Casey
Estoy sentada observando las flores mientras intento dibujar los árboles que me rodean.
Hace frio, pero igual permanezco en mi lugar.
Mientras termino de hacer el boceto pienso en Adam.
No lo he vuelto a ver desde esa noche que se metió en mi cuarto. No ha ido a las terapias y ni siquiera lo he visto en el consultorio.
—En un bonito paisaje ¿Verdad? —volteo sorprendida hacia la voz que me habla. Cuando la miro me doy cuenta que es la misma chica pelirroja. —Lo siento —se disculpa—, no quise asustarte.
—No te preocupes —respondo cortante.
—Mi nombre es Aurella, mucho gusto —La chica extendió su mano hacia mí.
Menudo nombre de princesa
A regañadientes correspondo su saludo, extendiendo también la mía.
—No te había visto por aquí ¿Eres nueva? —pregunta Aurella.
Joder... Que ganas tengo de ahorcarla
—Entre hace un año, a si que creo que no soy nueva.
—¡Perdona! No te había visto por acá.
—No suelo salir del edificio.
—Bueno, pues eso puede cambiar. Estoy en la parte baja del psiquiátrico, tengo mas acceso a este parque por mi buena conducta. Si quieres puedes venir mas tarde a mi cuarto.
—No podemos salir a partir de las cinco, y ya se está haciendo tarde. Tengo que volver.
—¡No te preocupes Casey! Tengo todo bajo control —respondió alegremente—. Confía en mí, puedes venir sin problema.
«¿Cómo sabe mi nombre?»
—Me encantaría, pero estoy cansada —Me levanto del suelo y cojo mi libreta—, no me gusta la cercanía, y prefiero estar sola. De todas formas, muchas gracias por la invitación, pero me temo que no esta en mis planes tomarla en cuenta.
Salgo de ese lugar bajo la mirada del médico, al que le entrego mis cosas mientras subo por las escaleras dirigiéndome a mi cueva.
Tengo un breve remordimiento por haberme comportado de esa forma con la chica, pero no puedo evitarlo. Jamás he sido bueno socializando, ni muchos menos haciendo amigos.
A parte, estamos en un jodido psiquiátrico y sinceramente no me apetece comportarme como una adolescente yéndome a escondidas al cuarto de una desconocida.
Sumare a Aurella a la lista de personas a la que tengo que investigar.
—Señorita, el doctor Marco me ha dicho que le informe que mañana la quiere a primera hora en su oficina para su terapia doble.
—¿Cómo que terapia doble? —pregunto confundida.
—Esto no me corresponde decírselo, pero tendrá que compartir las terapias con otro paciente.
—¿Se puede saber con cuál?
—Buenas tardes señorita —El doctor se va, dejándome con la palabra en la boca mientras cierro la puerta de mi habitación.
Viejo de mierda
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Solos ©
Mystery / ThrillerUn psiquiatrico. Una paciente. Cuatro historias. Un problema. Una misión. ¿Qué tienen en común? Están solos