Preludio a la batalla.

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Los días posteriores a esa noche se volvieron rutina, ya no era necesario que Zeke fuera hasta mi habitación, en la hora de la cena me dirigía una mirada y antes de irnos a dormir me ofrecía su mano, una vez más, para llevarme a su habitación y así poder dormir juntos.
Los sueños habían parado desde entonces, dormía mucho mejor y esa sensación de ser otra persona había desaparecido casi por completo de mi.
La vida en Marley seguía como siempre, pero todos sabíamos que se acercaba algo, una noticia que pondría fin a la guerra que habíamos librado por tanto tiempo.
Pieck parecía estar alegrada de salir de su titán por un tiempo, aunque el hecho de estar 2 meses caminando en 4 patas hacía que ella a veces se olvidara que tenía que caminar en 2.
Resultaba muy entretenido de ver como Porco se sobresaltaba cada que la veía así, siempre parecía que era la primera vez.
Yo por el contrario solo me reía, había pasado los últimos 2 años con Pieck como compañera y más allá de eso era la única persona que podría considerar mi amiga.
La vida de guerrero no permitía tener muchas relaciones personales, supongo que debía de considerarme afortunada por tener a Zeke y a Pieck a mi lado.
Debería de dejar de pensar en lo que no tengo y enfocarme en lo que si.
Un mes antes del carnaval en Liberio me encontré con una persona demasiado extraña.
Iba caminando por la plaza principal cuando Falco chocó contra mi, parecía feliz, y como no iba a estarlo; había vuelto a casa, con su familia y su pueblo.
- ¡Ay! Discúlpeme señorita Dreyse, iba muy rápido y no presté atención al camino - Falco era el hermano de Colt Grice, el siguiente portador del Titan Bestia, el sucesor de Zeke; siempre había sido un niño muy dulce, todos sabíamos que él sentía algo hacia Gabi Braun, aunque parecía que ella era la única que no se daba cuenta.
- No te preocupes Falco, y muchas veces te he dicho que no hay porque llamarme "señorita Dreyse" puedes llamarme Fey, ¿somos amigos, verdad? - le revolví un poco el cabello y el me devolvió una sonrisa.
- Claro, señorita Dreyse, digo Fey.
- Asi me agrada - le sonreí.
- Asi que cuéntame, ¿que estabas haciendo antes de chocar conmigo que te tenía tan apurado?
- Ah, si, esto - dudó un momento - cuando regresamos a Liberio me hice amigo de un veterano, el señor Kruger, es una persona muy agradable Fey, pero por la guerra quedó malherido, perdió una pierna y ahora tiene que utilizar muletas para caminar. Se encuentra en el hospital para personas afectadas mentalmente por la guerra, así que como no puede moverse bien yo le ayudo a mandar cartas hacia su familia, para que les avise que está vivo y también le sirvo de compañía.
Falco, Falco, Falco, siempre preocupándose por los demás antes que si mismo, el cuidar de otros era su mayor y más valiosa cualidad.
- ¿Ah si? Cuéntame más acerca del señor Kruger, Falco, si es una persona tan agradable como dices espero conocerlo algún día.
Falco prosiguió contándome lo poco que sabía del señor Kruger y dada su descripción se trataba de un hombre de cabello negro, largo hasta los hombros, desarreglado, y con la mitad de la cara vendada.
- Pienso que sufrió una herida en la guerra y por eso lleva vendada la cara - me dijo Falco - nunca le he preguntado, pero supongo debe de estar cansado que todos los doctores lo hagan.
También me comentó lo que ya me había dicho, que el señor Kruger había perdido una de sus piernas en batalla.
La historia de Falco me hizo recordar a mis piernas rotas y cuanto agradecía el no haber perdido alguna de ellas, inmediatamente sentí lástima por el veterano y me atreví a decirle a Falco.
- ¿Que te parece si la próxima ves que vayas a verlo me llevas contigo? - le pregunte - creo que sería buena idea que hablara con alguien que también estuvo sin mover sus piernas por mucho tiempo, esperaría que pudiera ayudarlo un poco a no perder la esperanza, ¿te parece bien?
Falco me sonrió y me miro de la forma en la que solo un niño puede hacerlo, eso alegro mi corazón como nada lo había hecho en los últimos días.
- Me parece muy buena idea señorita Dreyse, al señor Kruger le alegrará que alguien más lo visite.
Seguimos caminando por la plaza haciendo bromas y jugando juntos.

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