¿Una pesadilla? Él
¿Un sueño? Ella
¿O era al revés?
No lo sé, pero lo que si era seguro al verlos, era su obsesión por el otro.
Serás mía por todo la eternidad.
Aunque eso signifique que tenga que destrozarte y armarte a mi antojo una y otra vez.
Y...
Ahuyentando a los gusanos que no toquen a tu bello cadáver.
Corrección. Mi bello cadáver.
Porque recuerda que eres mía.
-P.G
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23 de Diciembre
Mi entrepierna ardía por mi falta de placer, mi muslo la acompañaba por el corte profundo que con la sangre saliendo en gotas humedecía la tela del pantalón entre mis piernas. Mi cuerpo sudoroso me hacía sentir asquerosa. Mareada abrí el portón eléctrico. Corrí a la puerta principal. Entré subiendo las escaleras con rapidez. Jack estaba en el medio del pasillo, sus largos brazos rozando el suelo manchándolo con sangre y rasguñándolos con su garras letales. Expresando terror en máximo esplendor pero aburrido sin ni un rastro de diversión oscura en sus ojos.
Ahí volvió mi Jack. El antipático y muy muerto de Jack.
Empuje al ente con fuerza bruta apenas llegue a él.
- ¿Qué mierda, malcriada? -
Entré al baño cerrando la puerta con el pestillo. Me saqué la ropa lo más rápido posible, prendí la bañera. Apenas el agua llegó a su punto me metí en ella.
El ardor que se presentó en el interior de mis muslos cuando el agua caliente tocó mi herida me hizo soltar un quejido. Jack se va a enojar.
-Malcriada - Llamó el payaso del otro lado de la puerta -, ¿Puedo pasar? O estás haciendo el uno, o el dos, o...-hizo una pausa quisquillosa-... Estas intentando ocultarme el corte en tu piel.
Mi corazón se detuvo un milisegundo.
Oh, cariño, definitivamente serás la causa de mi muerte.
-Eh, no -trague grueso golpeándome mentalmente, mentirle a él ¿en serio? Tiré un líquido al agua para que se generara espuma, tapando la cortada en mi muslo-, pasa.
La puerta se abrió, y apenas mis ojos captaron los suyos supe que ya lo sabía, sabía que me dolía.
En su muerta expresión formuló:
-La sangre y las mentiras tienen un olor en particular.
Carajo.
La luz del baño se cortó, Jack entró a paso duro al baño iluminado por las luces negras de emergencia. Sus ojos blancos comenzaron a titilar creando ese espiral que te avisaba la víspera de tu sufrimiento.
Jack apoyó una rodilla en el suelo y acercó su rostro al mío.
