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La que ha sido una lluvia constante se disipa entre las luces de la ciudad. Una gota cae justo en el centro del foco de una de las lámparas del letrero de un comercio cerrado. Se evapora siseando. Disparos contundentes rasgan los sonidos noctámbulos de Tokio. En este barrio no hay ambulantes post fiesteros ni bulliciosos centros nocturnos, solo gatos merodeantes, solitarios andenes y por desgracia, malas intenciones.

Una adolescente acababa de presenciar el asesinato de sus padres. Ella corre, arrastra su vida sin aliento. Es ahora un ratón que escapa de la muerte que se tragó a sus padres, se esconde detrás de un gigantesco cubo de basura que parece una bestia cubierta de suciedad y apestosa. La joven se encoge a un lado del asqueroso monumento. Parece no sentir la lluvia que la atiza sin piedad. Su corazón golpea sus rodillas, pero no puede hacer nada más que abrazarlas. No puede hablar, ni gritar, ni pensar. Su mirada esta colgada del brillante letrero verde frente a ella: "EXIT". El letrero se mueve y ella piensa que se ha mareado. Frente a Rin se abre la puerta de emergencia del viejo edificio, parte del callejón que la esconde. De ella salen a prisa dos hombres y el que parece un joven no mucho más alto que ella. El más alto y corpulento de los tres nota su presencia, y en lugar de dale cara a la única salida de aquel callejón, como sus acompañantes, se acerca a la temblorosa niña que se encuentra encuclillada, pálida y diminuta. Pareciera que se desmayará en cualquier momento. Se retira el ligero casco , dejando ver unos ojos ambarinos tan amables como salvajes.

--Padre, ¡¿Qué demonios haces?! Te ha visto. -- Replica el mas alto de las otras figuras, mientras adopta posición de ataque, agitando la poderosa Katana que sostiene. Su voz, profunda y tranquila aunque inquietante, a la joven le parece que le ha escuchado antes...

--Shhh, ¿qué vas a hacer Sesshoumaru? ¡Baja eso!. El enmascarado obedece bufando. ¿Estás herida? — el hombre que le extiende a la aturdida chica su gigantesca mano sonríe por un momento. -- Está bien, no te haremos daño. La sangre que tienes ahí... no es tuya, ¿verdad? — Rin reacciona por primera vez, recibiendo con aquellas palabras el golpe de realidad que la deja sin voz. Las palabras no pueden formularse ni en su mente. Se siente vacía. Totalmente sola. Lágrimas rojas ruedan por sus mejillas. No sabe que tiene la cara cubierta de sangre. Puede distinguir por primera vez elementos básicos de quien tiene enfrente. Su cabello es largo y plateado, lo mantiene atado en una cola de caballo alta. Es un hombre gigantesco. Esta armado. Quizá la matará ahí como aquellos malditos bandidos han asesinado a sus padres, esos tres parecen un grupo de asesinos, o unos ninjas con pistolas y Katanas. Probablemente se trata del mejor panorama para la niña. Dejar de ver la tragedia que aún ni siquiera termina de procesar.

--¡Se acerca alguien! - Exclama el menor, con voz ronca e inquebrantable, adoptando la misma posición que el otro espadachín pero con una impresionante espada con una forma de colmillo espectacular. –Me parece que son tres.

--Hijos, creo que esos bastardos no son los que nos buscan a nosotros. Los que vienen te buscan a ti, ¿verdad?-. La que en ese momento parece una pequeña, deja escapar un interminable sollozo. Vienen por ella y no tiene escapatoria.

--Padre, tampoco tardarán en llegar nuestros enemigos--. Dice de nuevo el más alto. El que llaman padre no aparta sus extrañamente cálidos ojos de Rin. Y disculpándose con ella, la toma en sus brazos.

-Sesshoumaru, acércate hijo-. El enmascarado que sostiene la katana de mango azúl obedece y se acerca a su padre. -Ten a la niña. Esto es lo que vamos a hacer, Inuyasha y tu iniciaran la retirada, van escapar con ella. Te la encargo a ti porque eres el más rápido y fuerte-. Se escucha un "Fhe" despectivo por parte del menor. -- Yo me encargaré de los que vienen por nosotros. Ustedes estén alertas de los que vienen por ella. Son más de tres Inuyasha. Agudiza el oído-. El chasquido de su arma pone punto final a sus instrucciones. El de la espada colmillo asiente y sale del callejón gritando "¡MUÉVETE SESSHOUMARU!" El mayor clava su desconocida mirada en su progenitor. -mientras Rin tiembla y se abraza de su cuello. El masculino perfume mezclado con el olor del cuero que viste penetra en su nariz y le dan calma. Definitivamente lo conoce, quizá de otra vida. --Padre, debes estar bromeando...-

Asesinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora