Epílogo

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Habían pasado dos años desde la última vez que fui libre, dos años desde que pude caminar por las calles de Seúl.

Desde la salida del psiquiátrico, no hubo nadie esperándome, solo alucinaciones que se plantaban con carteles y flores. Veía a una versión de Jimin más joven, con Pollito en sus brazos, también a un chico joven que se llamaba Taehyun, era un adolescente de ojos grandes que apareció una tarde mientras tocaba el piano en el psiquiátrico. Pero no fue hasta después de dos meses que supe que no era real.

Lo cierto es que los días en aquel psiquiátrico al principio fueron horribles, me castigaban por cualquier cosa que ni siquiera recordaba haber dicho o hecho, me medicaban hasta dejarme ido, apaciguado , decían ellos, pero el ruido siempre estaba en mi cabeza.

Un día, Jin vino a prestar su servicio en aquel sitio, pero no llegamos a hablar, solo vino y hablo de dejar instrumentos musicales para la musicoterapia, pero los ingresados se interesaron más por las raquetas de pingpong y las pelotas esponjosas que usaban para jugar fútbol.

Yo, a veces me sentía el más cuerdo ahí dentro. Así que simplemente tuve que mejorar mi comportamiento para que me dejaran acceder al piano, porque dentro del psiquiátrico todo era regido por un sistema de puntos y yo estaba en -197482 al principio.

Me llevo dos meses conseguir que me dejaran usar el piano, y eso, realmente apaciguó mi ruido interno.

Entonces, Jimin me acompañaba en la soledad de la noche con abrazos y besos, en una alucinación muy real, mientras tocaba claro de luna, mientras tocaba nuestra melodía , yo podía sentirlo cerca.

Pero eso solo agrandó la gravedad de mi problema, yo quería perderme en esa alucinación, yo quería tener esa vida con Jimin , la vida que habíamos planeado.

Y la única forma de vivirla en ese sitio era tocando su melodía, evitando la realidad, siendo inconsciente de ella, dejando de tomar la medicina.

Pronto, me prohibieron hacerlo y volví a recaer, me dijeron que debía aprender a vivir sin él, y entonces se quedó a mi lado, como una alucinación que veía a cada rato, que no me hablaba pero me sonreía y tomaba mi mano cuando las cosas iban mal con el tratamiento, que me ofrecía manzanas cada mañana y se sentaba a leer cuando yo estaba aburrido.

Me cuidaba cuando lloraba y me hacía reír con sus bailes graciosos.

Fue mi compañero, aunque no fuera el Jimin real.

-Por fin saliste.-Dijo una voz a mis espaldas. -Te esperé por tanto tiempo...

Con algo de miedo, no quise darme la vuelta, pero reconocía la voz, a veces se presentaba desfigurado a mitad de la noche, me hacía daño y se burlaba de mí.

Yoongi, también se había convertido en una pesadilla ficticia que me perseguía, pero aprendí a pasar de ella aunque a veces apareciera por semanas.

-No eres real, deberías cansarte. Y quiero que sepas, que ya no volveré a hablarte.-Dije y seguí caminando a pesar de escuchar sus pasos cercanos a mí.

Por supuesto, seguía teniendo ruido, dolores de cabeza, me irritaba fácilmente y tenía alucinaciones sensitivas de tacto, vista y sonoros, pero la diferencia es que ahora sabía que lo eran. Sabía gestionar o al menos lo intentaba con gran esfuerzo y aunque era cansado, eso no me impedía hacerlo.

Por si mis capacidades no fueran suficientes, pude graduarme a distancia de la carrera, así que esperaba tener un futuro como compositor o intérprete a piano. Cualquier cosa que pudiera dejarme enlazado con la música.

Cuando llegué a la casa de mi Tía, quien me había dejado regresar, sentí nervios en todo el cuerpo.

Una cesta de fruta y una corona de flores que felicitaban mi regreso estaban en el pie de la puerta.

Eres Extraño Jungkook | Kookmin Kookgi (Edición 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora