2. Ruidos raros

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Me levanté sin hacer el más mínimo ruido y me acerqué a uno de los armarios donde sé que mi padre esconde una navaja y sin dudarlo la cogí, comencé a caminar sin hacer ruido hasta el lugar de donde el ruido procedía, la cocina, una vez ahí pude ve...

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Me levanté sin hacer el más mínimo ruido y me acerqué a uno de los armarios donde sé que mi padre esconde una navaja y sin dudarlo la cogí, comencé a caminar sin hacer ruido hasta el lugar de donde el ruido procedía, la cocina, una vez ahí pude ver a Ihan entrando por la puerta de atrás vestido de negro y con lo que parecía... ¿una espada?

—Ih— Fui interrumpida por una mano tapando mi boca y un cuchillo en mi cuello, el miedo recorría cada parte de mi cuerpo y no podía hacer otra cosa que intentar hablar mientras luchaba por soltarme de esos brazos fuertes que me rodeaban pero daba igual cuanto lo intentara, ellos se mantenían fuertes sobre mi y de mi boca solo salían ruiditos, ya no pude contener las lágrimas que bajaban por mis mejillas sin poder parar.

—Suéltala—escupió con asco y determinación Ihan mientras yo temblaba aterrorizada.

—Oh, pero es muy linda, no me importaría sumarla a mi colección, aunque... si es amiga tuya... debe ser valiosa...— ahí pasó todo muy rápido, demasiado para mi gusto.

Sentí como me soltaban de repente pero luego salí volando por los aires empujada por una fuerza invisible chocándome con los armarios de la cocina, estaba seminconsciente pero pude ver unos segundos como dos figuras peleaban y como se le sumaba una tercera, oí el  sonido de meta contra metal y después caí en la negrura sin poder aguantar más...

...

Dolor... fue lo primero que sentí, me dolía la cabeza cuando desperté, tardé unos minutos en tener las fuerzas suficientes para abrir los ojos y para empezar a analizar lo que pasaba a mi alrededor.

Luego salté, tal cual, salté de la cama al empezar a recordar todo lo que había pasado, lo normal es que me lo tomase como un sueño pero mi cama demasiado blanda vastó que mirase la habitación hasta darme cuenta de que no estaba en mi dormitorio, ni siquiera en mi casa o algún lugar conocido.

Este dormitorio era enorme, con una cama de estilo princesa como les digo yo a esas que son enormes y salen en las películas medievales para los ricos, había un tocador, un escritorio, un espejo y tres puertas.

No pude evitar acercarme al espejo de la habitación y me sorprendí al ver sangre seca sobre mi camisa, ¿tanto había apretado el cuchillo el desconocido? O más importante aún ¿qué narices está pasando?¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué a aquí? ¿Si me había clavado tanto el cuchillo por qué no tengo ninguna marca?

Hay demasiadas preguntas por responder, demasiadas cosas por comprender y el miedo empezaba a atacarme así que me dije a mi misma, "contrólate, el miedo solo es un freno si tú se lo permites"  respiré hondo para calmar mi mente y cuerpo, tardé unos minutos en lograr volver a estar en calma...

Siendo sincera no sé como los protagonistas de los libros lo hacen, yo no puedo, no puedo mantener la calma en una situación así, porque esto es surrealista,  este tipo de cosas solo pasan en los libros, esto tiene que ser una broma, eso es, una broma de Ihan, solo tengo que averiguar como salir de aquí...

Caminé hacia la primera puerta y sin pensarlo para no poder arrepentirme la abrí, todo lo que vi fue un gran vestidor, luego fui a la segunda, era un baño y en el espejo había escrito con pintalabios "cámbiate de ropa te esperamos en la sala del final del pasillo" y me quedé paralizada al reconocer la letra de Laylah.

Me costó decidirme pero al final me puse la ropa que había dejado la pelirroja para mi, nada del otro mundo, unos jeans, una camisa y unos botines.

Después de cambiarme caminé toda diva hacia la sala del fondo del pasillo.

En aquel momento recordé cuando Ihan decía que me parecía a una modelo por como caminaba, siendo sincera creo que ahora más que nunca lo parecía pero entré con la barbilla alta decidida a decirles de todo a mis amigos y a matarlos por culpa de su bromita.

Claro que cuando entré me quedé en el marco de la puerta observando el panorama, un grupo de personas discutían sobre un mapa, siendo sincera no conozco a ninguno de los que están ahí, exceptuando a mis amigos, claro,  aunque eso no quitó el hecho de que yo pusiera mi cara de voy a mataros antes de carraspear para que notaran mi  presencia. 

Ahí pude observar mejor al grupo, todos ellos bellos de manera inhumana y todos con aspecto de poder despedazarme en un movimiento de esas espadas que llevaban a la espalda, intenté obviar el que algunos tuvieran alas diciéndome que era attrezzo para que la broma me resultara más impactante.

Ahora todos me miraban a mi y pude notar las caras de miedo de mis amigos junto con la mirada de "diosito sálvanos" que intercambiaron, yo me limité a mirarlos con mi sonrisa más despiadada, esa que había aprendido viendo series,  esa sonrisa que según ellos congelaría hasta el infierno, cuando los vi lo suficientemente aterrorizados decidí que era momento de hablar.

— ¿Os parece divertido?— dije con la voz digna de una orgullosa reina de película, agradecí haber visto Riverdale , había aprendido de la diosa Cheryl Blossom a no dejarme intimidar.

Mis amigos bajaron la cabeza como niños regañados y todos lo de la sala los miraron sorprendidos mientras murmuraban unas lamentables disculpas

— ¡Casi me matais del puto paro cardíaco con esta broma!—les reclamé— no sé a donde me habéis traído pero me parece a mi que como no me llevéis de vuelta a casa antes de que mis padres lleguen nos la vamos a cargar los tres, no creo que queráis enfrentar mi furia en público así que decidles a vuestros amigos que se pueden ir largando.

—No vamos a poder llevarte a casa leona...— murmuró Ihan levantando la vista.

—¡¿Perdona?! No sé que mierda de broma es esta pero más os vale ir terminándola, tengo un dolor de cabeza que jodes por culpa del golpe que me disteis para dejarme inconsciente y traerme aquí así que no es por nada pero ahora mismo no creo que queráis discutir conmigo.

—Lo que Ihan quiere decir es que va siendo hora de que te contemos muchas cosas pero lo mejor es que descanses antes de que lo hagamos, no quiero morir joven— dijo Laylah en tono que pretendía ser tranquilizador, salvo lo último eso lo murmuró pero aún así lo pude escuchar.

—¿Qué me tenéis que explicar?— pregunté yo con el tono más frío de voz que había utilizado en mi vida — no sé qué bicho os a picado ni por qué gastáis tanto esfuerzo en gastarme una broma pero no estoy para ello así que más os vale empezar a moveros y sino dadme un mapa para irme porque sois tan maravillosos que habéis dejado mi móvil en casa— dije yo verdaderamente cabreada.

—Leona,  no es ninguna broma, es eso lo que tenemos que explicarte— me dijo Ihan mientras se acercaba a mi con los brazos extendidos hacía delante como  midiendo mis movimientos, levanté una ceja y ahí inició la explicación más loca de toda mi vida.

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Holaa

Les dejo por aquí el segundo capítulo, si te gustó el capítulo no olvides comentar y votar, sin más que decir...

Ahora sí, se despide

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LA GUERRA DEL MIEDO //Pausada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora