No quiero perderte. Abro los ojos para enfrentar mis miedos. Un frío enorme me llena, estoy en el fondo del oscuro y peligroso océano que nos rodea. Criaturas increibles que no sabía que existían, para nada buenas. No puedo respirar, mis piernas se cansan y tampoco puedo nadar. Me estoy hundiendo, pero veo luz, esa luz que me invita a luchar para vivir mi Leyenda Personal...Roger
Fue mi culpa, tres palabras que se repetían una y mil veces en mi cabeza. En cuestión de segundos se armó una pelea que le costaría a Laura la libertad. Estaba en mi cama sin poder dormir.
Agarré mi teléfono y eran las dos de la madrugada. Comenzaba a entender que no estaba hecho de piedra, que desde que llegué aquí, a este pueblo, me sentía diferente. Sentía esa necesidad de tener sueños como los demás y dejar de vivir la vida sin ningún objetivo.
Imposible ignorar lo que había pasado. Terminó en un hospital. Nunca pensé que me dolería tanto ver alguien así. Cuando la vi caer en el suelo, me quedé sin aliento. No pude hacer otra cosa; la levanté en mis brazos y pedí ayuda. Verla tan indefensa, me hizo viajar a la infancia, cuando era un pequeño angelito.
Solamente faltaban unos días para el catorce de febrero. No voy a negar que es del día del año que más odio. Juré ser otra persona desde ese momento, desde la ruptura que más me ha dolido a pesar de no ser mía: la de mis padres. Horas en las que deseo olvidar todo.
Me levanto, no estoy seguro de lo que hago. Mi cabeza dice no, pero mi cuerpo dice si. No estoy hecho para amar, no puedo. Regreso a mi cama. Estoy pensando nuevamente. ¡Estoy loco! No puedo hacer eso. Me pongo los zapatos y un abrigo de color gris, también unos pantalones negros. Dudo, recostado en la puerta.
Una vez decidido, salgo de mi casa sin hacer ruido. Las luces y el silencio son mis fieles acompañantes. Todo el mundo duerme. Hace un poco de frío. En pocos minutos estoy frente a su casa, muerto de miedo, como nunca en la vida.
Un escalofrío enorme recorre mi estómago y mi corazón late fuertemente. Pura adrenalina, ni subir a una montaña rusa, ni pedalear a toda velocidad, mucho menos hacer fraude en algún examen, nada supera este momento, no podría poner un ejemplo. Con el teléfono en la mano busco el contacto de Laura.
Yo: Necesito que me abras la puerta de tu casa. Roger.
Está tardando demasiado. ¿Estás dormida Simba? No lo creo, le dijiste a Lia en la escuela que no podías dormir bien.
Camino de un lado a otro, me siento en la oscura acera. La pantalla de mi celular se ilumina. Sonrío, pero esa expresión se borra con cuanto palabras.
Ella: Desaparece de mi vida.
Yo: Si no la abres tú, intentaré abrirla yo.
Ella: No eres capaz, no te hagas el loco.
Me levanto. Comienzo a avanzar hacia la puerta de una casa en la que nunca he estado, pero esta noche estoy más que decidido. Hago esto por una sola razón, se que me está observando. A pocos metros de la entrada, sale Laura. Viene hacia mí, trae un pijama muy corto, de satín y encaje. Se ve preciosa.
-Tú estas loco?
-Necesitamos hablar-respondo.
-Tú y yo? No lo creo, mejor vete-me ordena con furia.
-No me voy, déjame entrar-insisto.
-Primero son casi las tres de la madrugada. Segundo mis padres pueden despertar en cualquier momento y tercero tú y yo no tenemos nada de que hablar-esta vez había algo más en sus ojos ¿Rabia?
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Eres el amor de mi vida.
Ficção AdolescenteEsta es la historia de una muchacha cubana, desde su niñez hasta su juventud. Su vida sufre un cambio cuando el amor de su vida reaparece...