¿Una pesadilla? Él
¿Un sueño? Ella
¿O era al revés?
No lo sé, pero lo que si era seguro al verlos, era su obsesión por el otro.
Serás mía por todo la eternidad.
Aunque eso signifique que tenga que destrozarte y armarte a mi antojo una y otra vez.
Y...
Dicen que... ella es una maldición creada en tonos grises.
Dime...
¿Has parado cuando te han rogado que no?
Porque si estas en su lista.
Esta será una navidad muy morbosa para ti.
Porque recuerda que también hay una entidad mágica para que los adultos se diviertan.
Recuerda que todos reciben lo que alguna vez dieron.
¡No gires!
Ella... ya te vio.
Ella... ya te eligió.
Bienvenido...
Soy la belleza en todo este dolor
¡Oh! ¡Espera!
O... ¿Era al revés?
¡HAHAHA!
¡Feliz navidad, bastardo!
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Observé las calles vacías apenas llegamos a la ciudad. Ningún alma merodeaba en la fría noche. Solo los adornos de navidad se deleitaban y resaltaban de la oscuridad que el invierno te proporcionaba. Que junto a los famosos muñecos de nieves con ojos hechos con botones o pasas de uvas, grandes y alguno que otro deforme, que si no era por los colores cálidos y navideños, esas cosas si le agregabas algunos salpicones rojos te erizaban la piel hasta el extremo de crear algunas pesadillas a los niños, pero bueno, era solo mi imaginación que transformaba todo lo dulce en perversión.
Luces alegres, navideñas y acogedoras adornaban las casas. Y si prestabas suma atención, podías notar por las ventanas a las familias divertirse y sobre todo amarse.
Amor...
Solo los débiles se enamoran. Creyendo que con un poco de amor de afuera resolvería su mierda interna.
Me saqué el cinturón de seguridad apenas note como Lowen estacionaba al frente del club.
—Un rasguño a la pintura de mi bebé y te arrancaré los ojos— zanjé y me coloqué el abrigo de piel gris valuado en un precio inalcanzable para los ordinarios.
