Prisionera.

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Volvíamos a ser sólo yo y el.

Nada había cambiado, me equivocaba, todo había cambiado.

Armin abrió la puerta de la celda y dejó entrar a Zeke en ella.

Miro al rededor como pensando de qué manera sería correcta actuar.

Me había traicionado, y lo sabía.

Jean y Armin se habían quedado fuera de la celda para cerciorarse que todo marchara bien.

Después de unos minutos Zeke pareció hallar la respuesta a su pregunta.

Se agachó hasta quedar a la altura de mi rostro, el cual yo mantenía mirando al piso, no podía fingir que nada había pasado.

Dudando si hacerlo o no comenzó a acercar su mano a mi mejilla, dude en dejarlo, levantarme de la cama se veía prometedor.

Pero en cambio no lo hice, al sentir el roce de su mano en mi piel cerré los ojos y me recargue en ella por unos momentos, aquella descarga eléctrica que se producía al estar cerca de él recorría cada nervio de mi cuerpo.

Reaccione, el seguía mirando mi mejilla recargada en su mano como si aquello lo conmoviera a tal punto de llegar a las lágrimas.

- Fey - comenzó - necesitas escucharme, y-yo necesito contarte todo.

No lo iba a dejar, de un salto me pare de la cama pero antes de intentar cualquier otra cosa el me sujeto de la muñeca fuertemente y me atrajo hacia si.

Trate de forcejear, no lo dejaría volver a enredarme en sus brazos, no le permitiría tenerme tan cerca.

Mis esfuerzos eran inútiles, Zeke siempre me había superado en fuerza y era consiente de ello.

Cuando menos lo espere me sujeto de la barbilla y me beso; fue un beso diferente a cualquier otro que hubiéramos compartido, no era tierno, si no salvaje, desenfrenado, parecía querer aprender cada parte de mi boca, a diferencia de los anteriores no se conformo con dejar sus manos quietas, si no que me jalo hacia sí por la cintura, me tomo por sorpresa, no supe cómo reaccionar.

Así que termine por corresponderle, debía de gritarle, estaba furiosa con el, pero no podía no quererlo cerca.

Relaje mi cuerpo y enrede mis manos en su cabello.

Perdí la noción del cuanto tiempo estuvimos así.

Hasta que escuché a alguien carraspear afuera.

Eso me hizo reaccionar y despegarme de Zeke, quien seguía buscando mi cuerpo con sus manos.

- Creo que con eso basta, ¿no lo crees, Armin? - inquirió Jean de manera despectiva

Armin pareció sonrojarse y evitó su pregunta, para finalmente responder.

- Zeke, necesito curar a Freya, no ha querido que le revise las heridas - le dijo el en un tono de reproche como si fuera una niña que hubiera hecho travesuras dentro de la escuela.

Zeke me miro y me convenció de dejarme curar las heridas, al fin y al cabo, había accedido a hacerlo si me dejaban verlo, y lo habían hecho.

Salió de la celda despidiéndose de mi con un beso en la frente y dejando que Armin entrara en su lugar.

- Necesito que te quites la blusa, si puedes - me dijo Armin en tono nervioso.

Eso hice, pero tratar de sacar los brazos de las mangas se volvía más difícil con mi dificultad de movimiento.

- Jean, entra, por favor - escuche al rubio decir mientras yo seguía forcejeando con una estupida blusa.

- Tendrás que ayudarle a Freya a quitarse la blusa, y a mantener los brazos alzados mientras le vendo las costillas.

A Jean parecía no agradarle en absoluto la idea, sin embargo, como si se tratara de la orden de un comandante obedeció sin dar excusas.

Por casualidad nuestras miradas chocaron y yo no pude evitar mostrar mi repulsión al estar siendo manipulada y curada por estos demonios como si fuera una cría de liebre con la pierna rota.
Enseguida rompí el contacto visual al igual que el.

Al terminar me dejaron sola para que pudiera cambiarme de ropa.

No quería desprenderme de mi uniforme, era lo único que me quedaba de mi hogar, así que me aferre a mi brazalete y lo coloqué en la ropa nueva, perfecto, pensé al verme al espejo.

Vidas paralelas.  | 𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄 𝑺𝑵𝑲 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora