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manera indirecta. Pobre de ti. Toda inteligente y sin embargo, te
quitaba los caramelos. —Pero esa es la cosa —Podía oír la sonrisa en su voz—. Todo lo que
quería era ser tu amiga. Nos sentábamos juntos en cada clase, pero
nunca me hablaste. Sólo jugabas con los chicos. Y yo tenía muchas
ganas de ser amiga del chico lindo con el cabello rubio y ojos azules
brillantes, a pesar de que era un niño malo.
—¿Querías ser mi amiga? —La miré de nuevo—. ¿Por qué?
—Sé que a los siete años los niños no notan a las niñas todavía, pero
las niñas a los siete años si notamos a los niños lindos.
—¿Estás diciendo que estabas enamorada de mí? —Mi mandíbula
se abrió por el shock.
—Lo estaba —Se rió—. Solía ir a casa cada noche y hacer que mi
mamá me tome ortografía y matemáticas, sólo para poder hacer bien
los exámenes todos los días.
—¿Qué?
—Sí. Vi la forma en que solías observar mis dulces todos los días.
Sabía que la manera más fácil de llegar a convertirte en mi amigo era
ganar los dulces todos los días, y funcionó. Nos convertimos en los
mejores amigos.
—Tú, pequeña tramposa... —Mi voz se apagó y me reí, intentando
recordar a la ________ de siete años—. Pero eras tan tranquila y
dulce. Todo el mundo pensaba que nuestra amistad era un error, y que
yo te convertiría en una especie de marimacho.
—No creo que nadie esperara que nuestra amistad durase— dijo—.
Supongo que es raro para la gente que seamos amigos durante tanto
tiempo y no haya sucedido nada.
—Bueno, algo si sucedió —Mi corazón dio un salto y tomé una
respiración profunda—. Espero que no arruine nuestra amistad.
—No lo hará —Agarró mi brazo—. No voy a dejar que lo haga.
—Bueno —Me dirigí a la autopista—.Yo tampoco.
—De hecho, estoy bastante segura de que quiero que me lleves al
hotel ahora —Susurró y me congelé.
—¿Al hotel?
—Si —Asintió—. Si no estás muy triste. —¿Sabes lo que estás diciendo, ________? —hablé lentamente.
—Sí —Su voz era segura—. Sé exactamente lo que estoy diciendo.
Hay ciertos momentos en tu vida que te definen. No tienen que ser
monumentales o de esos que cambian la vida, pero son momentos en
los que puedes mirar hacia atrás y decir que definieron tu reputación.
Nunca he sido una persona que piensa mucho sobre la reputación.
Siempre he vivido mi vida, he hecho lo que quería, y he ido hacia mis
asuntos. Incluso cuando se trataba de ________, nunca la puse
primero. Siempre se trataba de mí y cómo me sentía. Nunca he
pensado en lo que era conveniente para ella o estresante. Era un amigo
egoísta. Por supuesto, nunca me di cuenta de eso completamente
antes, pero a medida que entramos en la suite de un hotel de lujo,
sabía que esto no era correcto. No era así como debía ser la primera
vez de ________. No había absolutamente nada especial acerca de
perder la virginidad en un hotel en Charleston. No importaba lo mucho
quería esto o a ella. No estaba seguro de cómo decírselo. Ella estaba
tan emocionada. Yo estaba tan emocionado, sabía que era el lugar
informal perfecto para tener relaciones sexuales. Si tuviéramos sexo en
mi casa o en su apartamento, los recuerdos siempre se mantendrían y
no quería que los recuerdos estuvieran vinculados a cualquiera de los
lugares en los cuales pasábamos tiempo frecuentemente. Quería que
fuera tan olvidable como sea posible, por lo que cuando las cosas
volvieran a la forma en que solían ser, no hubiese ninguna
incomodidad. Me dolía pensar en el tiempo sin intimidad con
________. Ahora que la había probado, estaba seguro de que nada
volvería a ser lo mismo, pero también sabía que no podía darle lo que
ella necesitaba.
Ver a mi madre sólo había reforzado lo que significaba para mí el
amor. Era una emoción creada por los seres humanos para hacerle
frente al hecho de que a veces la vida ponía mierda. Al final del día, el
amor causaba más problemas que soluciones. Al final del día, era mejor
hacerle frente a la lujuria, la lujuria era una emoción real. La lujuria era
verdadera. Nunca nadie se quejaba de ser lujurioso.
—La habitación es preciosa —________ intervino lentamente y
miró a su alrededor—. Luce como una Presidencial. Se volvió a darme una pequeña sonrisa y mi corazón dejó de latir
mientras la miraba fijamente a los ojos. Ella confiaba en mí infinitamente.
Sabía eso sin lugar a dudas.
—Tal vez no deberíamos hacer esto —Empecé a hablar y vi como su
rostro caía—. No sé si este es el lugar ni el momento adecuado.
—Quiero esto —dijo en voz baja y camino hacia mí—. Quiero esto.
—No aquí —Negué con la cabeza—. No así.
—¿Qué hay de malo aquí? —Miró a su alrededor y estudió la
habitación—. ¿Lo has hecho aquí antes?
—No —Me reí y sacudí la cabeza—. Este es uno de los pocos lugares
donde no lo he hecho.
—Eres un cerdo, Justin —Ella puso los ojos en blanco y no estaba
seguro si estaba bromeando o no.
—No aquí, ¿de acuerdo? —Le toqué el hombro suavemente y ella
me miró.
—¿Qué está pasando Justin? ¿Por qué me tratas como una
pequeña princesa? —Me miró y puso su rostro frente al mío.
—¿Qué? —La miré fijamente en shock—. ¿De qué estás hablando?
—Estoy hablando del hecho de que desde que nos besamos me has
estado tratando como una muñeca frágil que podría romperse si haces
algo mal.
—________ —Fruncí el ceño—. No estoy seguro de lo que estás
diciendo.
—¿Sabes por qué nuestra amistad ha funcionado todos estos años,
Justin? —Me dio un codazo en el pecho y negué con la cabeza,
eligiendo permanecer en silencio—. Porque somos honestos entre
nosotros, porque no nos juzgamos. Porque... —Hizo una pausa y me
agarró de los hombros—. Los dos somos fuertes y conocemos nuestras
propias mentes. Sé que piensas que eres el gran chico del campus. Sé
que eres caliente, apuesto y tienes a todas esas chicas y yo solo soy la
pequeña y vieja ________, tu mejor amiga. Nunca he salido y no
tengo experiencia, pero déjame decirte algo, Justin. Sé exactamente lo
que estoy haciendo y esto no va a funcionar si empiezas a actuar como
un cobarde a mi alrededor. —¿Acabas de llamarme vagina5? —Mis labios temblaron.
—Sabes lo que quiero decir —Sus ojos brillaron en los míos—. Deja de
hacerte el idiota.
—No me estoy haciendo el idiota. Estoy tratando de ser bueno. Estoy
tratando de ser cuidadoso. Estoy haciendo esto para ti.
—No me trates como cualquier otra chica — Ella suspiró.
—Eso es un poco difícil — Fruncí el ceño—. Me gustas.
—Me refiero a que no sólo desaparezcas, pero no seas alguien que
no eres —Hizo una pausa—. Tírame a la cama, camina hacia mí, utiliza
tus famosas líneas, inténtalo y preséntame a un amigo. Espera —Se echó
a reír—. No hagas eso último.
—No hay manera de que te enganches a alguno de mis amigos —
Le di un vistazo—. De ninguna manera.
—¿Ni siquiera con Tomas? — Me sonrió dulcemente.
—No, ni siquiera con Tomas —La agarré y la atraje hacia mí—. ¿Por
qué mencionas a Tomas? ¿Te gusta?
—No —Sonrió y pude ver su rubor.
—________ —dije lentamente. Podía sentir mi estómago revuelto—
. ¿Estas enamorada de Tomas?
—No —Negó con la cabeza—. Es lindo, pero no es mi tipo.
—¿Oh?
—Es un jugador —Se echó a reír—. Tal vez un jugador más grande
que tú. Penelope me dijo que hizo un movimiento en ella
recientemente.
—¿Oh? —Sentí que mi respiración salía más rápido.
—Sí, él quería tener un poco de diversión —gimió—. Nunca quiero
conectar con un tipo que conectó con Penelope.
—Oh, ¿en serio? —Aparté la vista de ella. —Simplemente me parece asqueroso —hizo una mueca—. Dos
amigas saliendo con un chico.
—Sí, supongo —Suspiré—. Así que ¿estás lista para que nos
vayamos?
—No me quiero ir —pronunció lentamente y agarró mi camisa y tiró
de mí hacia ella—. ¿No escuchaste lo que estaba diciendo?
—Te escuché, pero todavía no creo que esto sea lo correcto...
—Justin. Si yo fuera una de tus rubias tontas, ¿estarías arrastrándome
fuera en este momento?
—Tú no eres una de mis rubias tontas —suspiré—. Eres mi...
—Lo juro, Justin, si me dices que soy tu mejor amiga una vez más voy
a gritar. Ahora mismo no quiero que me trates como tu mejor amiga.
Ahora quiero que me trates como tu rubia tonta —se rió—. Nunca pensé
que diría eso —Se inclinó y me besó—. Nunca pensé que haría eso
tampoco —Se apartó un poco y luego me besó de nuevo suavemente.
Fui tomado por sorpresa por sus acciones. Esta no era la ________ que
conocía. Esta era una criatura totalmente diferente. ________ estaba
actuando como una zorra. Esto me deleitaba y me asustaba. ¿De
dónde había salido esta chica, no, de donde había salido esta mujer?
No tuve mucho tiempo para pensar mientras ella presionaba sus labios
contra los míos más duro. Podía sentir sus labios temblando contra los
míos mientras empujaba su lengua en mi boca, vacilante. No pude
evitar responder, entonces. Agarré la parte posterior de su cabeza y tiré
de su cuerpo contra el mío. Chupé su lengua con impaciencia y sentí
sus manos extenderse hacia mi pelo.
—Ves, Justin —susurró mientras me agarraba—. Esto es lo que haces
con otras chicas. Quiero que me desees tanto como a ellas.
Fruncí el ceño ligeramente ante sus palabras. ¿No se daba cuenta
de que no había otras chicas que pudieran compararse con ella? Era la
única que me había encendido en meses. Había tendido a fantasear
sobre ella cuando estaba con otras chicas. Me aparté de ella
ligeramente cuando me di cuenta que necesitaba contarle sobre
Penelope.
—Tengo que decirte algo —Pasé mis manos por su cabello y tomé
una profunda respiración. Me miró con brillantes ojos expectantes. Pude
ver el deseo en su expresión. Sabía que si se lo decía ahora, arruinaría el momento. Sabía que todo se arruinaría si le contaba lo que había
sucedido en la parte trasera de la camioneta.
—¿Sí, Justin? —Me instó después de unos segundos. Sentí sus manos
alrededor de mi cintura y supe que este era un momento decisivo para
los dos.
—Te deseo tanto —Me incliné hacia delante y le susurré al oído. No
era una línea, sino la verdad absoluta—. Te deseo tanto que tengo
miedo de que este momento no vaya a ser todo lo que querías que
fuera y quiero que sea perfecto, ______. Quiero que cada segundo
sea perfecto.
—Lo será —susurró.
—No quiero que sea aquí. Quiero que sea en mi cama, en mi casa.
—Pero... —Su voz se apagó.
—Nunca he tomado a nadie allí, ______. Eres la única que ha dormido
en esa cama.
—¿Dormir siendo la palabra operativa? —Arqueó una ceja hacia mí.
—Nadie ha estado en esa cama conmigo —Sacudí la cabeza—. Así
que será la primera vez para ambos.
—Divertido —Me sonrió y se pasó las manos por la espalda—.
Todavía quiero quedarme aquí esta noche, sin embargo.
—Pero, no vamos a... —empecé y luego me detuve—. Pero no
necesitamos apurarnos en eso. Sólo estar juntos será bueno.
—¿Estás seguro de que estás de acuerdo con eso? —Sus ojos
buscaron los míos—. Sé que no es diferente a nuestra rutina habitual.
Pero de alguna forma lo es.
—Oye, vamos a ver una película, pedir una pizza y simplemente
relajarnos —Sonreí—. Siempre estoy dispuesto a pasar tiempo contigo.
—Tienen un jacuzzi aquí, también —sonrió—. Estaba pensando que
podríamos ir allí esta noche.
—¿En serio, ahora? —Sonreí—. ¿Tienes un traje de baño contigo?
—No —me guiñó un ojo—. Pero haré que algo funcione.
—Suena interesante. —¿Interesante? —Arqueó una ceja hacia mí y lancé mis manos al
aire.
—Oye, oye, oye. Puedo ser un jugador, pero no soy un chulo. No
tengo líneas sexys listas para todas las ocasiones.
—¿Por qué no? —Sonrió y corrió hacia la cama y saltó sobre esta—.
Vaya, es súper suave.
—¿Estás tratando de tomarme el pelo? —Me acerqué a la cama
rápidamente y me dejé caer junto a ella y la tomé en mis brazos. Se
acurrucó junto a mí y pasé las manos por los lados de su cintura.
—Tal vez.
—Te lo dije, no aquí —Le sonreí y pasé los dedos por su culo y apreté
sus nalgas.
—Eres un bromista —Ella me hizo un mohín y sus ojos marrones rieron
hacia mí.
—¿Oh, sí? —Sonreí y empujé mis dedos entre sus piernas y froté
suavemente.
—Justin —gimió y mordió su labio inferior, abriendo mucho los ojos
mientras la acariciaba lentamente.
—¿Sí, cariño? —Sonreí y moví mi mano de nuevo a su culo.
—¿Estás tratando de volverme loca?
—No —reí—. No lo creo.
—¿Estás bien? —Su expresión cambió y me miró con seriedad.
—Sí, ¿por qué? —Fruncí el ceño.
—Me refería a lo de antes —Se mordió el labio inferior—. Me di
cuenta de que nunca terminamos de hablar de tu madre.
—________, ahora no es el momento para hablar de mi mamá —
Suspiré—. Para ser honesto, nunca necesito hablar de ella de nuevo.
— Yo sólo quería... —comenzó y me incliné hacia delante y la besé
para callarla. Sus ojos se abrieron cuando mordí su labio inferior, duro, y
la besé con más fuerza. Mis manos la movieron más cerca de mí y la
rodé sobre su espalda y me posicioné encima de su cuerpo. No iba a
follarla, pero iba a tenerla rogándome. Sonreí para mis adentros mientras pensaba en lo que iba a hacer con ella. No iba a saber dónde
terminaba su cuerpo y dónde comenzaba el mío cuando hubiera
terminado con ella. Y, sin embargo, todavía no tendría su liberación. Por
lo menos no aquí. No esta noche. Me aparté de ella y le quité la
camiseta de su cuerpo. Sus pechos estaban casi derramándose fuera
de su sostén.
—¿Es del tamaño correcto? —La miré y sonreí.
—¿Qué? —Me miró aturdida.
—Tu sujetador parece un poco, eh, pequeño —Me reí y pasé mis
dedos por la parte superior de sus pechos—. No estoy seguro de que
estén destinadas a derramarse así.
—Eres un idiota —Sacudió la cabeza y se rió.
—¿Entonces? —esperé—. Demasiado pequeño ¿eh?
—Sí, es un poco pequeño —Me sonrió—. Pensé que si me compraba
una talla más pequeña, los haría parecer más animados.
—No necesitan parecer más animados —La levanté y desabroché
su sujetador—. No, en absoluto —Me quedé mirando sus pechos
desnudos y sonreí. Entonces estiré mis manos y apreté sus pezones. Vi
cómo se endurecían y sonreí antes de correr mis dedos por encima de
ellos ligeramente—. Tienes unos hermosos pechos verdaderos.
—¿Eh? —gimió levemente y me miró perpleja.
—Nada —Me reí—. Tomas y yo vimos a esta chica con pechos falsos.
—Ya veo —me lanzó una mirada—. ¿Cómo supiste que eran falsos?
—Bueno —me detuve. Normalmente, le diría la verdad. Para ser
honesto, no podía recordar si ya le había dicho la verdad sobre lo que
había sucedido esa noche. Sin embargo, mientras estaba sentado allí
con ella en la cama, no quería decirle como lo supe. Se sentía de mal
gusto. Y me sentía como si eso fuera a hacer de este momento algo de
mal gusto. No quería que ella pensara que tenía la costumbre de jugar
con los pechos de las muchachas. No quería que pensara que esto no
era especial para mí. Porque, con toda seriedad, esto lo era todo para
mí. No tomaba este momento a la ligera. Sí, he apretado muchos
pechos y jugado con un montón de pezones. He follado tetas y
chupado a lo mejor de ellas. Sin embargo, ninguna de ellas ha sido tan
hermosa para mí. En este momento, me sentía como si esta fuera la primera vez que verdaderamente apreciara cuan maravillosos eran los
pechos—. Tomas me dijo —Me encogí de hombros y mentí—. Él los sintió
en un bar.
—¿Tú los sentiste, también? —Pude ver la duda en sus ojos cuando
me hizo la pregunta. No quería saber la verdad. Estaba casi seguro de
ello.
—Por supuesto que no —Negué con la cabeza—. ¿Crees que soy
una especie de cerdo?
—Por supuesto que sí —se echó a reír, pero me di cuenta de que
parecía complacida por mi respuesta—. ¿Qué clase de hombre le
pregunta a una chica si compró el sostén de talla equivocada?
—Un tipo con conocimiento en senos y sostenes —Le guiñé un ojo y
gimió.
—Ajá —Puso los ojos en blanco—. Eres un hombre de pechos, ¿eh?
—No puedo mentir. Me encantan los pechos y culos por igual —Me
lamí los labios—. Me encanta follar a una chica desde atrás y agarrar
sus tetas y luego... —me detuve—. Bueno, tal vez esa sea demasiada
información.
—Está bien —Extendió la mano y acarició mi cara—. No tienes que
hablarme de forma diferente, ahora que me conoces más íntimamente.
—Supongo —Hice una pausa y luego me incliné y tomé su pezón
derecho en mi boca y lo chupé suavemente. Se retorció en la cama
debajo de mí y empecé a mordisquearlo también. Gimió con fuerza y
pude sentirme volverme más duro mientras ella se movía debajo de mí.
Moví mi boca a su otro pezón y lo chupé con más presión. Estaba duro
como una roca y supe que ________ estaba tan caliente como yo.
Mis dedos se abrieron paso por su estómago rápidamente y hacia sus
pantalones. Desabroché el botón rápidamente y deslicé mis dedos
hacia su ropa interior. Gemí cuando toqué su humedad. Estaba
empapada y no pude evitar frotar su clítoris con fuerza, deseando
ponerla aún más húmeda.
—Justin —gimió debajo de mí.
—Sí, ________ —murmuré contra su pezón mientras lo lamía con
mi lengua. —Pones tus dedos en mi ropa interior tan rápidamente ahora —Se
echó a reír—. No hay ninguna duda en absoluto.
—Bueno, ya sabes —Sonreí—. Me di cuenta de que no necesito
preguntar. Hemos sido amigos por años.
—Todo lo que quiero saber —jadeó—. ¿Es por qué no lo has hecho
antes?
Levanté la vista hacia su rostro, sus ojos estaban llenos de deseo y
tenía una pequeña y linda sonrisa en su cara mientras me miraba.
—Quiero saber lo mismo —murmuré antes de inclinarme para
besarla—. Pienso en todas esas noches que desperdiciamos.
—No sé si mis padres hubieran estado tan de acuerdo contigo
quedándote si hubieran visto tus dedos en mi ropa interior —Me sonrió.
—O tus labios sobre mi polla —le guiñé un ojo.
—No has sentido mis labios en tu polla, todavía.
—Estoy esperando esa noche... —le guiñé de nuevo y se sonrojó.
—Ya veremos —Lamió sus labios y gruñí y la besé de nuevo con
fuerza. Me devolvió el beso con pasión y sentí sus brazos en mi espalda
tratando de tirar hacia arriba mi camisa.
—¿Estás tratando de desnudarme o algo así?
—O algo así —gimió y yo me senté derecho y tiré de mi camisa y la
lancé al suelo—. Quítate los pantalones también —murmuró y la miré
con sorpresa y luego me eché a reír.
—Mandona —dije mientras me levantaba de un salto y me sacaba
los vaqueros—. ¿Debo quitar estos también? —Señalé a mi bóxer y
asintió suavemente, mirándome cuidadosamente. Me lo saqué
lentamente y ella se quedó sin aliento mientras miraba mi polla dura.
Ésta estaba apuntando hacia afuera y ella extendió la mano para
tocarla con cautela—. Oh mierda, ________ —gemí mientras pasaba
sus dedos hasta arriba del eje y luego apretaba la punta.
—Estás duro —Pasó sus dedos hacia atrás y hacia adelante y luego
metió la mano por debajo y agarró mis bolas suavemente.
—Y poniéndome más duro —Me agaché y saqué sus pantalones
vaqueros y luego la miré—. ¿Puedo quitar tus bragas? —Sí —Asintió y luego se detuvo—. ¿Crees que es una buena idea, sin
embargo?
—¿Qué quieres decir? —Dejé de bajarlas y miré su coño
parcialmente expuesto.
—Quiero decir, ambos estamos desnudos y no vamos a tener
relaciones sexuales —Se mordió el labio inferior—. ¿Crees que será fácil
detenerse?
—Me voy a detener —Asentí, sintiéndome confiado de mis
capacidades para controlar la situación.
—Está bien —sonrió—. No me importa si no lo haces, por cierto —Sus
dedos corrieron hasta sus pechos y los tocó casualmente y lamió sus
labios.
—¿Qué estás haciendo? —Mis ojos se estrecharon mientras la
miraba fijamente. Sentí que podía ponerme aún más duro.
—Quería ver como mis pechos se sentían, ya que estabas tan
enamorado de ellos.
—¿Nunca has tocado tus pechos?
—Sólo para lavarlos, nunca de una manera sexual.
—¿Alguna vez te has masturbado? —Continué tirando de sus bragas
hacia abajo y luego la miré de nuevo.
—En realidad no —Negó con la cabeza.
—¿Qué quieres decir con “en realidad no”? —Mis ojos se
estrecharon y me acosté a su lado.
—He tratado de tocarme, pero en realidad no sentí nada.
—Ya veo —Sonreí entonces y pasé mis dedos por su coño—.
Cambiaremos eso.
—¿Cómo? —Frunció el ceño y pasó sus manos por mi pecho.
—Te voy a enseñar qué hacer y podemos conseguir algunos
juguetes.
—Oh —Se mordió el labio inferior—. Está bien. —Me voy a quedar con ellos, sin embargo —Mis dedos encontraron
su clítoris de nuevo y lo froté—. No quiero que los uses sin mí.
—¿Por qué no? —jadeó cuando deslicé dos dedos dentro de ella.
—No quiero que te vengas cuando no estoy allí —gruñí cuando
abrió sus piernas y comenzó a gemir—. Tal vez si estoy en el teléfono,
pero no tú sola.
—No querría hacerlo sin ti —Se quedó sin aliento y me reí.
—Confía en mí, vas a querer, e incluso puede que lo intentes, pero
te prometo que nunca será tan bueno como lo es conmigo.
—Oh, Justin —gimió mientras movía mis dedos más rápido—. Siento
como si fuera a estallar.
—Sólo relájate y dejarte llevar —Le susurré al oído y luego mordí el
lóbulo de su oreja. Cerró los ojos y pude sentirla perdiéndose en el
momento. Saqué mis dedos mientras sentía su cuerpo tensarse.
—¿Qué estás haciendo? —Abrió los ojos y gruñó.
—Vamos a intentar algo —Le sonreí.
—¿Qué? —Me miró con los ojos llenos de deseo.
—Quiero que subas tus piernas hasta mi cara.
—Eh, está bien —frunció el ceño—. ¿Y?
—Y baja tu cabeza hasta mi polla.
—Oh —Sus ojos se iluminaron—. ¿Quieres un 69?
—¿Estás de acuerdo en intentarlo?
—Sí —Asintió con entusiasmo y se puso de rodillas y se volteó. Se
puso encima de mí y me montó a horcajadas, su cara justo delante de
mi polla. Se inclinó y me tomó en su boca rápidamente, y yo la jalé para
atrás rápidamente. Su aliento fresco se sentía delicioso en mi polla, y
supe que si me chupaba demasiado duro y rápido no iba a durar
mucho tiempo.
—Espera —gruñí—. Ve lento —Y luego levanté sus piernas
ligeramente y las extendí un poco más amplias—. Retrocede un poco —
Le di instrucciones y cautelosamente regresó así su coño estaba
directamente encima de mi cara—. Necesito que te relajes —susurré mientras agarraba su culo y lo ponía directamente en mi cara. Podía
sentir su cuerpo temblando mientras lamía su coño, pero pronto mi
mente ya no estaba más en su temblor mientras ella me tomaba en su
boca de nuevo, esta vez aún más profundo que antes. Lamí su clítoris
rápidamente y lo chupé con fuerza, antes de meter mi lengua dentro
de ella. Sabía tan bien, y no podía tener suficiente de ella. Parecía
como si ella se sintiera de la misma manera, porque chupó mi polla
como si fuera su comida favorita. Supe pronto que ella iba a venirse
porque los labios de su coño empezaron a temblar contra mi lengua. Se
vino duro y rápido en mi cara y la lamí con avidez. Fue mientras yo
estaba chupando su clítoris que me vine. Traté de tirar de ella, pero
seguía chupando mi polla cuando terminé en su boca. Movió sus labios
arriba y abajo aún más rápido mientras chupaba la punta de mi polla y
se tragó hasta la última gota de mi venida. Me sentí completamente
exhausto, mientras ambos terminábamos de venirnos y ambos
colapsamos. La atraje de nuevo hacia mí y nos besamos suavemente.
—¿Lo disfrutaste? —Le pregunté suavemente, pasando mis manos
por su cabello.
—Eso fue increíble —Sonrió y pasó sus manos por mi pene—. Fue
absolutamente increíble.
—Sí, lo fue —La sostuve en mis brazos, jugué con sus pechos y la besé
en la parte superior de su cabeza. Puso su cabeza en mi pecho y sólo
nos quedamos allí en silencio. Supe el momento en que se quedó
dormida porque su respiración cambió. La mantuve entre mis brazos y
traté de no pensar en por qué esto estaba mal. Traté de no pensar en
todo lo que iba a ser diferente ahora. Lo que acabábamos de hacer

JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora