Capítulo XXX: Un Mejor Mañana.

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XXX

«UN MEJOR MAÑANA»

«Después de todo,

mañana es otro día».

Margaret Mitchel

Simone de Beauvoir dijo: «las personas felices no tienen historia». Quizá si la política fuera diferente, la educación mejor, la policía más humana y las vidas de esas pobres ocho almas sureñas fueran más felices, esta historia jamás se habría contado. Pero la tristeza alimenta al mundo para disfrazar con morbo las tragedias que ocurren día tras día, por eso las vemos y las buscamos una y otra vez.

Dos días después todo parecía volver a la normalidad. La ciudad se reconstruía tras lo ocurrido en la guerra civil, pero todos sabían que nada iba a ser como antes. Los ciudadanos habían cambiado y, quizá, Madrid se había convertido en una ciudad diferente de ahora en adelante.

A las cuatro de la mañana del 16 de abril, todos los hospitales y centros médicos estuvieron a reventar de tantas personas que fueron a ser tratadas. Debido a que muchos no lograron siquiera entrar, varios estudiantes de medicina y enfermería de las universidades intentaron cuidar las heridas más superficiales, como moretones, raspones, o sangrados en zonas fáciles de tratar. En la mañana se confirmó que Carlos Castillo había dejado la ciudad, no respondía ninguna llamada y nadie sabía de él desde que salió del capitolio a las dos de la mañana, hora exacta en que la policía se empezó a retirar de la pelea con la ciudadanía. Cuando los fiscales entraron al despacho del hombre, encontraron una infinidad de documentos que fueron expuestos en todas las cadenas televisivas. Y según las cámaras de seguridad, el hombre había entrado a su despacho y no salió hasta que decidió desaparecer. Nadie sabe qué ocurrió ahí dentro, y ahora no lo sabrán nunca.

Los papeles eran contratos, testimonios, y todos agendados en varios dosieres donde corroboraban varias cosas que dijeron los sureños en el periódico y en el canal de noticias. Allí revelaron que la razón de la bancarrota de los Valero fue porque Benjamín se metió con la esposa de Castillo. También confirmaron la lista de todos los policías participes en el ataque a la universidad el pasado 30 de octubre, y también todo oficial que colaboró con la violencia a la ciudadanía el 15 y 16 de abril, tanto a las afueras del capitolio como en el lado sur, por una buena cantidad de dinero. Incluso estaban, lo que se estimaba, las copias originales de los contratos firmados sobre la fosa común y el secuestro de Johan. Aún había muchos documentos y cosas por encontrar, pues la cantidad era tanta que hasta aseguraban que podría haber más en la casa de Castillo.

El 17 del mismo mes, los políticos tomaron acción en los hechos, y despidieron y llevaron a juicio a todos los oficiales, los cuales equivalían a un 83% del cuerpo policial de Madrid. Tan pronto la noticia del despido de los oficiales fue puesta en todos los medios de comunicación, varias aplicantes llegaron de diferentes lugares, y los políticos también concordaron en hacer transferencias de estaciones de otras ciudades.

Después de que se exhibieran los documentos, se creó un plebiscito como medida de solución rápida para tranquilizar a la ciudadanía sobre el retiro de Castillo. Los fundamentos para ello fueron las pruebas de que Castillo contrató a la policía para los actos delictivos contra el sur, que también movió fichas con los Carroñeros para la fosa común, y varios sobornos que involucraban las cadenas televisivas que lo apoyaban en cada noticiero de la noche. Considerando todo, fue declarado una amenaza no solo al lado sur, sino a toda la ciudad de Madrid.

La pregunta como las opciones eran sencillas: ¿considera usted justa la permanencia de Carlos Castillo en el capitolio y/o la ciudad de Madrid? La respuesta solo podía ser un sí y un no. Aunque pareciese que después de todo lo ocurrido el 15 y en los últimos cuatro meses, y considerando las pruebas exhibidas, la mayoría alegaría que no, pero las votaciones estuvieron demasiado reñidas y no tan alejadas la una de la otra. Al final del día, en específico a las diez de la noche, se revelaron las votaciones y el veredicto de parte de todos los funcionarios públicos del capitolio. Un 43,04% votó que sí se quedara Castillo, incluso que tuviera la posibilidad de volver a la ciudad si así lo deseaba. Por fortuna, el 54,68% votó a que no y la decisión fue hecha.

Southern Souls. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora