Capítulo XXI

394 73 25
                                    


«La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como el dolor.» -El Conde de Montecristo.

Capitulo XXI


-Si me tiras eso, te rompo la cara -amenacé al verlo levantar un poco de tierra.

Hizo oídos sordos a mis palabras y me tiró el puñado de tierra que había cogido para luego salir corriendo como un mocoso de cuatro años. Me levanté del tronco en el que estamos sentados, notoriamente molesta, y corrí tras el para hacer lo que había dicho.

-¡Eres un estúpido! -gritaba mientras escuchaba su risa en todas partes, estaba corriendo en círculos a mi alrededor sabiendo que me marcaba y que era muy lenta para atraparlo.

-Cuando te conocí no parecías alguien que se divirtiera -musitó al otro extremo del tronco en el que estábamos sentado antes, lejos de mí.

-No me estoy divirtiendo, ¡Quiero matarte!

-Es casi lo mismo -soltó divertido, dejándose atrapar.

Para cuándo puse mis manos encima de su cuerpo supe que estaba rompiendo algunas barreras en mi personalidad; superación dirán algunos, pero estaba bien haciendo esto sin tener la necesidad de castigarme a mí misma. El solo hecho de poder acercarme a él me alegraba porque significa que aquello que fui, estoy dejando atrás.

Por eso me quedé.

Por eso me quedo.

Pero no por eso me quedaré.

Mis manos en sus hombros se quedaron por un par de segundos, Taehyung ladeo su cabeza para verme si estaba bien y yo aproveché aquello para empujarlo al suelo y embarrarlo en la húmeda tierra que se estaba convirtiendo en barro bajo nuestros pies. Bueno, mis pies y el trasero del chico que me miraba atónito desde abajo.

-Estas muerta -dijo divertido entre dientes, pero yo me estremecí.

-¿Debería tomármelo literal y salir corriendo o...

-¡Ven aquí!

La única voz que sonaba a mi alrededor era la mía gritándome a mí misma "corre, perra, ¡corre!"

Los gritos divertidos de Taehyung solo me invitaban a detenerme, pero yo no haría esto. Seguiría corriendo por todos los malditos árboles de este lugar sabiendo que de igual forma en el momento que él quisiera me atraparía, después de todo soy más lenta que él y solo está jugando, lo cual me hacía reír bastante porque nunca me di el lujo de hacer algo así. No recuerdo haber corrido tanto en toda mi vida.

-¡Ven aquí o Dios te castigará mañana, jovencita! -gritaba y yo reía.

-¡Pues qué bueno que soy atea!

Lo decía en serio, aunque a veces me lo cuestionaba bastante.

-Oye -me detuve repentinamente- ¿Tú crees en un Dios?

Lo único que alcancé a ver fueron sus ojos abiertos antes de estrellarse contra mí y mandarnos a ambos directo al asqueroso, pegajoso y escurrido barro, pero él recibió la peor parte en cuanto lo observé.

-¡Oh, esa es una gran mascarilla facial! -grité entre carcajadas.

El chico a mi lado se sentó lente te bajo mi burlesca mirada, ni siquiera podía ver si estaba frunciendo el ceño o si estaba molesto, solo veía una gran y asquerosa mancha de lobo cubriéndole... todo el rostro.

-¿Por qué frenaste?

Oh, eso.

-Quería saber si crees en Dios.

Bad Dream | K;th #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora