Cuando eres religiosa y él ateo

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Él era ateo y ella era creyente, una fe ciega y un realismo abrumador. Tenían que chocar, era una necesidad  que los opuestos se atrajeran  de forma cliché y estúpida y sí...todo apunta a que iban a terminar enamorados obviando que después del amor venía el odio proveniente de dos corazones completamente destruidos.

Se toparon a las afueras de aquella iglesia, él iba de paso y ella con minutos de retrasos para entrar al culto de aquel día. Ella lo miró y él la ignoró, ahí justo en aquel instante eran obvias sus diferencias. Eren Jaeger no creía en amores de primera vista, tampoco en Dios y no andaba buscando el amor en la calle esperando que cupido hiciera su trabajo de chocarle con el amor de su vida como si era el caso de la creyente de (...). Ella creía en la poesía, los versos de Neruda, el poema de Becquer porque (...) tenía fe, no quería perder la esperanza ya que aquello significaría perderse a si misma y ella no quería perderse jamás, quería ser de las pocas personas que en un mundo  vacío le alegrara la vida a alguien con su mirada; ella no sonreía demasiado, no porque no le gustaría sino porque su timidez la llevaban a ocultar aquella sonrisa que a escondidas pensaba que era una sonrisa fea.

Se sentó y alabó a Dios. Salió al terminar el culto de aquella iglesia después de saludar a sus hermanos hijos de Dios. Al salir, en las puertas de la iglesia miró a  aquel de ojos verdes con quien antes se había topado justo a una esquina devorándose entre besos con una chica de pelo negro que conocía bien, su vecina Mikasa.

—El amor es algo  muy confundido en estos días.—Escuchó desde atrás.

—Padre Nick.

—La juventud de ahora es lujuriosa y peligrosa, creen en demostraciones falsas de amor que al final terminan aburriéndoles, después buscan otras personas para saciarse esos deseos y así se convierten en seres vacíos.

—Bueno...hay algunos que el amor es lo único que les llena ese vacío.

—El amor de Dios es lo que llena ese vacío.

—¿Y el amor por un hombre o una mujer?—Preguntó la chica al padre—¿No cree usted que el amor que un hombre le tiene a una mujer llene ese vacío? Aún si esa persona no cree en Dios.

—(...)—Interrumpió el padre—Si una persona ama es por obra de Dios.

La conversación entre el hombre mayor y la joven fue interrumpida por otros creyentes que se les acercaban a saludar. Tras unos breves momentos la joven muchacha caminó rumbo a su casa con la cruz en la mano. Pasó al lado de aquellos jóvenes  quienes seguían concentrados en sus besos, ella no pudo evitar darles una mirada que de inmediato fue correspondida por ambos jóvenes, deteniéndose sólo para mirarla y ella dándose cuenta de su descaro volvió a dirigir su mirada hacia el frente caminando como si nada.

Cuando la joven muchacha continuó su camino los dos que se besaban se separaron un momento mirándose con cariño.

—Seguro cree que nos iremos al infierno.

—No importa, si estás tú en el infierno yo seré feliz.

—Lo sé, yo también...

—Eren..

—Esa muchacha, ¿Es tu vecina, no?

—Sí.

—Es rara.

—Lo es.

—A lo mejor es porque es una fanática religiosa, deberías invitarla a la fiesta de mañana, tal vez se le quite un poco.

—No creo que acepte, es muy seria y se las da de muy digna.

—Inténtalo de todos modos.

Escenarios 2 (Eren Jaeger X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora