Asesinos.

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Primero que nada, quiero agradecerles su lectura con todo el amor y toda la humildad que en mi cabe. Esto es un disfrute personal y compartirlo con ustedes me hace muy feliz. En serio. Mi día favorito es en el que publico una actualización y comienzo a leerlos. Me presumo a mi misma de la amistad que nace de estas interacciones quizá superficiales, pero sumamente importantes. Gracias por siempre estar. Saben quienes son. Gracias por inspirarme y por acompañarme. Los pienso con cariño y les agradezco. Esto es para ustedes. Ahora si. Que empiece a desmoronarse todo...

En la gran casa Taisho, se han reunido todos muy a pesar de Sesshoumaru, pero como siempre, por Rin no había problemas. Este año la joven ha decidido festejar su cumpleaños en familia, como una hija más de Doctor Taisho. En la terraza de piedra, donde se suelen festejar estos eventos, se hallan los más allegados a la joven Rin Taisho y han disfrutan de una sencilla parrillada con música, cervezas, y paletas de hielo para combatir el calor. Han acudido a su festejo la anciana Kaede, Jakotsu, Sango, Miroku, sus tres hijos (Hisui ya corriendo torpemente y peleando con sus hermanas), Jinenji, Jaken, Kohaku, Ayame, Koga, no podemos olvidar a los anfitriones, Toga Taisho e Izayoi. Inuyasha y Kagome avisaron que llegarían tarde, como siempre, pero en estos momentos ya se encuentran en camino. Es una reunión intima que hasta ahora ha transcurrido dentro de los estándares de control que el asesino considera adecuados. Shippo, se la ha pasado bebiendo y tratando de animar a un muy deprimido Kohaku, que apenas y puede seguirle el ritmo al pelirrojo. El joven exterminador acaba de ser oficialmente abandonado. Su novia rompió su relación tan solo una noche antes y ahora se siente como si le hubieran extirpado una astilla gigante de las entrañas. Aún así. Hace un esfuerzo por mantenerse animado durante la fiesta, y como Sango se tomó la libertad de decirle a todo el mundo, el joven recibe tantos mimos que parecería que el cumpleañero es él. Al menos, algo así es lo que Sesshoumaru piensa malhumorado. Es el día en el que la mujer que considera su reina nació, veintidós años atrás, que aquel niño llorón la opaque le parece de muy mal gusto. El que todos se encuentren reunidos no es algo que disfrute, pero al pasar el tiempo ha aprendido a confiar en que los demás pueden continuar sus pretensiones y proteger a Rin, que es lo que más le importa.

Comienza a atardecer y las risas se tornan más estridentes. El verano y su calidez llaman a los grillos y cigarras a cantar feliz cumpleaños a Rin, y así, se retira la anciana Kaede, junto con el sol, prediciendo el descontrol de Jakotsu por la bebida, llevándoselo consigo como su cuidador. Ambos se despiden de Rin dejándole obsequios, no están presentes cuando llegan Kagome e Inuyasha irradiando una particular aura romántica, madura y cómplice, extraña de percibir fuera de su privacidad. Si, es un suceso extraño para todos, pero reconfortante.

De igual manera, Sesshoumaru se encuentra más presente que en los eventos familiares comunes y corrientes. Es extrañamente muy físico y empalagoso con su esposa frente a todos los demás, más que de costumbre, toda una rareza en el. Su hermano se lo adjudica al alcohol. La realidad es que, su instinto más primitivo, por no decirle animal, tiene la necesidad de abrazarla y de mantenerse muy cerca de ella, pues todo el mundo la halaga y la pretende por su cumpleaños. Intenta de alguna manera marcar su territorio, aunque tratándose de su familia fuere absolutamente innecesario. El lo sabe, pero no puede controlarse, al menos, se mide. Si bien no se están divirtiendo tanto como en Egipto el año pasado, con ella y solo con ella (y Jaken), él esta genuinamente feliz por la festividad de su esposa. Si ella no hubiese nacido, su vida no sería tan suave desde que se casaron. No habría tenido nunca la dicha de escogerla como su esposa y de vivir la vida que le da algo de encanto a su existencia además de si mismo. Es motivo para celebrar. Más que navidad, más que su propio cumpleaños.