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-Eres buen chico, Deku, no dejes que él cambie eso. No eres más que un juego para él, aléjate.

-¿Por qué me dices eso? -lo que en realidad quería preguntar el por qué de esa "traición" hacia el rubio, pero los nervios le jugaron en contra.

-Porque él siempre va de chica en chica, lo mismo con los chicos. Pero la diferencia es que todos ellos saben que son un juego de una noche, y aprovechan para divertirse también. Tú no, tú eres alguien tranquilo. ¿Sabes? Él se acostó anoche con una chica que conoció aquí ayer mismo. Eso demuestra que tú sólo eres entretenimiento.

Eso le aliviaba de cierta manera, ahora sólo tenía que esperar a que el rubio se aburriera de él, pero ¿cuándo? Aunque siendo sinceros, se entristeció un poco, y le molesta el hecho de no saber la razón. No le gustaba Katsuki, aunque admitía que su físico era algo que atraía a todos.

Suspiró, conteniendose de gritarle al chico que había entendido mal su pregunta y le dio una respuesta que no deseaba. Se puso de pie dispuesto a irse.

-¿A dónde vas?

-A mi casa. Gracias por el consejo, Eijirō-san.

Avanzó unos pasos para luego retroceder hasta la mesa una vez más.

-¿Pasa algo? -preguntó el chico al ver como Midoriya miraba a ambos lados.

-¿Cómo llego al lado este de la ciudad desde aquí?

-Coge el bus de la ruta 16, o el metro a dos cuadras de aquí.

-Gracias -cogió un paquete de patatas fritas de encima de la mesa y salió de allí.

Al bajar las escaleras, casi se cae en la planta baja. Por el vapor que había a pesar del aire acondicionado, el piso estaba mojado, a parte de que a muchas personas se les deben haber caído sus bebidas.

Se desubicó bastante, ya que era bajito y para colmo ahí dentro estaba todo oscuro. Las luces de colores le moelstaban y la música estaba ridiculamente alta. Las personas saltaban y bailaban, con la manos alzadas, sonrientes. Se veía que se divertían. Caminó como pudo, escabullendose entre tanta gente como un gato entre los muebles de la casa, pidiendo permiso y recibiendo empujones.

-¡Hey, novio de Bakugō!

Miró hacia atrás, encontrandose con un muchacho de pelo rojo bastante alto y de ojos azules, con varias perforaciones en la nariz, orejas y una en la ceja. Está seguro de que tiene dos más en la lengua. Tiene el sentimiento de que lo ha visto antes.

-No soy novio de Bakugō -le contestó gritando debido al alto volumen de la música.

-¿Eres su amante entonces?

-Yo no soy amante de nadie -dijo frunciendo él también el entrecejo.

-¿Ah no? ¿Y entonces por qué entraron juntos? -se acercó a él -Además, tú le tenías agarrado de la camisa, y luego te defendió de Shōta allí arriba.

-Eso no tiene nada que ver, además, a ti no te incumbe en lo absoluto. Por favor, déjame pasar, llevo prisa.

-¡Ah pero eso sí que no me incumbe en lo absoluto! -encendió un cigarrillo -¿Sabes? Él me robó a mi novia.

-No tiene nada que ver conmigo.

-Claro que sí.

-¡Claro que no!

Se dio la vuelta y siguió en lo suyo, caminando hacia la salida. Después de varios minutos de dar vueltas por ahí, de ser empujado, pisoteado, casi vomitado, jalado del cabello y, sin duda alguna sentir que le propinaron una nalgada, logró salir del desagradable lugar. Pero como la vida es dura y la noche es oscura, aún siendo apenas las ocho estaba todo oscuro, siendo iluminado por las luces de la entrads del PFT, estuvo más tiempo del que creyó allí dentro.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora