7. Conocer al príncipe

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Después de aquella no tan amable despedida con mi querido Erick, nótese el sarcasmo, me camuflé entre mis sombras y caminé hacia la claro en en que había dejado a Ozul vigilando en todo mi momento a mi alrededor por si había más guerreros de la co...

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Después de aquella no tan amable despedida con mi querido Erick, nótese el sarcasmo, me camuflé entre mis sombras y caminé hacia la claro en en que había dejado a Ozul vigilando en todo mi momento a mi alrededor por si había más guerreros de la corte interesados en hablar conmigo o peor... seguirme.

Estuve media hora dando rodeos y andado en círculos para evitar que alguien me siguiera y no caminé por el camino correcto hasta que creí que ya les habría confundido suficiente para camuflar mi rastro pero por si acaso pasé por una perfumería y compré el perfume de olor más escandaloso de todos para complicarles aún más mi búsqueda, aunque ahora que lo pienso... dijo que sabía que vivía en el interior del bosque... recemos para que no sepa cómo llegar a mi cabaña.

Caminé hasta mi caballo pensando en si sería bueno para mi cambiar de pueblo por miedo a que pudieran descubrirme, pero después de darle varias vueltas decidí que aunque no quería saber nada de ellos no huiría.

Cuando me estaba llegando a mi caballo empecé a oír una voz, me acerqué lentamente con mi arco y una flecha en posición y lista para matar si era necesario.

Cuando estuve lo suficientemente cerca observé la figura de espaldas de un chico fuerte, alto e imponente.

-Aléjate de mi caballo y tal vez me planteé dejarte vivir- le dije de forma amenazante pero el joven misterioso no se movió, Ozul no dejaba que los extraños se le acercaran pero este lo había logrado, ¿qué tiene de especial?

-Tiene usted un gran caballo señorita,- empezó él con total tranquilidad como si no le importara que en cualquier momento pudiera atravesarlo con una flecha- ¿sabías que no los de su raza son especialmente indomables?

-Me da igual quién te creas que eres pero aléjate de MI caballo- dije resaltando el mi - no es de buena educación tocar las cosas de los demás, así que te recomiendo que te alejes, no le agrada estar cerca de desconocidos sobre todo si yo estoy cabreada - el chico soltó una risita y siguió acariciando a Ozul como si lo conociera de toda la vida.

-¿Sabías que a Ozul lo robaron de mis cuadras?- aquello logró descolocarme por completo y agradecí llevar todavía puesta la capucha para que no pudiera verme la cara- Bueno, supongo que no podemos considerarlo robo, la persona que se lo llevó fue mi hermana pequeña, ninguno contó con que se llevaría al único caballo indomable de todo el palacio

-N-no sé de qué estás hablando pero sepárate de mi caballo- le dije yo intentando sonar decidida pero la sorpresa en mí era más que evidente y recé para que no pudiera sentir el miedo con uno de esos poderes suyos...

-De todos los que había en las cuadras se llevó al único que no permitía que nadie que no fuera yo se le acercara, se llevó al hermano del mío- se giró hacia mí y pude verlo mejor que nunca, tenía una sonrisa en la cara pero yo me fijé en su pelo castaño tan parecido al mío y sus ojos grises idénticos a los míos

-Mira que bien,- dije yo decidida a irme lo antes posible mientras me acercaba a Ozul- le deseo suerte para encontrar a su hermana

-Ozul... ¿Qué significa?- me preguntó metiéndose en medio y para este punto ya había devuelto la flecha al carcaj, solo quería irme

-Me importa una mierda que seas príncipe, dios o vagabundo pero quítate si no quieres que te quite- levantó una ceja interrogante y yo suspiré cansada- o te quitas o te quito, tu eliges

-¿Quién lo iba a decir?- dijo él divertido y yo iba a pasar a su lado para dejar de jugar a su jueguito pero me tomó del codo y no dejó que me fuera- tu olor es el mismo, a pesar de que hayas intentado camuflarlo con ese horrible perfume -Me dijo sin quitar esa sonrisa burlona de su cara que llevaba puesta desde que se había girado, esa sonrisita de superioridad

-Mira, me importa una mierda que quieras encontrar a tu hermana y seas príncipe, conde o el puto diablo, suéltame si quieres conservar el brazo- le dije amenazante harta ya de sus bobadas, juegos y rodeos.- No tengo interés en que me maten por seguir su pista

-¿Qué tal si nos dejamos de juegos? Sé quién eres, tu olor te delata pero si te sacas la capucha es seguro de que voy a encontrar los lindos ojos grises que caracterizan a nuestra familia, sé que no te gustó que tus amigos te mintieran y sé que todo esto te tomó de sorpresa, si te sirve de consuelo yo no tenía ni idea de que Ihan y Laylah te habían encontrado pero no puedes estar huyendo siempre, porque no solo quieren matarte sino que eres la única familia que tengo y yo la única que tienes tú, así que déjame mostrarte todo esto y si te gusta te quedas, sino te vas

-En primer lugar yo no tengo ni familia ni amigos- dije soltándome el brazo- en segundo dudo que no lo supieras, por algo eres un puto príncipe y en tercero no quiero que me muestres nada, yo no soy vuestro monito de feria para que me metáis en un vestido y me tratéis como una princesa tonta, ¿te crees que no sé lo sucede en otras cortes con las princesas?

-En primer lugar te guste o no compartimos sangre y por tanto sé lo que tus poderes te están haciendo y los que te harán si no te enseñan a controlarlos, en segundo te diré que no me han contado nada, si preguntas en palacio podrás enterarte de que no me tomé precisamente bien que no me dijeran que sabían donde estabas y mucho menos que no te dijeran la verdad, en tercero no sé que mierdas habrás escuchado de las otras cortes pero la nuestra es distinta a las demás, las mujeres y los hombres son criados y tratados por igual.

-Pues eso dícelo a tus queridos soldados, que no saben que existen las lobas- aquello lo pilló por sorpresa y yo me bajé la capucha para poder mirarlo a los ojos mientras me reía con ironía- ¡Tú tampoco lo sabías!- dije riéndome como una loca

-¿Cómo estás tan segura de que existen aún? ¿Por qué nadie lo sabe?

-Cuatro lobas me pideron ayuda para controlarse sabiendo que yo lo había logrado hace dos meses, se esconden por culpa de tus estúpidos antepasados, tienen miedo de que las uséis como mercancía

-Eso pasó hace 700 años cuando aún estaba bien visto golpear a las mujeres

-¿Sí? Pues deberías ver como las ayudas porque me estoy quedando sin cadenas- después del dato me subí a Ozul y una vez sobre él miré al príncipe- Ahora sí me disculpas me largo, no tengo ganas de ver a alguno de mis supuestos amigos, matarlos frente al príncipe no puede ser bueno- no esperé respuesta y cabalgué lo más rápido que pude hasta casa

















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Holaaa

Les dejo otro capítulo por aquí y siendo sincera no hay mucho que decir.

No olviden votar y comentar si les gustó y ahora sí, se despide

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LA GUERRA DEL MIEDO //Pausada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora