Capítulo 16

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Sus manos bronceadas e inquietas sacudían el agua salada llevándose un poco de arena húmeda entre sus largos dedos, con los cabellos empapados y ligeramente ondulados se sentó en la orilla para tomar fotografías, su camisa se adhería a su piel mientras su castaña melena se ponía en movimiento gracias a la brisa, contemplabas embelesada aquella maravillosa escena.

Tu cabeza se apoyó en su hombro recibiendo un pequeño pero tierno beso en la frente, Hange se quitó los anteojos y los puso a su costado dejando caer los párpados para disfrutar del ligero aire que recibía en el rostro.

—Te amo cariño, con todo mi ser...

Tras escuchar aquello lograste sentir los latidos fuertes de tu propio corazón, sin embargo, dichas palabras te recordaron algo en particular, un presente inesperado recibido en tu cumpleaños que había sido festejado una semana atrás.

Hange se había esforzado tanto por hacer memorable aquel día y vaya que lo consiguió, en el restaurante incluso les hicieron un descuento pensando que era una propuesta de matrimonio y para rematar recibieron como regalo el mejor platillo del menú completamente gratuito.

Al llegar a su apartamento no fuiste capaz de resistir el impulso de lanzarte a su cuerpo y besarla hasta quedar satisfecha, en tan solo minutos ya te encontrabas encima de su alucinante cuerpo, Hange sin su chaleco y con la camisa desabotonada te brindaba un espectáculo fantástico.

Ella se encontraba recostada sobre la cama acariciando tu espalda entusiasmada por el ruido mojado de sus besos, el ambiente caluroso resultaba ser demasiado para tu gusto pues tus mejillas ardían y te costaba respirar, aunque realmente no tenías la certeza de que fuera el clima o las fuertes manos de Zoe rozándote la piel lentamente.

No lograste contener la creciente excitación que se armaba con fuerza dentro de tu cuerpo así que optaste por dejarte llevar, le colocaste las manos sobre su cintura y empezaste a lamer su cuello en círculos, esto fue tan sorprendente como apasionante para Hange, quien abrió su boca soltando jadeos tan jodidamente placenteros que te hacían querer más y más. No obstante, su tiempo se agotó más rápido de lo que creían ya que su ardiente beso fue cortado por el escandaloso sonido de una alarma que marcaba las seis y cuarenta.

Te tiraste a un lado de la cama mientras ella se sentaba para abotonarse la camisa, al ver como su piel de chocolate era cubierta por la tela sentiste una especie de vacío.

La morena se sorprendió al sentir unos brazos rodearle por la cintura, su expresión se suavizó cuando apoyaste el mentón sobre su hombro. Se quedaron así unos segundos sintiendo la calidez que emanaban sus cuerpos.

—Amour, no quiero que te vaya mal por llegar tarde a casa...

Te aferraste a ella en silencio cerrando tus ojos para disfrutar de su presencia, escuchaste un suspiro y podías jurar que tenía una sonrisa ladina en su bonito rostro.

—Me encantas Hange, te amo tanto...

—Te amo mucho cariño, Je veux que ce soit pour toujours...

—¿Cómo es que te escuchas tan sexy hablando francés?

Ella río con una carcajada contagiosa, esperaba que esto durara para siempre.

Unos quince minutos después de salir de su apartamento te dejó a unas calles de tu casa procurando la puntualidad, no podías parar de dar saltos de felicidad al caminar. Ambas decidieron dejar el precioso ramo en su hogar pues sería un problema si tus padres lo vieran. Y hablando de percances, grande fue el que encontraste justo en la entrada de tu casa, un chico de baja estatura y cabello rapado sostenía un ramo de tulipanes de un tamaño masivo, demasiado similar al que Zoe te había obsequiado.

Mon Amour | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora