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Casey

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Casey

Vi a Patrick al frente mío mirándome como siempre.

Estaba congelada en mi lugar.

Trate de moverme, pero era inútil, no podía.

Intente gritar, pero la voz no me salía.

Él se estaba acercando lentamente hacia mí y yo lo único que podía hacer era mirarlo perpleja.

—¿Me extrañaste hermanita? —su voz hacía eco en mi cabeza mientras yo contenía las lágrimas intentando no desplomarme en ese momento.

De pronto la realidad me golpeo de frente y desperté de la horrorosa pesadilla que anhelaba borrar de mi mente.

Empecé a toser y sentí unas manos alrededor de mí.

Me tense al instante, no quería que nadie me tocara, quería estar lejos de todo mundo en este momento.

—Casey mírame —la voz de Phillip hizo que poco a poco entrara en razón, pero seguía temblando asustada por lo sucedido—. Estoy yo aquí Casey, no te va a pasar nada. Cariño, quiero que me mires.

Levante la vista hacia los ojos azules de Phillip que me miraban entre la angustia y preocupación.

Me quede observándolo por varios minutos mientras mi respiración se controlaba.

Por primera vez luego de tres años sentía la necesidad de tener a alguien a mi lado.

Phillip había vuelto, no me había dejado.

Él estaba aquí.

Él había vuelto por mí.

Las emociones repentinas que tuve se concentraron solo en la mirada de Phillip.

Lo abrace mientras hundí mi cara en su pecho, quería que este abrazo fuera eterno, que no me dejara nunca más sola, que me prometiera que a pesar de todo no me abandonaría.

Quise decírselo, quise gritar y por un momento las jodidas ganas de abrirme con él se hicieron presentes.

Pero de pronto recordé a Hanna y al futuro bebe que llevaba en su vientre.

Aparte a Phillip de mí y me dispuse a recordar todo lo que había pasado.

La grabación, el intento de suicidio, una enfermera poniéndome anestesia, Patri-... No, lo último nunca paso.

Me prometí a mí misma cuando llegué a este lugar de mierda no volver a depender de nadie y a pesar de que necesitaba a Phillip no podía seguir acercándome a él como antes.

Y aunque muy dentro de mi quería terminar con esta falsedad y salir de este psiquiátrico de una buena vez, no podía.

Mi excusa a partir de este momento no sería Phillip, era yo.

No estaba lista, todavía no.

Aunque me esforzara si yo salía de aquí me derrumbaría como la última vez y eso era algo que no me concedería.

Unas ganas de querer golpearme contra pared se hicieron presentes.

El intento de suicidio me había jodido, pero... A la vez me ayudaría a separarme de Phillip ya que él no se encargaba del área de pacientes de riesgo mayor.

—Cariño...

Joder Phillip, me la estas complicando

—¿Qué hago aquí?

—No hablemos de eso, te hará mal y no quiero ser responsable de que te pase algo por mi culpa otra vez —hizo una pausa por unos segundos—. Perdón por irme, te juro que no era mi intención dejarte sola.

—¿Por qué te disculpas?

—Porque soy un idiota.

—Phillip... quiero mantener mi posición. No puedo seguir teniendo las terapias contigo. Necesito que por favor cambies esa responsabilidad con otra persona.

El cerro los ojos por un momento suspirando.

Espere una súplica o una refuta ante mi decisión.

Pero él no lo hizo, en cambio solo asintió serio.

La decepción y esa estúpida punzada de dolor se fundió en mi pecho.

Me metí esos sentimientos hasta adentro y no los deje salir.

Personas como yo no merecen tener estabilidad y personas como Phillip no merecen darla o si quiera pensar en el interior de los demás.

No era estúpida, sabía perfectamente que Phillip solo se mostraba así conmigo, el cambiaba solo cuando esta yo con él.

Durante el año que estuve con el me di cuenta de varias cosas que él hacía, y tenía la artimaña de siempre ir comparando como era conmigo y con los demás.

Había una cosa que me inquietaba.

Phillip no era alguien normal, eso era algo evidente.

Y entonces... ¿Cómo carajos alguien con la mentalidad de él trabajaba en un psiquiátrico?

Mierda, era muy probable que muriera en este lugar. A sí que... No estaría mal investigar ¿O sí?

Solos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora