Escenarios 2 (Eren Jaeger X Lectora)

Fatal (+18)

Corre perra, corre. No se acordaba del meme, se lo decía a ella misma porque tenía una oportunidad, la oportunidad de escapar.
Tan pronto abrió la puerta de la casa corrió como loca hacia afuera, era de noche y aquel vecindario parecía solitario, por la hora sospechaba sin pensar que todos dormían, sus gritos pedían auxilio, la chica vio la luz de la esperanza cuando la casa de al lado prendía afortunadamente las luces por el escándalo alborotador de sus pedidos.

La muchacha se acercó a la casa pero no tan cerca, de pronto alguien detrás de ella la lanzó con brusquedad al piso, detrás de unos matorrales a escondidas, con un cuchillo peligrosamente en su garganta y una voz fría susurrándole:—Grita otra vez y te juro que te haré sangrar más que a un cerdo.

Temblaba, su corazón se estremecía, sus ojos se nublaban y por poco se desmaya.

—¿Hola?—Hablaba alguien acercándose—Sé que hay alguien ahí, ¿Pasa algo?

—No pasa nada—Dijo el hombre que aún amenazaba a la chica con el cuchillo—Mi novia...es ella...sufre de ansiedad y acaba de sufrir un ataque terrible.

La vecina ya los había descubierto, los miró desde arriba y se sintió extrañada. El joven sostenía en sus brazos a una chica que ella muy bien conocía, se notaba bastante exaltada, parecía derribada sin fuerzas con su cabeza contra el pecho del muchacho.

—¡Oh!—Expresó la vecina Mina con alivio—Entiendo, cada día son más frecuentes ¿No es así? Los jóvenes tenemos tanta presión.

—Así es—Afirma Eren—Pero no te preocupes, lo solucionaremos y disculpa el escándalo—Dijo poniéndose de pie junto a la chica—Ven—Le extiende la mano con una sonrisa—Vayamos a casa.

Lo siguió sin remedio y al entrar la puerta fue cerrada con seguro.

Eren se quedó mirándola de arriba hacia abajo, serio, sin pestañear y esperando cualquier reacción de (...).

—No actúes como si fuera mi culpa—Dijo acercándosele y tomándola del mentón—¿No era esto lo que tú querías?

—Sólo quiero que te vayas...

—¿Ahora?—Dijo apretándola todavía más.

—Eren...

—Todo esto es tu culpa (...), es tu maldita culpa. Acéptalo de una vez, ahora ve al sótano y no intentes salir de nuevo.

—Está oscuro ahí abajo...

—¿Y qué? ¡Ve ahora mismo, no me hagas perder la paciencia!

Lo obedeció sin más, no era estúpida, el de ojos verdes se transformaba cuando se enojaba, verlo enojar era algo que temía más que nada desde que el muchacho vivía con ella.

Bajó las escaleras del sótano, se tiró a la cama y se puso en cucharita, suspiraba pesado y cerraba los ojos. ¿Tendrá algún remedio su mal?
Sus pensamientos vagaban por toda su vida, pequeña e insignificante, se preguntaba como la veían los demás, se despersonalizaba a cada instante para dejar de ser ella y convertirse en una espectadora de una vida que ella misma había creado y que ahora le disgustaba. ¿Y si hubiera actuado de una forma diferente? El si hubiera entra ente las palabras más hijas de puta que pueda existir, lo que pudo ser y jamás será se resumen ahí,  la burla en la cabeza de que nuestras decisiones son una mierda y que al pagar un alto precio por ello nos debilita la capacidad de enfrentar otra situación, tirándonos llenos de miedo y haciéndonos titubear ante el próximo escalón.

Se durmió sin darse cuenta, despertando ante un llamado calmado y peligroso de una voz que perfectamente coincidía con el monstruo que había creado.

—Despierta ya, te he traído la cena.