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No me molesta si comentan 🙄🤭
Interactuemos 😈🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨🚨
Camila
NADA explicaba que Camila siguiera pensando en que la azotaran en la fiesta de inauguración de la casa de su mejor amiga dinah o en la entrada de su diario que había escrito la noche anterior. Pero, claro, había bebido demasiado vino porque seguía
compadeciéndose de sí misma, aunque habían pasado ya casi seis meses desde que rompiera con Austin. Se sirvió otra copa de vino y justo le estaba dando un sorbo
cuando la vio al otro extremo de la habitación llena de gente.
Lauren Jauregui.
No le había visto desde la última semana del penúltimo curso del instituto. Fue
poco después de que Lauren le propinara un puñetazo al canalla de su novio de
entonces, quien terminó en el suelo. Shawn se lo tenía bien merecido. Descubrió que le
había puesto los cuernos y cuando se lo echó en cara, él pilló un buen cabreo, empezó
a gritarle y le agarró el brazo con fuerza hasta que le salió un moratón. Y si ya antes de
eso estaba coladita por Lauren, que acudiera en su rescate como una heroína brillante la había acabado de confirmar.
Se acordó de la cara de Lauren cuando Shawn gimoteaba tendido en el suelo. Dos
profesores acudieron corriendo y le sujetaron, tal vez por miedo a que volviera a
pegarle. Recordó su oscura mirada y sus ojos ensombrecidos, feroces, que, no
obstante, se mostraron vulnerables cuando la miró a ella, algo que la sorprendió. Ella
quería decirle algo, quería darle las gracias y preguntarle por qué lo había hecho, pero
en aquella época era demasiado joven y no supo afrontar la situación.
Expulsaron a Lauren y poco después entró en la universidad y ya no volvió a verle más.
Habían pasado más de doce años, pero le reconocería en cualquier lugar.
Seguía siendo apuesta, con su espalda perfilado y sus músculos, aunque estaba más estilizada.
Se le veía su cabello negro oscuro que solía taparle la cara y esos ojos...
Seguramente la gente diría que eran un simple verde pero ella recordaba el tono verde esmeralda que
irradiaban con la luz del sol.
Sintió una oleada de calor tan repentina que era como si la engulleran las llamas.
Una sobrecarga sensorial. Tuvo que apartar la mirada. Tenía que largarse de ahí.
«Paso totalmente de todos sea hombre o mujer. ¡Paso!»
Agachó la cabeza y fue hacia la puerta trasera sujetando con fuerza la copa de vino. No quería pensar en lo mucho que le ponía Lauren en el pasado, durante sus años de instituto. Y a juzgar por la manera en que le latía el pulso, era obvio que seguía
poniéndole.
Afuera, aquella noche de principios de enero era fría y húmeda. Sin embargo, estaba acostumbrada al haber crecido en Mercer Island, al otro lado del puente de
Seattle, donde Dinah y Normani, sus compañeras de piso, vivían ahora. Necesitaba que el
frío le aclarara la cabeza y apagara el calor de su cuerpo.
Su vida era mucho más tranquila desde que su última relación había terminado.
Se habían acabado los dramas y las expectativas. Ahora todo era tranquilo y apacible; ella lo prefería así. O al menos era lo que se decía a sí misma. Así era como se explicaba también por qué no había salido con nadie desde la ruptura; eso no era nada propio de ella. Había estado con muchos hombres y mujeres antes de salir con Austin. No quería pensar en
cómo esa relación la había afectado y había echado por los suelos la confianza en sí misma.
En esos momentos su vibrador era lo mejor que tenía. ¿Y qué? Podía irse a
casa, sacar a su amiguito de plástico rosa e imaginar que era Lauren Jauregui entre sus muslos...
Se estremeció, juntó las piernas con fuerza y suspiró.
Se sentó en el columpio del porche y notó cómo se le clavaban los listones de madera en la parte trasera de los muslos a través del fino vestido de lana. Se recostó en un montoncito de cojines, dejándose invadir por el aire fresco, le dio un buen
sorbo al vino tinto y cruzó las piernas.
Estaba lo bastante achispada para descansar un rato y reflexionar sobre el hecho de estar sola. Al parecer todos los amigos de Dinah y Normani estaban felizmente emparejados; la casa estaba llena de parejitas acarameladas. Hasta que llegó Lauren.
Le pareció que estaba sola, igual que ella. Aunque estaba mucho mejor soltera ahora mismo. Quizá para siempre. Había pasado muy poco tiempo desde el desastre con Austin para sentir lo contrario y querer
una relación. Aún no había conseguido desprenderse de toda la amargura que llevaba dentro.
Estuvo pensando en eso un buen rato, haciendo caso omiso a la agitación que había sentido al volver a ver a Lauren o, por lo menos, intentándolo. Entonces oyó unos pasos y el crujir de los tablones de madera. Levantó la vista y vio una figura alta;
una silueta oscura recortada contra la luz que provenía del umbral. Era alguien alta, Esculpida e increíblemente atractiva.
«Lauren.»
Sintió un escalofrío.
-¿Camila? ¿Eres tú?
-Lauren. Ah, hola. ¿Qué haces aquí?
Ella se acercó y se colocó bajo la luz del porche. Iba bien vestida, con unos
pantalones oscuros y un jersey que se le ajustaba al torso como si se lo hubieran hecho a medida. Tal vez fuera así. Estaba guapísima.
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Los límites del deseo Camren G!p
RandomCeder al placer te puede liberar, pero solo si te entregas por completo. Como abogada Camila Cabello sabe cómo guardar secretos, especialmente después de que un ex la despreciara después de que ella le confesará sus más ocultos deseos sexuales. Cam...