Capítulo 18, ¡Ya sé como vendarme los ojos!

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   Solo faltaba un día para el recital. Azul, Louis y Miranda se encontraron una última vez en el restaurante, tomaron una mesa cerca del piano. Por primera vez Miranda había llevado a Lisy, Robert no asistió en esa ocasión.

   Era viernes y todos acababan de salir de clases llevaban sus uniformes escolares a excepción de Miranda quien vestía con un jeans, camisa negra suelta de tiras sin mangas, su cabello estaba en un moño desordenado y llevaba su mochila con libros de la universidad.

—¡Hey! Lisy, ya no andás estafando a chicos por ahí —comentó Louis juguetonamente.

—Solo a chicos pendejos como vos —Replicó con orgullo.

—¡Lisy compórtate! —exclamó Miranda, dándole una mirada asesina—, Además en que quedamos.

—Ah sí... —se aclaró la garganta—, Lo siento Louis por tomar tu dinero y dejarte como un tonto enfrente de tus compañeros, aquí está lo que te debo.

   Lisy sacó 10 dólares de su mochila y se los entregó.

—Muchas gracias pequeña, seria relindo que dejarás de hacer cosas como esas —Lisy rodó los ojos mostrando rebeldía y soberbia.

   El almuerzo se veía delicioso "milanesa" que no es más que un corte fino de carne o pechuga de pollo frito bañado en pan rallado, acompañado con salsa de tomate y papas fritas.

   Al terminar el delicioso platillo Louis se reclinó en su asiento y destinó su mirada hacia Azul con ojos caprichudos.

—¡Azul! ayer me lastimé mis dos manos y el público espera ¿Qué haremos ahora?

—Pueden esperar hasta que te mejores —expresó con indiferencia.

—Los vas a dejar sin música, sus oídos desean la gloriosa melodía del piano.

   Azul respiró profundamente —Sos tan insistente Louis, pero ya sé cómo vendarme los ojos sin un pañuelo.

   Muy segura de sí misma se levantó y se dirigió al piano sin compañía de Louis quien quedó impresionado con la confianza que llevaba consigo.

   Sentada en el taburete cerró los ojos, en su mente eligió su sinfonía favorita the water diviner de Ludovico Einaudi pensaba que el compositor tenía razón "la música es una mezcla de lógica y sentimientos, un abanico de posibilidades que explota cuando todos los elementos van encajando y se insertan en ti y te mueven por dentro". La melodía llenó todo el lugar, un músico tomó su violín y decidió acompañar a la joven, todos los presentes tornaron su mirada a las delicadas manos de la pequeña artista. Azul se enfocó única y exclusivamente a las notas de esa caja musical casi mágica que la hacía olvidar todo, era a penas consciente de las personas a su alrededor.  

   Lisy quedó perpleja al ver tal espectáculo, jamás se lo hubiera imaginado.

—Desde cuando Azul puede hacer eso —dijo aún sin creer lo que veía.

   Miranda sonrió —Desde unos tres o cuatro meses atrás.

—Ocho meses —Rectificó Louis.

   Miranda quedó boquiabierta, sacando cuentas del tiempo en que Azul le había contado sobre el piano.

—Paso seis meses ocultando algo como esto, ¡vaya! esa niña es increíble.

   Al terminar la melodía, el público aplaudió, algunos de pie mostraron su admiración, Azul se levantó y se inclinó ante ellos para finalmente regresar a su mesa.

—Ahora si podemos irnos —suplicó.

—Estuviste fantástica. Esperaremos un momento, quiero confirmar algo —Le dijo Louis muy calmadamente.

—¿Qué querés confirmar?

—Quiero saber ¿Cuántas personas vendrán a esta mesa a felicitarte?

   En cuanto Louis mencionó estas palabras, ya tenían dos personas a unos cuantos pasos de distancia.

—Eso fue impresionante pequeña, felicidades —dijo la feliz pareja dirigiéndose a Azul.

   Y así se fueron acercando más y más personas a saludar, algunos preguntaban su nombre, su edad, su escuela...

—Podemos irnos ¡Ya!... —gruñió Azul ansiosa, abrumada por tantas personas.

—Bien, de acuerdo, pero antes de irnos. —Louis tomó una bolsa muy elegante que estaba debajo de su asiento.

—Esto es para vos, quiero verte hermosa mañana, no vayas a escaparte —advirtió. Ella sonrió recibiendo la bolsa de sus manos.

—Si me escapo quizás sea al mismo lugar y ya sabés como encontrarme.

—Ya abre la bolsa —dijo Lisy con curiosidad por el regalo.

—Wooow, no puedo aceptarlo, seguro es muy costoso.

   Miranda se tapó el rostro con su cabello para decirle entre dientes —Pagó platos de más de 100$, seguro que puede pagarlo. —Levantó la vista y se encontró con los ojos de Louis para sonreír disimuladamente.

—Está bien Azul de verdad, es solo un obsequio. Puedes aceptarlo.

—Muchas gracias Louis, es hermoso, gracias, gracias —agradeció.

   Sus ojos tenían un destello de felicidad, sentía que todo iba a salir bien porque Louis estaría a su lado. 

Nota: hi, que onda, espero que te encuentres bien, no olvides darme una estrellita de amor si te ha gustado y comentar bye, amo a los han llegado hasta aqui les mando besitos 

 Por cierto la melodia del video es realmente mi cancion favorita, la amo es relajante 

La introvertida vida de AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora