Capítulo 21

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Camila

Sin embargo, ¿a qué le tenía más miedo? ¿A que Lauren no pudiera soportar la
verdad o a no poder soportarla yo misma?

Mientras Lauren pedía las bebidas me doy cuenta de que tenía que cambiar de tema a
algo menos serio. Había demasiada tela por cortar y no era el momento.
—Oye, ¿qué película ibas a ver Rey y tú?
—Una de acción. Una peli de hombres, vaya. —me sonrió y se le marcaron los
hoyuelos otra vez—. Su novia lo llama «cita de amigos».
se echó a reír.
—Es gracioso, sí.
—No salimos tanto como antes. Me ha resultado extraño acostumbrarme a que
Cris tenga novia. Pero les va bien; ella le ha ido muy bien. Y Rey es uno de esos tíos
de los que nunca diría algo así. Habría dicho, vaya. —Se quedó callada y pasó la
mano por la servilleta de lino que tenía sobre la mesa, absorto en ella durante un rato
—. Él era… como yo.
Se dio la vuelta para mirarme y vi cómo se le oscurecían los ojos al tiempo que
fruncía el ceño.
Mi corazón latía desbocado.
«No significa nada. Con eso no quiere decir que ella no pueda cambiar también.»

—Ah, aquí están las bebidas. ¡Salud! —Levantó la copa de whisky con hielo y le
dio un sorbo—. Supongo que no eres una apasionada del cine de acción, ¿verdad?
Tenía razón: eso no significaba nada. Suspiro hacia sus adentros. ¿De verdad
quería que significara algo?
—Lauren, qué cabronaza.

Ambas levantamos la vista y nos topamos con una mole de hombre  —y casi tan grande como Lauren— cuya mano se posaba en la cintura de una mujer delgada con unos preciosos rizos pelirrojos.
—Rey. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Cuando me has dicho que no podías quedar para ver la película, pensamos en
salir a cenar.
—Ah, es que… me han secuestrado. —Lauren se giró y me sonrío.
—¿Nos vas a presentar o qué? —preguntó Rey mientras se disponía a cogerme las
manos.
Me siento empequeñecida a su lado. Estaba algo sobresaltada.
—Sí, claro. Camila, Rey y su novia. Nos presentó.

Así que este era Rey, su mejor amigo. Y al parecer Lauren nunca le había hablado de ella. Me dio un vuelco el corazón, pero intenté disimularlo bien mientras estrechaba
la mano de Rey primero y luego de su novia.

—Encantada de conocerte. Era una mujer hermosa de facciones
delicadas y una piel muy blanca, casi translúcida.
—Cenan con nosotros —les dijo Lauren, señalándoles los asientos que tenían
delante.
Rey asintió.
—Me parece genial.
Ayudó a su novia a quitarse el abrigo y la hizo pasar a ella primero. La camarera vino
inmediatamente, les tomó nota de la bebida y les cogió los abrigos.
Reparé en qué Rey había pedido por su novia, igual que Lauren había hecho conmigo. La novia de Rey no pestañeó y sus ojos grises no mostraron sorpresa alguna.

—Camila ¿a qué te dedicas? —quiso saber la novia de Rey.
—Soy abogada. Lauren y yo trabajamos juntas.
—No deberías salir con una mujer que es tan inteligente como tú —le dijo Rey a
Lauren, guiñándole un ojo—. Eso te puede meter en un buen apuro.
—Tú sí que estás en un apuro ahora —le advirtió con un deje de broma en la voz.
—¡Ja!
Su novia arqueó una ceja y Rey se acercó para besarla en la mejilla; a ella se le
iluminó el semblante.
La camarera les trajo las bebidas y les tomó nota a los dos. Había algo natural
en ellos, en su manera de actuar y una vez más, su novia no reaccionó de ningún modo.
Pero justo en ese instante, Lauren mencionó que Rey y ella se habían conocido en el
Pleasure Dome, lo que significaba que tal vez a su novia también le fuera el rollo duro,
el bondage y el sadomasoquismo.

A mí se me encendieron las mejillas un poco.
¿Significaba eso que Rey y su novia pensarían lo mismo de mi? Claro que Lauren nunca
la había mencionado. Podría ser una chica más de las que estaba viendo.
«No importa. Compórtate como lo harías normalmente.»
—¿Y tú, Rey ? —pregunté.
—Somos escritores —contestó—. Yo escribo novelas eróticas y Rey escribe
thrillers. Contestó su novia.
—¡Vaya! Eres Famosa. He leído tus libros, me encantó, se ruborizó.
—Gracias. Muy amable por tu parte.
—Es verdad.
Ella esbozó una cálida sonrisa. Tenía la sensación de que esta chica me caería
bien, si tuviera la oportunidad de conocerla. Sin embargo, eran amigos de Lauren y era
poco probable que volviera a tener esa oportunidad. Para ellos dos sería algo
demasiado «de pareja».

¿No acababa de decirle hacía un momento que no le interesaba una relación y que
quería mantener las cosas tal y como estaban?

Notaba un nudo en el estómago y empezaba a acelerárme el pulso. Le doy un
sorbo a mi bebida —una taza de sake frío— pero eso no me tranquilizó. ¿Por qué
estaba tan nerviosa?
—¿Me disculpan un momento? Ahora vuelvo. —Lauren me dejó salir del reservado
y ella se levantó; se sentía algo boba.

—Te acompaño —anunció la novia de Rey, que se levantó también de modo que a mí no
Me quedó más remedio que esperarla.
Fuimos a los servicios al fondo del restaurante. Una vez dentro, la chica me puso una
mano en el brazo.
—¿Estás bien, Camila?
—¿Qué? Sí, claro.
—Espero que no te moleste que te lo diga, porque nos acabamos de conocer, pero
creo que estás un poco pálida. Y algo nerviosa.
—Solo estoy un poco… —Sacudo la cabeza—. Ni siquiera se me ocurre una
excusa —añado con una sonrisa—. Y ahora me muero de vergüenza.
—¿Es por Lauren?
Niego con la cabeza, apesadumbrada. Pero luego tuve que asentir. Claro que
era por Lauren, pero no conocía a la mujer que tenía delante, esa mujer que era la novia
del mejor amigo de Lauren.

—Mira, tal vez no debería meter la nariz en este asunto, pero tengo que decírtelo:
nunca he visto a Lauren mirar a nadie del modo como te mira a ti.
—¿Qué quieres decir?
Ella se mordió el labio.
—Tampoco es que la haya visto con muchas mujeres, pero sí he coincidido con ella
algunas veces y suele ser bastante reservada. Pero tú… Te mira con ojos de
cachorrito
—Qué va.
—Que sí. —Sus ojos grises brillaban y una sonrisa se asomó a su rostro—. Lauren 
está enamorada.
—¿Qué? No, estoy segura de que no está… enamorada. —me paso una mano por el
pelo—. Solo estamos… saliendo. Bueno, más o menos.
—Eso es lo que suele hacer, pero estoy segura de que eso ya lo sabes. Porque…
¿lo sabes, no?
—Sí, claro. Lauren ha sido muy sincera acerca de las relaciones y salir con mujeres.

—Mierda, lo siento. He dicho demasiado. No me incumbe.
—No pasa nada —repuse, y lo decía en serio. Estaba siendo muy simpática
con ella.
La chica sonrió y se inclinó sobre el lavabo para lavarse las manos.
—Tengo una vena fisgona. Lo siento mucho, Camila.
—No pasa nada. Y ha sido un detalle que me acompañaras para asegurarte de que
estuviera bien.
Se secó las manos.
—Me vuelvo ya a la mesa, así te dejo un momento a solas.
Le sonrío, aliviada de que supiera que necesitaba recobrar un poco la
compostura.
—Gracias.
asintió y se marchó.

Me miro en el reflejo del espejo. Tenía unos ojos enormes y las mejillas todavía un
poco pálidas. ¿Qué me pasaba?

«Estás enamorada de una mujer que no te amará.»

El corazón me latía con tanta fuerza que casi dolía.
Pero la chica le había dicho que estaba enamorada…
«No te hagas ilusiones.»
No, cuantas más ilusiones me hiciera, más dolorosa sería la caída. No estaba
dispuesta a arriesgarme.
Qué lástima que ya fuera demasiado tarde.

Los límites del deseo Camren G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora