VII
«ROCK & LOVE»
«La música es el tipo de arte
que está más cerca de las lágrimas
y la memoria».
Oscar Wilde
Jueves en la madrugada, veintinueve de octubre, un día antes para la mejor noche que pueda tener la universidad del sur, y en todos los lugares se estaba hablando de aquello. En la Guarida, la base de las Cruces, las pertenecientes a la universidad no paraban de decir lo mucho que esperaban ese día, solo para sentirse con menos peso de los estudios, además, concordaba con el cierre de exámenes. Por los pasillos y aulas de clase existía el cotilleo sobre aquel día esperado: pensaban qué alcohol nuevo deberían tomar, a qué canciones bailarán y a qué personas besarán. Incluso en el perfil de Instagram de confesiones de la universidad se estaban pasando algunos truquillos para que el licor no prendiera demasiado rápido.
No obstante, esos temas en este momento no le importaban a Félix quién, en su pequeño mundo de estrella del rock, cantaba como nunca a la una y media de la madrugada. En este nuevo trabajo no solo se sentía feliz por la experiencia, también se debía a que la paga era demasiado buena, contando las propinas que el público dejaba. Además, después de mucho tiempo por fin sentía que era en ese lugar donde él debía estar.
Félix se sentía vivo junto al intenso ruido que los parlantes evocaban, con el bajo recorriéndole las venas y haciéndolo temblar, sumándole aquella voz tan rasposa y única al estilo de cantante clásico español. El músico no podía sentirse más extasiado cantando la última canción de la noche, siendo esta «Rock N' Love» de la banda colombiana que tanto le recomendó Manuel: LosPetitFellas.
Aún recuerda la emoción con la que llegó el mayor un día al mostrarle la música de aquella banda y le pidió casi de rodillas que las tocase alguna vez. Esa promesa estaba destinada a cumplirse el día de mañana, porque Félix tenía pensado tocar el viernes en la noche en la universidad, así sea unas cuantas canciones para iniciar la fiesta que les iba a quitar el sueño a todos.
La nota final de la guitarra dio cierre al concierto de casi una hora que se lograron montar el día de hoy. Esa noche el dueño les dejó tocar menos para que descansaran más y que pudieran disfrutar del licor que el bar ofrecía, en especial en la noche de barra libre. Tras una serie de agradecimientos y aplausos, todos volvieron a sus lugares, mientras que Félix fue directo a la barra a hablar con Johan. Se guardó las gomas que cubrían sus oídos y se colocó sus audífonos.
―¿Qué te ha parecido vernos estas últimas dos semanas? ―Dijo con tono juguetón y cansado. Luego Félix aceptó la cerveza que Johan le ofrecía.
―Que muy pocas veces te he escuchado cantar y no sabía qué tan bien lo hacías. Y déjame decirte, que es una sorpresa escucharte cada día ―confesó con una sonrisa. Esas palabras nunca las había escuchado Félix, no al menos salir de la boca de Johan―. Cada día te superas más.
―Apuesto que tú también cantas ―asumió él y logró confirmarlo cuando una leve risa junto a un sonrojo se hizo notorio en la cara de Johan.
―Lo hacía ―admitió―. Mi madre me metió a clases de canto cuando era muy pequeño, y ya hace seis o siete años que no canto como tal. Digo, eso de cantar en la ducha no cuenta ―agregó con una sonrisa.
Por primera vez, Johan se sentía tan bien hablando de cosas personales así fueran las más simples. Quizá el ultimátum que le dio a su hermano fue una especie de catarsis que lo liberó de los dolores que su familia le dejó. Antes estaba dispuesto al menos a tener un conocimiento de por qué ellos lo trataban así, pero ahora lo único que quería era darse la oportunidad de conocerse y dejar que más personas le conozcan. Con Félix era justo empezar, ya de por sí lo veía todos los días en la universidad y ahora lo veía en el trabajo, y él no iba a mentir que la tarea de ser un simple bar tender se le hacía más ameno con solo estar ahí. Los dos jóvenes compartían sonrisas sinceras, bebidas que lograban salirse de su presupuesto e historias locas de la infancia con el pasar de las horas. Ya faltaban treinta minutos para cerrar y la mayoría de las personas ya se habían retirado, junto a los demás integrantes de la banda de Félix. Solo quedaban una mesa de borrachos lamentándose por el amor y ellos dos que seguían en la barra.
ESTÁS LEYENDO
Southern Souls. (En Edición)
Teen FictionNOTA: Esta edición de la historia está en proceso de cambios, sobre todo argumentales. A finales del año 2016, el gobierno de España decretó que el lado sur de la ciudad de Madrid era zona roja; cuna de la delincuencia, tráfico de drogas y hogar de...