08| power

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"El poder"

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"El poder"

El sol, aunque tenue, aún brillaba lo suficiente para que los niños y los castores mantuvieran el calor corporal. Blessie estaba exhausta, sus piernas desfallecían tras la larga caminata y un presentimiento extraño oprimía su pecho.

Las palmas de sus manos y dedos hormigueaban desde hacía rato, como un cosquilleo persistente. Algo extraño pugnaba por salir de su cuerpo, amenazando con desatar una fuerte explosión sobre Narnia.

" Quizás solo sea la ansiedad", pensó, mordisqueando su labio inferior.

Su mirada se posó en los castores, que encabezaban la fila. La nieve densa del río conservaba las huellas que todos dejaban. Volteó el rostro para ver a Lucy y se sorprendió al encontrarla pálida, exhausta y temblando de frío.

—Peter —llamó, y el rubio la miró de inmediato. Ella señaló a Lucy y él comprendió al instante. Se detuvo para ofrecerle su espalda a su hermana menor, quien agradecida se montó sobre él.

—¡Rápido, humanos! Me estoy haciendo viejo —exageró el castor, y Blessie rodó los ojos divertida.

—Si vuelve a decir eso, lo convertiré en un sombrero de castor.

Las tres rieron y siguieron caminando detrás de la pareja.

Blessie entrelazó su brazo con el de Susan y ambas sonrieron con timidez. Las cosas estaban tensas entre ellas desde que la pelinegra los había culpado horas atrás. Blessie sentía arrepentimiento, pero no había tenido la oportunidad de disculparse adecuadamente. En el fondo, sabía que Susan tenía razón.

—¡Vamos! —volvió a gritar el castor—. ¿Qué pasa?

—Le está gustando mandar.

—Le pondré un bozal.

—¡No! —gritó la señora castor, que las había oído—. ¡Detrás, es ella! ¡Corran!

El corazón de los cuatro se detuvo al ver un trineo acercarse a toda velocidad. Lucy se bajó de la espalda de Peter presa del miedo y se aferró a su mano para empezar a correr. Blessie y Susan no se soltaron, aferrándose la una a la otra con el miedo reflejado en sus rostros pálidos.

Los cascos de los renos repiqueteaban sobre la nieve, anunciando que la bruja estaba a punto de alcanzarlos. El castor les hizo una señal para que se adentraran en el bosque, donde encontraron un escondite.

—¡Rápido, entren aquí!

Blessie observó la cueva, qunque pequeña, se las arreglaron para tumbarse en el suelo, apretados. Intentaron controlar su respiración para no delatar su posición y se quedaron petrificados cuando el trineo se detuvo. El silencio era tenso, todos estaban aterrorizados.

Blessie apretó la mano de Susan y se miraron unos segundos, llenas de miedo.

—¿Se habrá ido? —preguntó Lucy en un murmullo.

Gold Witch | Las cronicas de Narnia¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora