—Está bien —hizo una pausa—. Justin te manda saludos, Jake.
—Hola. —Escuché murmurar a Jake desde el fondo—. Dile que
venga.
—Jake dice que deberías venir.
—Dile que la próxima vez —murmuré, incluso a pesar de que una
parte de mi quería ir.
—Justin dice que vendrá la próxima semana —le gritó a Jake y rodé
los ojos por lo gritona que estaba siendo. Tenía la certeza de que Jake
no se hallaba muy lejos de ella.
—¿Qué vas a hacer esta noche? —Cambié el tema.
—Voy a ver la serie Criadas y Malvadas.
—Tú no tienes una sirvienta. —Miré mi cama mientras hablaba por
teléfono.
—Es un programa de televisión. —Se rió y sonreí con el sonido de su
risa de niña.
—Iba a decirlo.
—No Justin , no gané la lotería y no me casé con un Madison o un
Vanderbilt.
—Ya sabes que no voy a casarme y creo que todos los Vanderbit
son gays.
—¡Justin ! —Su voz se elevó en señal de desaprobación. —Estoy bromeando. Bueno, no acerca de la parte de mí no
casándome.
—Nadie quiere casarse contigo Justin Madison.
—_____ —suspiré y me senté en la cama—. ¿Quieres salir o no?
—No. Te lo dije tengo un programa de televisión que ver.
Rodé los ojos mientras hablaba—: ¿No lo tenías en DVD?
—Lo tengo.
—Entonces puedes salir.
—No quiero salir.
—Vamos. —Fruncí el ceño enojado. Si fuera otra chica ya la habría
olvidado. No era un tipo que se tomaba la molestia con chicas que
jugaban. Afortunadamente para _____, era mi mejor amiga y
sabía que no jugaba.
—¿No tienes un pequeño libro negro? Llama a una de esas chicas.
—No quiero salir en una cita. Quiero relajarme.
—Pídeselo a Tomás.
—Tomás salió. —Comenzaba a enojarme con el hecho de que no
quería salir—. Y de cualquier modo salimos anoche.
—¿Te estás enojando conmigo? —Se rió—. Oh Justin , tú crees que
todas las chicas deberían posponer todos sus planes sólo para salir
contigo, ¿verdad?
—No.
—Si quieres salir, puedes venir aquí y ver la televisión conmigo.
—La loca de Linda no va a estar ahí, ¿cierto?
—Estará en su habitación. La veremos en mi habitación.
—No quiero una repetición de la última vez —gemí y cerré los ojos
mientras recordaba a Linda tratando de acorralarme en el baño para
besarme.
—¿Cuándo te volviste tan exigente? Pensé que estarías feliz de que
Linda tratara de besarte. —Tenía bigote.
—¿Y?
—Y es bizca.
—Va a operarse.
—¿Del cerebro? Porque no parece muy inteligente.
—Justin eres terrible.
—Por eso me amas. —Me reí—. Estaré a las siete, ¿está bien?
—Está bien.
—¿Qué quieres que lleve? En realidad no me digas, déjame
adivinar. Sal, papas fritas, galletas de chocolate, una botella de vino y
gomitas con forma de ositos.
—Me conoces demasiado bien. —Se rió _____ y podía
imaginar su sonrisa impaciente en mi cabeza y eso me hizo sonreír.
—Vas a ponerte gorda, ¿sabes eso verdad?
—No me digas. ¿No podré ser tu mejor amiga una vez que sea
gorda?
—Desearías poder dejarme así de fácil. No voy a ir a ningún lado.
—Bueno nunca sabes. Quizás yo sí.
—¿Qué quieres decir con eso? —Fruncí el ceño y me senté en el
borde de la cama.
—Nada, tengo que irme. Te veo a las siete.
—Está bien.
—Oh, ¿y Justin ?
—¿Sí?
—Trae una camiseta si planeas quedarte a dormir. Estiraste la mía la
última vez.
—Bueno, si insistes en comprar camisetas de tallas para niñas, eso es
lo que pasará. Soy un hombre, tú sabes. —No necesitas preocuparte demasiado. Serás capaz de caber en
camisetas para gordos pronto.
—_____ eres tonta. —Me reí y salté de la cama sintiéndome
emocionado—. ¡Comenzaré a entrenarte en el gimnasio si quieres!
—No quiero —hizo un ruido que me hizo pensar en sexo.
—No hagas ese ruido —gemí.
—¿Qué ruido?
—Ese sonido de gemido.
—¿Estás loco? ¿Qué sonido de gemido? —gimió otra vez.
—Acabas de hacerlo otra vez. —Fruncí el ceño, no queriendo
pensar en ella de esa forma. _____ era la única chica que tenía
como amiga. Era la única chica con la que no había tratado de dormir
y quería recordarlo de esa forma.
—Justin tú tienes sexo en el cerebro. Estoy sorprendida de que
quieras estar conmigo esta noche.
—Me cancelaron —dije a la ligera y esperé a que dijera algo.
—Guau, ¡no me siento especial! Soy la chica de respaldo número
dos.
—Número cinco. —Me reí—. Las otras cuatro chicas con las que
quería salir estaban ocupadas.
—Justin , ¿realmente tienes que decirme eso?
—No, pero valoro la honestidad. —Me reí con facilidad incluso
aunque era una mentira. No le pedí a ninguna chica salir.
—Si no nos hubiéramos conocido de niños no habría forma de que
fuéramos amigos ahora. —La voz de _____ sonó un poco enojada.
—No puedo evitar ser guapo.
—Lo sé. Sólo que parece que no puedes evitar ser rico o inteligente
o arrogante.
—Oye, oye para. —Fruncí el ceño—. ¿Estás bien? —Estoy bien. —Suspiró—. Ven a mi casa a las seis y media. No quiero
estar hablando contigo cuando empiecen mis programas.
—No queremos que esas criadas se sientan como si las estuvieses
ignorando, ¿verdad? —bromeé y gimió.
—Tengo que irme, Jake me está mirando porque sigo arrojando el
frisbee a un lado —resopló y luego colgó. Arrojé mi teléfono en la cama
y luego revisé mi apariencia en el espejo antes de dejar mi habitación.
Miré mi apuesto rostro y fruncí el ceño. A veces me preguntaba cómo
sería la vida si no fuera tan apuesto. ¿Las chicas reaccionarían diferente
si mis ojos no fueran tan azules y brillantes? ¿Aun querrían despeinar mi
sedoso cabello si fuera pajoso y grueso? ¿Todavía me mirarían con
añoranza si luciera como un chico normal? Tomé una profunda
respiración y salí de la habitación y me pregunté cuánto tomaba por
garantizado en mi vida. Mi abuela siempre me decía que era
afortunado de tener esos hermosos ojos azules de bebé. Aprendí desde
una corta edad que todo lo que necesitaba para salir de los problemas
era dar una amplia sonrisa y una rápida mirada de dolor. Me salía con
la mía en casi todo con mi mamá y mi abuela. Hasta que por supuesto,
todo cambió.
Había sido diferente con mi papá y _____. Ella parecía ser
inmune a mis miradas. Nunca coqueteó conmigo o expresó algún tipo
de interés. Habíamos sido amigos desde que éramos pequeños y
seguimos siendo amigos todo el camino hacia la universidad. Nunca ha
habido una ocasión que ella expresará interés romántico en mí. Ni
siquiera en la secundaria, cuando todas las chicas empezaron a
coquetear conmigo. Fuimos asignados como compañeros de
laboratorio en química y pasó más tiempo mirando los tubos de ensayo
que a mí. Fue desconcertante al principio. Asumí que eventualmente
sería como todas las otras chicas una vez que alcanzara la pubertad.
Incluso soñé que me rogaría que la besara y que fuera su novio una vez
que nos hiciéramos adolescentes, pero nunca me trató como algo más
que su mejor amigo. Por supuesto culpé por un par de meses su falta de
interés por ser lesbiana, pero luego comenzó a balbucear sobre un
chico de primer año llamado Tony y me di cuenta que se interesaba en
los hombres como la mayoría de las chicas en la escuela. Simplemente
no se encontraba interesada en mí. Me molesté un poco al principio,
pero luego me gustó la idea. Ella sería mi primera mejor amiga real que
sólo estaba interesada en ser amigos. No tendría que preocuparme
porque se enamorara de mí y no tendría que preocuparme de que meenamorará de ella. Fue en la secundaria donde cementamos nuestra
eterna amistad. Era la única persona estable en mi vida. La única
constante. Se preocupaba por mí más allá de mi dinero y mis miradas.
No quería nada más que ser mi mejor amiga. No demandaba
emociones ni promesas que no podía cumplir. Entendió que no amaba
y nunca lo haría.
—Muévete. —Empujé a _____ en la cama—. Tragona.
—Siéntate en la silla. —Me sacó la lengua.
—Tu silla no es cómoda. Quiero sentarme en la cama.
—Eres fastidioso. —Negó con la cabeza y su largo cabello marrón
voló mientras se movía—. Ven, entonces. —Palmeó el colchón a su lado.
Rápidamente me dejé caer en la cama a su lado y levanté mis pies.
—Justin , quítate los zapatos. —Me golpeó en el brazo y me reí.
—Está bien, está bien. —Me agaché, desaté mis cordones, dejé caer
los zapatos en el piso y me acosté—. ¿Así que está por comenzar La
Criada Catty?
—Se llama Criadas y Malvadas, y sí. —Me miró—. Será mejor que no
te duermas.
—No prometo nada. —Me reí y empujé mi cabeza de vuelta en su
almohada—. Tu cama es tan cómoda.
—Entonces, ¿por qué no tienes una cita esta noche? —Me miró con
una expresión curiosa en su rostro. No quería que supiera que no invité a
nadie a salir.
—Supongo que están ocupadas por los exámenes finales.
—Los finales no son hasta la otra semana. —Hizo una mueca—. No
creo que las chicas con las que sales estudien tan pronto.
—Tú has estado estudiando.
— Tú no sales con chicas como yo. —Se rió, y me estiré y la agarré.
—¿Qué quieres decir con eso? —Quiero decir que no sales con chicas inteligentes. —Se encogió de
hombros y sus ojos marrones brillaron hacia mí.
—Algunas de las chicas con las que salgo son inteligentes. —Mi
mano descansó en su brazo por unos segundos más—. Quizás no tan
inteligentes como tú, pero son inteligentes.
—Umjum. —Rodó sus ojos—. Tú no lo haces con chicas inteligentes.
—Lo hago con todas las chicas. —Sonreí y gimió—. ¿Qué? —Me reí—
. Es verdad.
—Necesitas enamorarte.
—Ugh, no me menciones el amor. —Me estremecí.
—Vamos Justin .
—No estoy interesado. —Suspiré y pensé en el abusivo matrimonio
de mis padres que duró demasiado porque se amaban—. No estoy
hecho para el amor. Estoy hecho para hacer el amor.
—Realmente piensas que eres una especie de prostituto, ¿verdad?
—Suspiró.
—No un prostituto. —Mis dedos acariciaron su mejilla—. Recuerdo
cuando te besé, no te opusiste.
—Jugábamos a la botellita. —Rodó los ojos, pero pude ver una
tonalidad roja subiendo por su rostro—. Y teníamos trece.
—No tenías que usar la lengua. —Sonreí y lamí mis labios y gimió
alejándose de mí.
—Miremos la televisión. —Agarró el control remoto y subió el
volumen—. Ahora cállate.
—Eres tan mandona.
—Shhh. —Puso su dedo sobre sus labios y se rió para seguir viendo la
televisión. La pantalla mostraba a un montón de chicas guapas y me
pregunté lo que sería dormir con una mucama. Me encontraba
ocupado mirando los senos de una de las actrices cuando _____
gritó y salto en la cama, haciendo que casi me cayera.
—Amiga, ¿qué te pasa? —La miré con preocupación y me miró. —Shh. —Puso su dedo en sus labios y volvió a ver la pantalla—. Tiene
una pistola.
—¿Quién tiene una pistola? —susurré al mirar la televisión.
—Shh. —Gruñó y me dio un codazo.
—Auch, eso dolió. —Vi su cara mientras veía intensamente la
televisión. Sus ojos se encontraban alerta y pude ver que realmente
estaba concentrada. Sonreí al pensar en hacerle cosquillas y distraerla.
Estaría tan enojada si lo hiciera. Debatía en poner en riesgo su ira
cuando la televisión se fue a comerciales.
—Justin , ni siquiera estás viendo la serie. —Se giró para mirarme con
labios fruncidos.
—Es aburrido. —Me encogí de hombros—. Vayamos afuera y
hagamos algo.
—Ya te dije que no quería salir esta noche. —Negó con la cabeza.
—Está bien. —Me recosté y bostecé—. Aburrido.
—No sé porque viniste si querías salir.
—¡Quería pasar el rato contigo! —Me giré hacia su lado para poder
hablar con ella—. Ni siquiera me has preguntado qué tal estuvo mi cita
anoche.
—Porque no quiero saber. —Sacudió la cabeza mientras sonreía.
—¿A qué te refieres con que no quieres saber? —Levanté una
ceja—. Tú siempre quieres saber.
—Justin , no quiero animarte en tus turbios hábitos para salir. —
Sacudió la cabeza.
—Entonces, ¿no quieres saber el drama que pasó anoche? —Incliné
mi cabeza y me giré para enfrentarla. Me di cuenta como sus ojos se
abrían de la emoción. Sabía que realmente quería saber que había
pasado. _____ se involucraba en los chismes y el drama como
cualquier otra chica. Ni siquiera podía asegurar porque actuaba como
si no le importara.
—¿Qué pasó? —jadeó finalmente, incapaz de detenerse.
—Pensé que necesitabas concentrarte en tu serie. —Éstos son los momentos en los cuales puedes utilizar el DVD.
Páusalo. —Me sonrió y apuntó el control en la televisión—. Escúpelo
todo.
—¿Estás segura que quieres saber? —Levanté una ceja y casi reí con
la expresión de ansiedad en su cara.
—Sí, sí. —Asintió y se me acercó—. Cuéntame todos los detalles. ¿Te
gritaron? ¿Te dieron una cachetada? —Su voz se elevó ansiosamente—.
Oh por Dios, ¿pelearon?
—_____. —Moví mi cabeza mientras reía—. Estás viendo
demasiado ese programa de televisión.
—Dime —lloriqueó y tomó mis manos—. Necesito saber. —Intenté
ignorar el calor de sus dedos en mi piel. Sus dedos se sentían suaves y
sólo me presionaban ligeramente. Me moví en la cama debido al leve
zumbido de electricidad que sentí por tocarla.
—Digamos que a Jackie no le importó en absoluto. —Volví a
levantar una ceja—. Al menos, no creo que a sus senos les haya
importado ya que se frotaron de arriba a abajo en mi pecho.
—¿Qué? —La boca de _____ se abrió y sus ojos se estrecharon
al mirarme. Vi un reflejo de decepción en sus ojos, pero se desvaneció
rápidamente—. ¿Aun así durmieron contigo?
—No. —Me defendí, aunque no podía asegurar porque quería que
supiera que no me acosté con ellas—. No tuvimos sexo. Bailó sobre mis
piernas —dije, encogiéndome de hombros.
—¿Qué? ¿Planeaste una cita con dos chicas en una noche y una
de ellas te bailo sobre las piernas? —Sacudió la cabeza.
—Bueno, llevé a Tomás conmigo para que estuviera con Sally.
—Qué lindo de tu parte. —Rodó los ojos.
—¿Crees que soy un cerdo? —Sonreí.
—Sólo digamos que no saldría contigo. —Se recostó y sus ojos
marrones me vieron con disgusto—. Ni siquiera te importa, ¿verdad?
—Me importas tú. —Me acerqué y le pellizqué la mejilla—. Pero sólo
porque eres una niña malcriada y te he conocido durante años.
—Me refiero a las chicas con las que sales. —Me importan. —Me encogí de hombros—. Les pido que salgamos,
yo pago, les doy lo que ellas quieren.
—No, a ti no te importa. —Se alejó de mí y frunció el ceño.
—Sí me importan.
—Nunca le has dado a alguna chica lo que realmente quiere. —
Movió la cabeza con desaprobación—. A nadie. Ninguna de ellas ha
sido tu novia.
—Ugh, no digas esa palabra. —Temblé.
—No entiendo porque no consigues una novia. —Suspiró—. No todas
tenemos gérmenes, sabes.
—Créeme, lo sé. —Lamí mis labios sugestivamente y emitió un
quejido.
—Todo lo que te importa es el sexo.
—Al menos no miento y no les digo que quiero una relación. —
Suspiré, no queriendo entrar en una conversación sobre mi temor para
formalizar una relación—. No estoy interesado en tener una relación.
—Sí, sí, lo sé. —Tomó el control remoto—. Ahora shh.
—Espera, ¿qué? —Tomé su mano—. ¿Ya vas a prender la televisión?
—Sí. —Me sonrió y me guiñó el ojo—. Sabes lo mucho que necesito
mi drama. Y parece que está noche voy a tener que conseguirlo de las
criadas y no de tu lamentable vida amorosa.
—Lo que sea. —La miré—. Debería irme si vas a ser mala conmigo.
—Ajá. —Me dedicó una mirada desafiante—. Ambos sabemos que
eso no va a pasar.
—Abusadora. —Hice una mueca y sonrió.
—Eres un desastre, Justin Madison.
—Tú eres un desastre mayor, _____ O’Hara. —Le sonreí,
mostrándole mis dientes perfectos y mi hoyuelo.
—No puedes utilizar tu encanto conmigo, Sr. Madison. —Bateó sus
pestañas hacia mí mientras inclinaba la cabeza. —Pero al menos puedo intentarlo. —Pretendí ponerme un sombrero
y se rió.
—Shh. —Presionó iniciar en el control y las criadas regresaron a la
pantalla. Me acosté y traté de entender que era lo que veía en esa
serie, pero mi mente empezó a divagar en algunos minutos. Saqué mi
teléfono de mi bolsillo y chequé mis mensajes de texto. Tenía un
mensaje de Jackie preguntándome si me encontraba ocupado y si
quería ver una película. Sabía exactamente lo que eso significaba.
Quería avanzar de su baile sobre mis piernas a algo real. Traté de
imaginarme su cara, pero todo lo que podía recordar era a ella rozando
sus senos más pequeños de lo que normalmente me gustan sobre mi
cara. Borré el mensaje y puse de nuevo el teléfono en mi bolsillo. Tenía
una regla, nunca dejaría que una chica interrumpiera mi tiempo con
_____. Creé la regla en la secundaria cuando casi destruí nuestra
relación por dejarla plantada la mayoría de los viernes por la noche
cuando invitaba a chicas extrañas al cine en el último momento. Aún
puedo recordar el enojo en los ojos de _____ cuando me acusó
de tomarla como algo seguro.
—No sé tú, Justin , pero yo nunca pondría una cita por encima de mi
mejor amiga. —Parecía como si estuviera echando humo por las orejas,
mientras me lanzaba dardos con los ojos.
—No fue a propósito —murmuré molesto porque se estuviera
enojando.
—Esta es la cuarta vez que me has abandonado en el último
momento por ir a una cita. —Empezó a contar con sus dedos—. Y es la
última vez. No volverás a hacérmelo. No soy una de esas chicas de
segunda opción, sólo porque soy tu amiga.
—Nunca dije que fueras mi segunda opción. —Rodé los ojos debido
a lo dramática que era. ¡Chicas!
—No tenías que decirlo. Esa es la manera en la que me has estado
tratando. —Su dedo me pinchó en el pecho mientras echaba los
hombros hacia atrás—. Ésta es la última vez. La próxima vez que me
abandones en el último momento será la última vez que me llames
mejor amiga. —Sus palabras habían sido melodramáticas y un poco
exageradas, pero me asustaron. No podía imaginar una vida sin
_____ estando ahí para mí. Rodé los ojos y pensé que sabía que
exageraba, pero nunca la he vuelto a abandonar en el último instante. —Oh por Dios, eso fue loco. —Los chillidos de _____ me
distrajeron de mis pensamientos—. No pensé que eso iba suceder.
¿Pensaste que la iba a matar?
—Um, ¿lo supuse? —balbuceé y le sonreí.
—No lo estabas viendo, ¿verdad?
—¿Verdad o mentira? —Le sonreí cuando saltó de la cama—. ¿A
dónde vas?
—Voy por un poco de agua. ¿Quieres?
—Preferiría una cerveza.
—Está bien. Espera. —La miré salir de la habitación y miré con
atención el cuarto. Era pequeño, pero era exactamente como
_____. Se encontraba decorado en azul y verde y había cerca de
al menos quince fotografías enmarcadas en las paredes. Sonreí mientras
veía una foto de nosotros en Disney del verano pasado. Salté de la
cama y miré diferentes fotos que contaban nuestra amistad. Me hacían
recordar tantos momentos. Caminé alrededor y miré todas las fotos
pero después fruncí el ceño. Había una foto de _____ y yo en mi
fiesta de cumpleaños número ocho. Era una foto de nosotros cortando
el pastel mientras mis padres se hallaban de pie detrás de nosotros
sonriendo. Miré la foto por unos segundos y después me di la vuelta. La
farsa que había sido. Nos veíamos como una familia feliz. La sonrisa de
mi padre escondía su aventura con su secretaria. Era demasiado cliché,
ni siquiera era divertido. Y mi mamá, bueno, mi mamá era la mentirosa
más grande de todas. Su sonrisa escondía sus problemas de alcohol. Y
escondía el hecho de que yo no le importaba una mierda. Se fue de la
casa unos años después y nunca regresó. No le importé y tampoco le
importó nuestra familia.
—De acuerdo, ya regresé. Decidí tomarme una cerveza también. —
_____ entró en la habitación sonriendo—. Lo sé, lo sé, estás
sorprendido. Tenemos clases mañana y estoy tomando, pero después
de esta semana he decidido que merezco un trago. —Se detuvo y me
dio una botella para después mirarme a la cara—. Oye, ¿qué pasa? —
Frunció el ceño y estudió mi rostro.
—Nada. —Tomé la cerveza y le di un largo trago. El sabor agrío y frío
se sintió bienvenido en mi boca y en mi garganta. —¿Nada como “nada”, o nada como “no voy a hablar acerca de
eso”? —Se acercó y miró directo a mis ojos. Me giré hacia otra
dirección. No estaba de ánimo para lidiar con ella o sus intuiciones.
_____ parecía poder averiguar cuál era mi estado de ánimo con
sólo mirarme a los ojos o estudiar mi lenguaje corporal. Me molestaba
de sobremanera. A veces un hombre sólo necesitaba ser un hombre.
Ese era el problema con tener una chica como tú mejor amiga. Ellas
querrían hablar acerca de todo. No dejaría que las cosas se olvidaran y
siempre necesitaba saber cuáles eran mis pensamientos reales. A veces
sólo quería decirle que me dejara malditamente solo, pero sabía lo
sensible que era acerca de todo por eso resistía todo lo que podía.
—Estoy bien. —Me lancé en la cama y agarré el control—. Voy a ver
que están dando en ESPN, ¿está bien?
—De acuerdo. —Se sentó en la cama a mi lado—. ¿Qué paso en los
tres minutos que me fui a la cocina?
—Nada —gruñí y miré el televisor.
—Eres tan irritable. —Se quejó y se levantó—. Déjame pensar, te
hallabas parado justo aquí. —Se paró a un lado de la cama y miró
alrededor, su cara sumida en una profunda concentración. Traté de
ignorarla, pero no pude parar de mirarla. Había algo acerca de
_____ que no podía ignorar. Especialmente cuando vestía sus
pantalones cortos de porrista. Sabía que se encontraba mal de mi parte
ver sus piernas fijamente como lo estaba haciendo, pero no podía dejar
de mirarla. Me miró para después fruncir el ceño. Mi respiración se
detuvo cuando se giró para mirarme. ¿Se dio cuenta que veía sus
piernas descubiertas? Se veían mucho más largas de lo que recordaba.
Y más bronceadas. ¿Las había estado mostrando últimamente?
—¿Qué? —Fruncí el ceño mientras seguía mirándome.
—Shh. Estoy pensando. —Me miró y luego su vista regresó alrededor
de la habitación. Miró la pared y después se detuvo delante de la foto
que había estado viendo. Me congelé al darme cuenta de que lo iba a
averiguar. Estaba enojado porque había estado mirando la foto de mi
madre. ¿Qué tan cliché era? Típico hombre con problemas maternos.
Esperé a que comenzara la conversación acerca de mi mamá. Me
quedé recostado mirando el techo, esperando a que sacara el tema.
Era inevitable. _____ era de aquellas personas que podían averiguar todo fácilmente—. Entonces, ¿qué quieres hacer? —Regresó
a la cama y yo la miré con los ojos entrecerrados.
—¿Ah? —dije mientras se unía conmigo a la cama.
—¿Qué deberíamos hacer? —Me sonrió antes de tomar un gran
trago de su cerveza y hacer una mueca. No estaba seguro porque
tomaba cerveza, ya que odiaba el sabor de la misma.
—¿Qué quieres hacer? —Me senté, sintiéndome relajado de
nuevo—. Y por favor no me digas que me quieres bailar en las piernas.
No estoy seguro de que pueda resistir dos en una noche.
—Ya quisieras. —Rodó los ojos y me reí, volví a mirar sus largas piernas
por un segundo y retiré la mirada.
—No particularmente, no puedo imaginar que tú seas muy buena
en eso.—