Marca «TaeKook»

O3

La mordida de a pocos empezaba a tornarse oscura, algo que preocupo a Jungkook. El podía sobrevivir sin un alfa, pero su lobo no, el fue el más afectado con el tema del lazo. Y quería hacer algo porque dejará de sentirse miserable, y la única forma que había era...hablar con Taehyung y se hiciera responsable de el.

Aunque dudaba mucho que pudieran mantener una conversación, pero debía intentarlo, por el, por su lobito.

Pero ese tema lo dejaría para el siguiente día, pues gracias a su calificación del último examen sus padres le dieron permiso de ir a la fiesta que Jin le ha ia invitado. Y si, tal vez, no sea el mejor momento para ir de fiesta, pero quería distraerse y aunque está vez no bebería, por el bien de él, sería una buena distracción.

Así que, luego de haberse puesto ropa para fiesta que consistía en un jeans mostaza, un polo blanco de estampado comercial y sus zapatillas. El prefería lo cómodo.

Salió de su casa justo al dar las ocho luego de despedirse de sus padres quienes dándole una vez más las advertencias, hasta que lo dejaron ir y se dirigió a la parada de buses dónde Jin los estaba esperando y se subió al auto de este.

—Tus notas te sirven bastante —solte una risa nasal mientras encendía la radio del auto— Nos vamos.

Tardaron tan solo media hora para llegar a la gran casa, que más parecía una mansión. Saludaron a algunas personas que se encontraban conscientes, hasta que se quedaron apoyados en la pared con un vaso en sus manos, y no era alcohol, era refresco de maracuyá.

—¿Vamos a bailar? —asintió una sola vez, y por consiguiente, camino junto a Jin a la pista de baile que era el centro de la sala, y movieron sus cuerpos al ritmo de la música.

Las horas seguían pasando, y aunque ellos estuvieron conscientes todo el tiempo bailaron junto a otras personas, al igual que saltaron con energía como todos al escuchar una canción infantil.
Fue un gran distractorio pues cuando quiso buscar a Jin, no lo encontró, se alejo de las personas y se fue a un rincón buscándolo con la mirada, sin obtener resultados, saco su celular rogando a quien sabe quién, a que contestará la llamada.

—¿Aló? Oh Jungkookie, no te preocupes, me vine con Namjoon a la piscina, no he venido alcohol así que cuando quieras irte me llamas para buscarte.

—Bien, me salvaste de un susto, con cuidado.

Colgó la llamada más aliviado, dudó si en acercarse a dónde estaba antes, pues ahora la canción había cambiado y era un..perreo. Y los alfas no parecían disgustados con tener a algún Omega junto a ellos, por lo que prefirió quedarse ahí.

Miró todo con disgusto, pues muy a pesar que el si hubo ocasiones en las que bailaba de esa manera, no le agradaba del todo.
Estuvo distraído mirando el centro de la pista, que tuvo se exaltó cuando sintió un toque en su hombro.

—Vamos a bailar —era obvio que aquel chico estaba ebrio, y lo confirmo cuando negó y el chico tironeo de su brazo hasta el centro de la sala y de inmediato tomo posesión de su cintura para bailar.—

Hizo una mueca, pero no quería problemas por lo que se quedó bailando con el chico que era un alfa, todo estaba bien, pues ningún toque se había hecho en su cuerpo aparte de su cintura, pero no sé sentía cómodo. Por lo que, al terminar la música, se separó del chico.

—Ya me voy —dijo, y sin esperar respuesta se dirigió a una esquina de la sala, junto a más personas por si acaso y alguien intenté forzarlo.—

Las horas siguieron pasando, y al dar las doce, Jungkook estaba por llamar a Jin para irse, pero otro chico de le acercó, y está vez no con intenciones de bailar.

Quiso llevarlo a uno de los tantos cuartos que habían en la casa, más para impedirlo dió un golpe con su codo en el antebrazo del chico logrando soltarse. Al estar libre se dispuso a ir con Jin a la piscina, pero no pudo siquiera cruzar la puerta transparente, cuando su brazo volvió a ser jalado.

—Nos vamos a ir —asustado forcejeó e intento mantener fuerza para quedarse parado en ese lugar, pero, al no tener mucha fuerza fue jalado.— ¿Que necesidad de negarte, Omega? Igual de todo lo vas a disfrutar.

—No, no, suéltame, tengo que irme, ¡suéltame! —lloriqueo al ver que nadie lo ayudaba a liberarse— ¡Suéltame!

—Calláte —no supo por qué la voz de mando no lo hizo bajar la cabeza, pero continuo forzejeando. Nisiquiera se dió cuenta cuando su lobo empezó a llamar a su pareja asustado.—

—¡Suéltalo! —esta vez, si tembló, y mostró su cuello en señal de sumisión ante la voz de mando de su pareja, la cual lo apartó del chico e inicio a golpear al chico—

Todos se asustaron cuando la pelea entre ambos alfas inicio, se quedaron apartados para evitar cualquier inconveniente.
Pero Jungkook estaba asustado, demasiado como para presenciar esa pelea, por lo que no tardo en subirse encima de su pareja, y tomarlo del cuello.

—¡Taehyung, suéltalo! ¡Taehyung! —el mencionado no parecía hacerle caso y Jungkook al no tener otra opción y tampoco pensar en una, saco sus colmillos de Omega y los clavo en el cuello del alfa dejándolo atónito. Al igual que al otro que ya estaba débil para seguir peleando— ¡Levántate!

Taehyung sin saber por qué, obedeció al Omega y lo pego a su cuerpo en un acto de complacencia.

—Vamonos —Jungkook no protesto cuando el alfa lo jalo hasta salir de aquella casa.

Pero el susto volvió cuando le dijo que entrara a su auto.

—No, no, deje a Jin adentro, tengo que regresar con él —de excuso rápido para sacar su celular, pero este fue a parar en el suelo en un mal movimiento de su mano—

—Vamos a la casa, Omega —tragó saliva, sin negarse a cumplir el pedido, porque si, no fue una orden, si no más un pedido; y subió al auto.—

Jungkook se cuestionó si fue buena idea marcar al alfa, solo lo hizo por querer que la pelea acabe, pero su lobo aullaba de felicidad al marcar al contrario como suyo.

Mantuvo la mirada en la carretera, hasta que el auto paro, frente a una casa de dos pisos.

Sin pedir permiso o algo su lobo tomo el control de su cuerpo, no se transformó, pero si guío cada una se sus acciones.

Ambos completamente a Merced de sus lobos, terminaron uniéndose una vez más, solo los dos lobos destinados a amarse, esos lobos que habían estado suplicando por la atención del contrario en más de una ocasión. Ahora, hacían de las suyas sin remordimiento y reforzar su lazo por segunda vez.