𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐀𝐋𝐋𝐘 | naruto . naruto shippuden ✅

𝐫𝐞𝐠𝐚𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐦𝐚́

𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐰𝐨

Día 1;

¡Hoy me gradué de Chunnin! Y para felicitarme, mi mamá me regaló está libreta ¡Tiene mi nombre en la portada! ¡Me encanta! Así que de ahora en adelante escribiré todo lo que me pase en esta libreta.

Ya es de noche, por lo que pasaron varias cosas además de haberme graduado. Sasuke se puso muy feliz, diciéndome que algún día será mucho más fuerte que Itachi y yo. 

¡Se veía muy tierno! No pude evitar reírme ante lo que estaba diciendo, aunque no me cabía duda de que así seria. Mi pequeño hermano solo se sonrojo y se fue "enojado" a la sala. 

Mi Aniki solo me dedicó una sonrisa y chocó su dedo anular e índice con mi frente, como de costumbre, murmurando un «felicitaciones pequeña». Me gusta ese gesto, por lo que no me quejo como suele hacerlo Sasuke.

¡También me lo encontré a Shisui-san! Él me abrazó, me felicitó y me sonrió de esa forma tan particular que tiene, haciendo que una calidez se instale en mi pecho. Creo que me sonroje mucho ya que Itachi se rió de mí.

Se estaban por ir a una misión así que les deseé suerte y los dos se despidieron de mí. Aniki se despidió con un «Adiós pequeña, cuida bien de Sasuke» y Shisui con un «Adiós princesa, cuando vuelva te compraré todo el Manjū que quieras»

¡Y espero que cumpla con lo que dijo, porque me encanta el Manjū!

Creo que ya no tengo nada más para contar por el momento.. Si ocurre algo interesante lo escribiré aquí.

~𝓩𝓾𝓵𝓾

— ¡Sarada, bajá que ya está la comida! — grito la pelirrosa desde la cocina.

— ¡Ya voy! — respondió la pelinegra y cerró el diario resignada. Había estado toda la tarde en una misión con sus compañeros de equipo (Boruto y Mitsuki), por lo que cuando llegó a su casa lo primero que hizo fue ir rápidamente a su cuarto y empezar a leer.

Quería seguir leyendo, pero su atareada vida no se lo iba a permitir. Bajo al comedor, dónde su padre ya estaba sentado en la mesa y su madre se encontraba poniendo el último plato de comida en la misma.

— Itadakimasu — musitaron los tres al unísono.

— ¿Ya empezaste a leer el diario? — pregunta el único hombre de la mesa en dirección a su hija.

La pelinegra lo único que hizo fue asentir con la cabeza y seguir comiendo, las misiones si que le subían el apetito. Después de esa pregunta nadie más habló en toda la noche.

¡Gracias p♡r leer!