¿Una pesadilla? Él
¿Un sueño? Ella
¿O era al revés?
No lo sé, pero lo que si era seguro al verlos, era su obsesión por el otro.
Serás mía por todo la eternidad.
Aunque eso signifique que tenga que destrozarte y armarte a mi antojo una y otra vez.
Y...
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Ɱ
Les voy a contar algunas cosas de mi vida antes de morir.
Si, antes de morir, porque ahora mismo me encuentro bajo la tierra de un circo abandonado, lúgubre, lleno de cadáveres haciéndome compañía en mi eterna oscuridad.
Y vaya que será eterna.
Mi vida estaba de cabeza antes de caer ante la tumba que yo misma cree en base a mi amada perdición. Tan de cabeza que hasta la misma extremidad salió desprendida de mi cuerpo como la cabeza de una muñeca antigua, (en sentido muy literal) girando por el suelo en una maniática creencia morbosa ¿Quién me mandó a creer en él?
Recuerdo que él me decía malcriada, sigo sin entender el porqué, pero dejémosle ese apodo hacia mí, porque lamentablemente no recuerdo mi verdadero nombre.
Pero bueno, empecemos:
No quiero, no quiero pensar en esto,
¿o sí?
Es mi creador, su mundo.
Mi mundo.
Yo
Y-yo...
*interferencia*
Nací el veinticinco de diciembre de un año que aborrezco. Mi padre no estuvo presente en mi nacimiento porque prefirió una noche de apuestas dejando a mi madre sola en el hospital, una mujer que parió al estorbo más grande en su vida (yo). Mientras que el festejo de mi adorado padre, un hombre con dinero extravagante se basaba con tener mucho, pero mucho alcohol de compañía.
He sido criada "solo" por ella, ya que por supuesto que mi padre no estuvo hasta que cumplí los ocho años de edad, claro, ¿Qué mejor momento de aparecer en mi vida justo cuando mi cuerpo ya estaba bastante regordete y listo para aceptar su enfermiza penetración?
Mamá me decía que no saliera de noche cuando escuchaba golpes, pero cuando prendí las luces todo estaba rojo.
Mamá me advirtió que no bajara cuando el olor a alcohol inundara mis fosas nasales.
Mamá fingió cuidarme pero cuando escuchó mis gritos, no se levantó a salvar a su niña.
Y papá abusó de mí.
Me imaginaba en mi mente de niña la mirada de un alcohólico ahogado en su miserable vida, la rigidez de su mirar mientras sus puños golpean con dureza la puerta de mi habitación gris para entrar con nosotras y llegar a mi madre dormida en mi cama.
Vi que ella se me metió algo en la boca, no sé qué era, la quise levantar, pero, pero ella jamás pudo despertar.
