Capítulo 5 "Esta canción es para ti"

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Día del amor y la amistad:14 de febrero...

Laura

El tiempo es oro, el tiempo pasa volando, lo escuchamos muy seguido y es cierto. Dos semanas me parecieron la mitad de una. Nos habíamos vuelto todos amigos. A nuestro "grupito" se habían sumado los chicos de la coreografía. Ahora todos pasábamos los recreos juntos.

Roger no era tan desagradable al final de todo, decía que éramos "amigos". Eso me dolía bastante. Desarrollé una especie de cariño hacia él, más bien me sentía atraída. Así que luego de escribir una carta a cada uno de mis amigos y echarlas en el buzón de la amistad, decidí preparar una para Zembrosky. Todos le llamábamos así cariñosamente, Lia lo dijo sin pensar una tarde en frente de todos.

Yo no creía en el amor, pero con él simplemente hacía cosas así, sin pensarlas. Ania me ayudó. Dibujamos un corazón y como mi letra era tan horrible, le dije que pusiera:

¡Feliz día del amor y la amistad! Últimamente te he visto con otros ojos que no son los de amiga, sin importar que pase no me olvides.
Te quiere: tu Simba♡

Él me llamaba así por mi pelo erizado. Si, ese era el nombre de un personaje masculino. Usaba productos para evitar lucir despeinada, pero era imposible, creo que contra la naturaleza nadie puede. Por otra parte Fernando discutía mucho conmigo, no quería que yo fuera su amiga. Me perseguía por todas partes. Era muy obstinado. De pronto sentí la música y salí corriendo.

–Con ustedes Laura!–dijo el director que esta vez hacía de conductor–A quién dedicas esta canción?

–Esta canción es para ti–señalé a Roger, no sabía lo que estaba haciendo. Sonó la pista y casi se me pasa el comienzo de la letra

¡¡¡Qué vergüenza!!!

Logré bailar un poco más relajada. Roger no me habló de camino al encuentro deportivo. Mejor dicho, nadie me dirigía la palabra y no los entendía. Terminó el juego de fútbol, el de pelota y también el voleibol femenino.

Ya nos íbamos a casa cuando vi a Fernando a lo lejos bastante serio o más bien dolido, me acerqué.

–Déjame solo–reaccionó así cuando me vio.

–No, dime qué te–Jenni me interrumpió.
–Dice Roger que te espera frente a la escuela, tiene que ser ahora.

–Está bien–mis pies se movieron solos. Todo esto me parecía rarísimo.

Cuando lo vi, algo muy dentro se rompió. Mis piernas quedaron paralizadas. Mi corazón latía demasiado fuerte. Comencé a sudar las manos y cuando lo miré a los ojos, vi pasar mi vida a través de los suyos. Fue el más popular. Recibió más de 250 cartas, pero ahora no se veía feliz.

–Hola, sabes por qué Fer está así?–pregunté.

–Leímos tu carta–esto no sonaba bien–tengo algo que decirte–suspiró–me voy de aquí, me mudo a otra provincia. Mis padres se divorciaron y mi mamá no tiene otra opción.

Roger

No hablaba, era mi mejor amiga y no decía nada. Es difícil cuando tus padres terminan una relación de años. Prefería irme de aquí, ya no quería escuchar más peleas en las noches. Sentía algo incomparable por Lau, ella era diferente. Jamás se lo diría. No podía hacerla sufrir más de lo que sabía. La abracé y comenzó a llorar.

–No llores Simba–me separé de ella un poco. Besé su frente y la volví a abrazar.

Pasaba una mano por su cabeza y la otra reposaba en su espalda. Me gustaba su pelo erizado. Le molestaba mucho que la llamara así porque nunca nadie se había metido con su pelo. Yo era el rey de los apodos en secundaria. No sé me escapaba uno: musaraña, matojo, chuncha, pero mi favorito era Simba.

No me importaba su falda ancha y lo delgada que era. Las muchachas de mi edad eran mucho más bonitas, pero ella era especial. Era yo mismo cuando estaba a su lado. Desde que la conocí mi vida cambió.

–Te prometo que nos veremos pronto, mi papá vive aquí y yo vendré todos los fines de semana–traté de calmarla un poco, aunque en el fondo sabía que las cosas no serían como se las estaba diciendo.

Mi mamá no confiaba ahora en mi papá y no me dejaría quedarme con él nunca más. Tendría que ir a visitarme si quería verme. Yo no le podía decir eso a Lau.

Fernando venía caminando con Ania. Así que la dejé ahí, sola. Él sabía que me mudaba, se volvió como loco cuando leímos la carta y se lo dije. Vivía muy cerca de la escuela. Llegué en diez minutos a mi casa y recogí todas mis cosas, vendrían a buscarnos en media hora.

La vida está llena de coincidencias. Mi papá me dio un abrazo. Subí al taxi con mi mamá. Pasé frente a su casa y decidí mirar, estaba parada en su puerta, con las llaves en la mano, no dejaba de llorar. No me vio pasar. Tenía que olvidarme de todo esto y seguir con mi vida. Al final, no la volvería a ver nunca más...

Nota de la autora: Bueno este es un capítulo más. Con eso quiero decir que no se preocupen. Hay bastante vida para coincidir y si Roger y Laura lo hicieron una vez, pueden hacerlo muchas más. Dicho esto mis personajes están listos para crecer. ¡Qué emoción! Los quiero amores😉

Eres el amor de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora