

Tres horas antes, en la ducha del cuarto de hotel comenzaron con aquel siguiente paso. Hange era muy poco tolerante a todo tipo de bebidas alcohólicas, cosa que le sentaba mal por una razón, se embriagaba fácilmente.

Mon Amour | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora