Laura
Fue el mejor fin de año que había tenido. La familia de mi novio se reunió con la mía para compartir. Se llevaban muy bien. Excelente música y comida, no se puede pedir más. Las clases habían iniciado, ya hace once días. Hoy habíamos terminado temprano, el profesor de Educación Física no se presentó por problemas familiares.
Estaba en mi cuarto bastante entretenida, nos habían dejado tareas en grandes cantidades. Me encontraba pensando en otra cosa: la monotonía. Estos días eran demasiado aburridos y repetitivos. Me levanté de la cama con muy pocas ganas de hacerlo, la cual se encontraba repleta de libros y al mirar hacia el patio de mi vecina logré sonreír. Noventa y tres años y tanta fuerza.
–Fuera fuera, gallinas, fuera fuera–decía entonando, como si fuera una canción.
Todos alguna vez nos hemos preguntado sobre la muerte o de dónde venimos. Si, de nuestros padres, pensarás. La realidad es que todo lo que está a nuestro alrededor es perfecto, la vida es perfecta aunque sepamos que la muerte es una triste y aterradora realidad. Somos todos únicos e iguales. Siempre llega un momento en el que pensamos y pensamos sobre lo que nos abordará el futuro, pero sin llegar a mucho la verdad. ¡Hoy era uno de esos días!
–Co, co, co, fuera fuera–estaba loca ya? No lo sé, pero si estaba segura de su felicidad.
–Toma, no te distraigas, recuerda que el mañana depende de tu presente–dijo mi madre con una taza de café con leche, mientras entraba en mi cuarto. Parecía leer mis pensamientos.
–Gracias mami–me alejé de las persianas.
Mi mamá salió de mi cuarto, intentaba concentrarme en las razones trigonométricas, pero era imposible. Estos últimos días sentía muchas veces algo inexplicable, esa conexión, me sentía cerca de Roger. Sabía que ya no estaba, que se había ido. No entendía nada. Quizás todo pasó tan rápido que quedé confundida. Mi teléfono sonó, tenía un mensaje nuevo:
Hola Lau. Necesito tu ayuda, no entiendo nada de la tarea de Mate. Puedes venir a mi casa y ya de paso hablamos un rato. Besos
Lia tenía razón. Los últimos días andaba con los audífonos por todas partes, sin hablar con nadie. Pronto sería su cumpleaños y no había comprado nisiquiera su regalo. Me había alejado inconscientemente de todos mis amigos, hasta un poco de mi novio. Eso debía cambiar, con el teléfono en mi mano respondí:
En media hora estoy en tu casa. Nos vemos.
Me di un baño, escogí un abrigo de capucha y un pantalón corto. Metí los libros de Matemáticas en una pequeña mochila. Recogí mi pelo en una cola alta y me maquillé un poco. Salí de mi casa con mucha energía. Tengo que dejar de comportarme así, pensé.
Ese mismo día a las 7:00 am...
Roger
Recién despierto y recuerdo las palabras de mi vecina: "Estás arruinando su vida, su relación, procura que no te vea aquí en el pueblo" Eso mismo hice, todos estos días escondido, de la casa a la escuela y de la escuela a la casa. Si la veía en el parque o en otro lugar, debía esconderme. El pueblo más aburrido de la historia estaba superándose con esta situación.
Salgo al patio y GordiLia está caminando en busca de algo, siempre ha sido como mi hermana pequeña. Nunca perdimos la comunicación, la quiero, pero se acabó esta estupidez.
–Oye qué haces?
–Busco a mi gato, me desperté y le puse su leche, lo llamé pero no aparece por ningún lado–me respondió.
–No aguanto más–dije.
–No entiendo nada...
–Lianet no puedo hacer nada aquí, ni salir, ni nada y es por tu culpa. Hoy mismo arreglas esto, tú no eres mi mamá para decirme qué hacer, estoy harto de esconderme.
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Eres el amor de mi vida.
Teen FictionEsta es la historia de una muchacha cubana, desde su niñez hasta su juventud. Su vida sufre un cambio cuando el amor de su vida reaparece...