XI
«LOS HOMBRES MUERTOS NO CUENTAN HISTORIAS,
SOLO SUS RECUERDOS»
«La muerte no nos roba los seres amados.
Al contrario, nos los guarda
y nos inmortaliza el recuerdo.
La vida sí que nos los roba muchas veces».
François Mauriac
El fin de semana pasó, dando inicio al frío y las lloviznas que caerían durante los siguientes meses antes de que acabase el año. Las noticias durante esos días fueron las mismas, en cualquier medio de comunicación y con la misma premisa: «estudiantes de la universidad central del sur armaron revuelo y escándalo cuando atacaron al cuerpo nacional de policía». Eso era todo lo que la prensa decía, lo que las mil y un voces en el norte repetían; por supuesto, también era lo que todos los habitantes del sur reprimían y desmentían. Negaban las acusaciones, algunos mostrando pruebas en redes sociales sobre los vídeos que tomaron ese mismo día, donde se veía al escuadrón de policía golpeando tanto a los pandilleros como a los indefensos estudiantes. Algunos metrajes externos se sumaron a la causa, siendo estos de los vecinos aledaños a la universidad que captaron cómo la policía había sacado a la fuerza a todas las familias que planeaban pasar un viernes ameno mientras disfrutaban con los más menores. Sin embargo, cada prueba era callada, silenciada por aquellos que tenían poder. La desacreditaban por todo lo alto y tomaban como ejemplo principal el estado de salud en el que estaban algunos oficiales en los hospitales.
Pero ellos no estaban tan mal como muchos sureños que se enfrentaron ese día.
La mayoría de los estudiantes se encontraban en casa debido a los daños físicos y psicológicos que dejó aquella experiencia. Los pandilleros sureños que fueron los más arriesgados, se encontraban en sus casas o en la Guarida guardando reposo mientras esparcían crema y se masajeaban con hielo aquellos morados que no desaparecían aún. Incluso algunos tuvieron que ir al hospital, donde les dijeron las fracturas que tenían o los yesos que necesitarían para sobrellevar el dolor. También estaba la gran parte de los sureños que reprimía el haberse quedado esa noche en la universidad. Era claro que ninguno sabía lo que iba a pasar, pero hubieran preferido ahorrarse las molestias y el desgaste mental que les causó aquella noche del viernes.
En especial, Johan y Diego hubieran preferido mil y un veces haber muerto ellos que aquella persona que tanto querían y admiraban. Las noticias de las muertes de Antonio y Miguel empezaron a resonar para el domingo en la mañana, pero las dos fueron una vez más calladas, pasando sin pena ni gloria. Al primero se le fue acusado como un accidente que cometió el escuadrón policial, todo por el hecho de que Antonio formaba parte de una familia que vivía en el norte y que estaba suscrita al periódico de este. Por supuesto que las tornas tomarían favor a la policía, y más cuando los padres accedieron a eso; acción que Johan nunca perdonará. Le parecía horrible la forma en la que sus viejos decidieron pasar por alto la muerte de su hermano, pero más importante, la de su hijo favorito. El simple acto de hacer la vista gorda y dejar que los culpables se salieran con la suya, demostraba que sus padres, Ana y Hernando Rodríguez, no tenían empatía ni sentimientos por nadie más que ellos mismos y solo les importaba la apariencia pública.
Aun cuando Antonio fue reconocido como una especie de héroe y luchador por tratar de salir adelante en un lugar de mala muerte, Miguel no salió con la misma suerte. El difunto líder de Las Cruces fue presentado por los medios como el cabecilla de la organización en contra del estado de seguridad nacional. Los medios de comunicación privaron cualquier vídeo o muestra de cómo fue su muerte, y la sociedad madrileña del norte se empeñó en creer que la razón de su pronto fallecimiento a la corta edad de veinticinco se debía a que había intentado asesinar a un oficial con un cuchillo, pero su jugada le salió al revés, logrando así su propia muerte.
ESTÁS LEYENDO
Southern Souls. (En Edición)
Teen FictionNOTA: Esta edición de la historia está en proceso de cambios, sobre todo argumentales. A finales del año 2016, el gobierno de España decretó que el lado sur de la ciudad de Madrid era zona roja; cuna de la delincuencia, tráfico de drogas y hogar de...