Después de confesarles a mis hijos que soy su mama, Carmela le dijo a Ángel que era su verdadera madre. Todos lloramos, al principio de enojo, pero después eran de alegría. No podía estar más feliz de tener a mis hijos conmigo otra vez. He sufrido mucho para que ese momento se hiciera realidad y por fin, por fin se hizo realidad.
-No quiero romper este momento tan feliz, pero yo tengo hambre - dijo Angelito.
-Yo también tengo hambre, ¿por qué no cenamos algo?
-¿No veis que estamos en un momento muy feliz? ¿No podéis esperaros un rato más?
-Ay papa, pero yo ya tengo hambre.
-Os esperáis un rato más, no hay opción - dijo Esteban.
-Mama, tu eres la señora de la casa, decide tú, ¿a que vamos a cenar ya? - miré a mi hija, todavía no podía creer lo que escuchaba de su boca. Además, ¿cómo podía negarme, si me hacía su carita de angelito que así nadie podía negarse?
-Voy a decirle a Tránsito que nos prepare algo para cenar - dije yendo hacia la cocina con una sonrisa.
-¡Si!
-¡Tengo a la mejor mama del mundo!
-Ni te hacen caso papa - todos se rieron menos Esteban.
-Se ve que mi opinión ya no cuenta - regresé a la sala, me acerqué a Esteban y lo abracé.
-Claro que cuenta, mi amor - le di un beso en su mejilla y vi como sonrió.
-Tu opinión papa, ha importado muchos años, ahora deja que sea la de mama la que importe.
-No hijos, ni la de vuestro padre es más importante que la mía ni al revés. Los dos somos vuestros padres y los dos tenemos que dar la opinión.
-Veis porque tengo a la mejor mamá del mundo - Estrella se acercó a mí y me abrazó.
Minutos después, nos fuimos hacia el comedor para cenar. Pasamos un rato muy divertido, por fin, podía disfrutar de una cena con mi familia sin mentiras. Reímos mucho, eso era lo que más me gustaba de mi familia, siempre estábamos riendo. La felicidad que tenía en ese momento, no lo cambiaba para nada.
Por la noche, hicimos algunas partidas de ajedrez. Jugué contra mis hijos varias veces. Los pobres no me podría ganar. También jugué contra Esteban. Y por supuesto que lo gané. Tengo grabados en mi mente cada uno de sus movimientos, cada una de sus jugadas, lo conozco a la perfección. Para mí, es bastante fácil ganarlo, pero a veces es algo difícil, ya que sale con alguna jugada nueva.
Los gané a todos. Mis hijos enseguida se pusieron a reclamar, en eso eran igual a Esteban, no se podía negar que eran sus hijos. Más tarde, estábamos en la sala hablando, vimos la hora y nos fuimos a dormir. Antes de ir a mi habitación con Esteban, fui a las habitaciones de mis hijos, les di las buenas noches y fui a mi habitación.
-Ha sido un día agotador - dije mientras me sentaba en el tocador para desmaquillarme. Esteban estaba sentado en la cama leyendo.
-Agotador pero feliz.
-Muy feliz - nos miramos a través del espejo.
-¿Y tú? ¿Estás feliz? - vi como dejaba el libro en la mesita de noche y se acercaba a mí.
-Demasiado feliz. A veces pienso que es un sueño, no puedo creer que he recuperado a mis hijos y que me aceptan como su mamá.
-Créelo, porque es verdad. Has luchado, sufrido y llorado tanto, que te mereces todo lo mejor que esta vida pueda darte - su cara se acercó a mi cuello y empezó a darme besos.