3

498 61 14
                                    

El celular vibra insistente desde las ocho de la mañana. Él ha estado despierto desde entonces, haciendo flexiones, abdominales y katas de gran dificultad en el gran espacio de su habitación. Ignora el molesto vibrato, pues esta aferrado a recuperar su fuerza, su paz y a inhibir la parálisis que le causa la culpa. Sabe que no puede estar encerrado toda la vida, pero aún no puede enfrentar nada. Mira el reloj de cabeza, pues se encuentra parado de manos. Son las once en punto. El sudor recorre sus fuertes brazos y se siente revitalizado. Piensa que el teléfono vibra cada cinco minutos y por un instante piensa que podría ser una emergencia, pero si así fuera, se trataría de, opción uno: algo que no le interesa en absoluto, u, opción dos: algo que le interesa totalmente, y, si se tratase de Rin, temía que la única noticia posible sería devastadora. La que terminaría por derrumbar la poca cordura que le queda. Escucha pasos acercarse corriendo por el pasillo, acompañados de los gritos de su estúpido medio hermano, que le llama por su nombre. La lluvia de golpes en la puerta se hace presente y piensa que no tiene paciencia para eso particularmente el día de hoy. Hoy le romperá las manos de una vez por todas para que se olvide de esa adquirida costumbre de llamar a su puerta como un desquiciado.

"¡Maldita sea Sesshoumaru, no contestas el maldito celular y mi padre esta llamándote desde temprano! ¡Tu estupidez me tiene asombrado! ¡IDIOTA! ¡CONTESTALE O TENDRE QUE DECIRTELO YO!!".

"¡INUYASHA DEJA DE GRITAR Y GOLPEAR ASI LA PUERTA!" Los gritos de Izayoi determinan que es suficiente. Quiere, no. Necesita un paseo en motocicleta. Sesshoumaru abre la puerta mirando a Inuyasha con absoluta repulsión y odio, y cuando va a asestarle un golpe en el rostro, el menor grita, soltando minúsculas gotas de saliva que aterrizan el el rostro del mayor, sin embargo, no es esto lo que detienen la trayectoria de su puño. "Se trata de la chica. Esta despierta" , exclama el menor. Aunque Inuyasha no termina en el suelo llorando, su corazón siente dicha y sonríe como un niño pero solamente en su interior. Lo empuja saliendo de su habitación. --¡¿Por qué mierda nadie me lo dijo!?.

-¡SESSHOUMARU MI PADRE LLEVA LLAMANDOTE TODA A MAÑANA!. --Por lo menos lo había hecho rabiar. Bajo la escalera rápidamente y al tomar sus llaves fue que se dio cuenta de que no sabía que decirle a Kimori Rin. No sabía si quiera si era buena idea. Además, es consiente de otro detalle...

--Oye imbécil, ¿En serio vas a ir a ver a una niña de trece años recién resucitada medio desnudo, apestoso y barbón? –Inuyasha le provoca desde el piso superior, pero le mira sonriendo. Parece feliz por él, y tiene toda la razón. Vuelve casi volando por la escalera, directo a la habitación y antes de cerrar la puerta en el rostro de su medio hermano sonríe vilmente y le dice "Gracias Inuyasha, ya puedes volver con Higurashi escondida en tu habitación. Tu atolondrada madre se la pasa escuchando esos programas de radio en su vivero, pero yo, desde aquí escucho claramente lo que haces, y solo diré que creo con total seguridad, que Higurashi finge. Piérdete enano. El sonido de la regadera ahoga las violentas replicas y golpes de Inuyasha hasta que desaparecen por completo.

..

Una vez más, la motocicleta negra se eleva del suelo y atraviesa la ciudad echando chispas en cada curva. La respuesta a la cuestión de la velocidad empleada para conducir aquel "Demonio de dos cabezas", como años después llamaría a la motocicleta FTR R Carbon de Indian Motorcycle, su "amiga especial", no tiene, normalmente más respuesta que el usual "porque puedo" que rige la vida de nuestro protagonista. Hoy es porque verdaderamente quiere verla. Necesita cerciorarse de que se encuentra bien para poder volver a ser tan malo como siempre. Si Rin dejaba de importar, y continuaba con su vida, él no tendría que volver a pensarla jamás. Además, hay algo más, que deformaba su razonamiento. Siendo sinceros no quiere olvidarse de Rin para que deje de ser un problema. No es ni bueno ni malo. Solo es, y lo que es, es que quiere verla. Piensa que su mente ha divagado demasiado durante tres meses, pero esto lo ha hecho madurar. Se sentía más fuerte, aunque cansado, y también frágil, porque si lo que encuntra en el hospital no le gusta, sabe que se romperaa en mil pedazos. (No. No tengo nada que proteger. No es mi responsabilidad.) Pasa un semáforo en rojo sin dudar y se encuentra a sí mismo nervioso cuando ve el inmenso edificio de cristal a lo lejos. Decide que debe saberlo antes de verla. Se comunica con su padre desde el adaptador en su casco y para su buen humor, él contesta rápidamente, aunque parece que esta conversando con alguien pues pide que le permitan "un segundo con su hijo". -Que pasa cachorro -- la voz de su padre inunda el casco.

Asesinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora