XXXVI

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Los lunes ya eran, de por sí, detestables. Para colmo aquel lunes había amanecido lloviendo, el clima lucía tan triste y depresivo como él... o quizá, un poco mejor que él. Comparar a la preciosa naturaleza con su deplorable situación no era una buena comparación después de todo. Él siempre estaría en peor estado que cualquier otra cosa.

Escuchó su alarma sonar, y luego de apagarla, fue hasta al baño a tomar su merecida ducha. En el camino encontró a SeongHwa, dormido en el sofá de la habitación, luciendo tan incómodo, pero de igual forma prefirió quedarse ahí y atenderle cuanto quisiera. Sí... volverse cercano a Park había sido de buena ayuda. Recordó la noche anterior, cuando Hwa había llegado con prisa de la nada, abrazándolo con fuerza mientras le repetía mil y una veces que lo sentía, que no lo valía, que seguiera adelante. Sonrió con amargura al tan solo recordarlo. Imaginó que Wooyoung le habría comentado de inmediato sobre su rápida visita y sus palabras tan hirientes, y él había decidido correr a su rescate... no al de su amigo, sino al de él. Fuera de Woo, quizá Park se convertiría en el único amigo de San ahora, y al final de cuentas, no sonaba como una mala idea.

Su baño fue corto, pues su cuerpo parecía rechazar por completo la idea de bañarse con agua fría, al salir del baño se dio cuenta que SeongHwa ya había despertado, regalándole una sonrisa en el camino y entrando al baño segundos después que él.

Internamente, agradeció que no le dejara solo ni un solo segundo la noche anterior. No era un tema fácil de sobrellevar, hablábamos de su primera ruptura y de paso, había perdido a su único amigo, a su mejor amigo. Esperar que las cosas volvieran a ser como antes no era más que una boba fantasía imposible que su mente se encargaba de emprender empeño, las cosas jamás volverían a ser como antes, y San prefería que así continuaran las cosas.

Sí... quizá a la larga le brindaría algún beneficio. Debía aprender a no depender de nadie, depender de Wooyoung por años fue una pésima idea después de todo, ahora tenía que aprender a valerse por sí mismo, sin la ayuda de nadie. Debía contar con mayor confianza en sí mismo, y dejar ese miedo al abandono atrás. Le haría bien. Era sabedor de aquello.

-Nueva semana, nueva vida, Choi San.


...


El automóvil del mayor le dejó justo frente a la universidad. Al bajar de éste escuchó como último saludo proveniente de Park un sonoro "buena suerte", cerró la puerta y se enfocó en caminar lo más rápido posible, sin ver, ni interactuar con nadie. No quería, no tenía tiempo y prefería ahorrarse el dar explicaciones. En efecto, llegar al salón tomó menos tiempo del que esperaba, siendo él el primero en llegar ahí y tomar asiento hasta las sillas de atrás. Se permitió quedar al lado de la ventana y perder su vista y mente en el paisaje de ahí, dio un pesado suspiro y dejó que la mitad de su torso junto a su cabeza reposaran en el escritorio. Su vista aún se dirigía hacia la ventana y de a poco sus ojos se fueron cerrando. Caer en un profundo sueño jamás había sido tan fácil...

- ¡Buenos días jóvenes, feliz lunes! ¡Feliz inicio de semana! Espero que hayan estudiado para la prueba porque esta vale el setenta por ciento de su nota.

Mierda, qué pésimo inicio de semana.

- ¿Qué sucede joven Choi? -el profesor cuestionó, al notar al adormitado chico levantando su mano tontamente mientras sus ojos aún luchaban por abrirse. ¿Pero cuánto tiempo había dormido para sentirse más cansado de lo usual?

-Ehm... me preguntaba si yo también haría la prueba. Es que... falté casi toda la semana pasada.

- ¿Justificación?

დ.𝒀𝒐 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔 𝒒𝒖𝒊𝒔𝒆... ⟿ woosan ⬳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora