Lauren
Le agarró el cabello con la mano, se los que tiró
lo suficiente para que tuviera esa sensación de poder sobre ella. El placer la invadió en
una especie de rayo de luz y de calor.
Se arrimó bien a ella. Seguía excitada y Camila empezaba a notarse el sexo
humedecido del deseo, solo al pensar en que la embistieran. le roze el pezón
con el pulgar, notó el anhelo hasta en las entrañas.
-Lauren..., vamos.
Solté una carcajada.
-Pronto, preciosa.
Entonces supe que jugaría con ella, que la excitaría pero llevaría la batuta del
ritmo.
«Sí.»
Se le cortó la respiración cuanto le pellizcó el pezón, al tiempo que la invadía el
placer por todo el cuerpo.
-¿Alguna vez te has corrido con solo hacerte esto? -le pregunté con una voz
ronca-. ¿Con las caricias y el jugueteo con los pezones?
-No. -Madre mía, apenas podía respirar y le hacía cada preguntita...
-¿Quieres que lo intentemos?
Solo pudo gemir cuando me arrodillé a su lado para poder usar ambas manos.Narrador
Los muslos desnudos de Lauren eran fuertes y suaves. Entre ellos, su pene era un duro mango de piel blanca.
No podía creer que volviera a tener semejante erección. Se le hizo agua la boca al ver
esa carne sólida y dura. Sin embargo, las grandes manos que posaba sobre sus pechos
la distraían bastante.
La acariciaba por doquier: por la parte inferior, por lo alto del montículo y trazaba
su perfil con los dedos. Intentaba no acercarse a los pezones, que le dolían de ganas
de que los tocara. Era una tortura. Él seguía rozándola con las yemas de los dedos por
todos los lados salvo ahí.
-Lauren -musitó Camila arqueando la espalda, como entregándole todo el cuerpo.
-No, Camila. No te muevas. Respira y relájate.
Estuvo a punto de gimotear, pero le gustaba demasiado la autoridad que infundía
su tono de voz para llevarle la contraria.
Inspiró hondo. Ella siguió acariciándola. Era insoportable pero maravilloso a la ves.
Le palpitaban los pezones. Hasta le palpitaba el sexo de una forma que le llegaban a doler, ardiendo de las ganas. Quería apretar los muslos para apagar un poco el dolor pero se
mordió el labio y se estuvo quieta.
Al final, Lauren le rozó los pezones con las puntas de los dedos y ella dio un grito
ahogado.
-¿Te gusta? -le preguntó.
-Oh, sí.
-No quiero que te preocupes. No te apures si no puedes llegar al orgasmo. Solo
quiero que disfrutes. Que te centres únicamente en el placer. Ya veremos qué ocurre.
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Los límites del deseo Camren G!p
De TodoCeder al placer te puede liberar, pero solo si te entregas por completo. Como abogada Camila Cabello sabe cómo guardar secretos, especialmente después de que un ex la despreciara después de que ella le confesará sus más ocultos deseos sexuales. Cam...