Amado Mío

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Antonio estaba en un dilema mental, tenía a México en sus brazos, mientras era escoltado por Inglaterra y Francia de vuelta al hotel para recostar a México. Y, si bien ninguno había dicho nada desde que habían dejado a Gilbert con el americano, era obvio por las miradas asesinas del británico hacia ambos que no le parecía lo que estaba pasando.

Aunque, él trataba de no darle demasiada importancia, en lugar de eso, prefería fijar la mirada en las facciones de la nación latina en sus brazos mientras este dormía. Admirando su rostro joven y vivaz aun cuando este estaba profundamente dormido.

—No puedo creerte, Frog. ¿¡Por qué dejaste a Alfred a solas con Gilbert?!

Mon lapin...

—¡No me llames así...!

—Arthur...

—Y dejar que Antonio se lleve a México, ¿¡Qué crees que estás planeando?!

Francia trataba de ser paciente con Arthur, pues este no parecía enterado de las mismas cosas que él, pero vamos, él sólo quería ayudar a los tontos de sus amigos a ser felices como él no había podido serlo por tanto tiempo, hasta ahora. Sentía que se lo merecían.

—¿Me dejaras hablar? —anunció, levantando una ceja inquisitivamente.

—Bien —bufó, cruzándose de brazos—. Habla.

Francis tomó el brazo del inglés, y caminó más lento, dejando que Antonio caminara adelante de ellos para que no los escuchara.

—No lo ves, ¿verdad? 

—¿El que?

—Gilbert está enamorado de Alfred, por eso los dejé solos —reveló tranquilamente—. Sé que no te parece la idea, pero antes de que vuelvas a reclamarles, piensa que no es de tu incumbencia. Además, he visto a Gilbert babear por Alfred por décadas, créeme que no lo lastimará a propósito. Y, Alfred también lo ama de vuelta, se nota en las miradas melancólicas que le dedica cuando cree que nadie lo está viendo.

El inglés estaba atónito por la revelación, ya que él no se había dado cuenta, y al instante se sintió culpable por ello.

—El asunto entre Alejandro y Antonio era más obvio, todos lo sabíamos excepto el mismo Antonio, y cometió un error que está dispuesto a enmendar —continuó—, por lo que, creo conveniente que ambos hablen a solas, antes de tomar cualquier decisión.

—¿Entonces...?

—He visto a mis amigos ser unos tontos en el amor por demasiado tiempo, y como la nación del amor, quiero que por fin lleguen a algún lado.

—Oh —la nación inglesa no supo qué más comentar, así que sólo se limitó a caminar junto al francés por las calles de la ciudad, cuidando que todo estuviera bien con el par frente a ellos. Sin embargo, todavía había una duda que le había surgido.

—¿Y, tú? —preguntó penoso—. ¿También estás probando tu suerte?

La pregunta le sacó un gran sonrojó al inglés, eso y un sentimiento de opresión en el pecho por pensar que tal vez él no era el que... Bueno.

—Sí, el amor de mi vida me ha dado una oportunidad después de tanto tiempo —respondió el francés mirándolo de reojo.

El inglés se detuvo abruptamente, mil pensamientos inundando su cabeza sobre los posibles pretendientes del francés. Claro que, sin considerarse a él mismo en la lista, por razones que nunca se atrevería a decir en voz alta.

—Y-yo espero que... —murmuró tratando de ignorar el pinchazo de dolor en el pecho—, todo salga bien.

El inglés bajó la mirada, y empezó a caminar más rápido para alejarse del francés. Con ese nuevo conocimiento acerca de su rival, sólo quería llegar a su cama a acostarse, y olvidarse de la agradable tarde que había pasado juntos.

Amado mío (Latin Hetalia fanfiction [México x España])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora