Capítulo XIX

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«Todo lo que vemos o sentimos es solo un sueño dentro de un sueño» -Edgar Allan Poe.

Capítulo XIX


-¡Buenas, buenas, linda! -gritó entrando por la puerta y yo lo miré sin ánimo- Nunca más te digo linda, no te lo mereces.

-Mejor cierra la boca -musite-. Detesto los gritos.

Hizo unas muecas antes de sacar una botella de agua y tirarla a un lado de mi cama para que yo la tomé. Al hacerlo, él se acomodó en el lado desocupado y se quedó observando el techo.

-¿Cuándo fue la última vez que la viste? -pregunté, aunque no era algo que fuera tan sorpresivo, después de todo nuestras conversaciones se limitaban al mismo tema.

-Unas semanas después de que ella fuese "libre" -se rio-. Se hospedaron en una cabaña en un pueblo cercano y yo le mandé una nota, después de eso nunca la volví a ver.

-¿Y cómo se veía?

Se encogió de hombros. -Hermosa.

Esas palabras crearon un asqueroso revoltijo en mi estómago que me llevó a levantarme y vestirme para salir, no tenía ningún lado a donde ir, pero quería estar alejada de él por unos minutos que sea. No me sentía cómoda cuando recordaba a esa chica y no eran celos, era repulsión.

Que idiota, mas encima fui yo quien se la recordó.

¿Cómo puede decir eso de alguien que, por muy hermosa que sea, quiere arrebatarle la felicidad?

Todo ya había cambiado para mí desde que él y su hermano se interpusieron en mi camino, o más bien, yo en el suyo. Mis emociones eran más fuertes y extremas, nuevamente podía sentir como cualquier otra choca normal y no quería reprimirlo.

No podía.

-Iré a dar un paseo -informé abriendo la puerta, pero su voz me detuvo.

-Ve a casa -dictó mirándome fijamente.

-"¿Casa?"

Asintió como si fuera lo más obvio. -Ve a casa conmigo.

Sus palabras perforaron mi corazón porque jamás he tenido una como tal y, aunque tengo que poner resistencia, se sintió bien.

-Deja de jugar -dije dándole la espalda y saliendo del departamento.

Una vez afuera no me contuve y recordé una y otra vez sus palabras en la que se pronunciaba "casa". Todo niño o niña merece un hogar, toda persona necesita de esta, pero yo jamás me he podido sentir como en uno, siempre viví con miedo, asco y cobardía, por lo tanto, nunca he podido llamar "casa" a algún lugar o... persona. Y eso duele. Duele porque nadie nace mereciendo todo lo que yo pasé, ni siquiera creo merecer la mitad de todo.

Nadie nace siendo un pecador, pero el mundo lo hace uno o, en el peor de los casos, sus propios pensamientos.

Al final, tú puedes ser tu mejor amigo o peor enemigo, solo tú.

Cuando salí del edificio me di cuenta que había pequeñas gotas cayendo sobre todo a mi alrededor; el cielo llorando, levemente, pero lo hacía y, sonreí, porque cuando esto pasaba dejaba que todo me consumiera y lloraba a su lado para no abandonarlo, para no sentirme tan sola.


K;Th


«Ella es tan terca.» Me dije una vez la vi salir y me levanté a los pocos minutos de verla partir.

Me sentía ligeramente extraño mientras me acercaba a la única ventana en este asqueroso lugar y mire hacia abajo con la esperanza de verla, principalmente porque no creía que se encontrase en las mejores condiciones como para salir, no después de todo lo que pasó la noche anterior. Para mi sorpresa estaba equivocado; su cuerpo se movía suavemente sintiendo como la lluvia la empapaba por completo, al parecer no le importaba pescar un resfriado, pero comparado a todo lo que vivió, un resfriado no era nada.

Bad Dream | K;th #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora