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—Tal vez estaba esperando saber si conseguía una beca para la
transferencia.
—Ya veo. —Sin embargo no lo hacía. Estaba enojado y más
cabreado de lo que había estado en mucho tiempo.
—Es genial que entrara. —La voz de Jake sonaba rígida, su voz
apagándose—. Ella siempre soñó con ir allí.
—Supongo. —Fruncí el ceño y miré a la pared. Volví a pensar en la
escuela secundaria cuando ________ y yo habíamos discutido de
universidades. Pensé ambos estábamos emocionados de ir a la Estatal
juntos. Pensé que ambos nos graduaríamos juntos. Suspiré cuando me di
cuenta que esos eran mis planes. Podía vagamente recordar a
________ hablando de ir a una universidad de la Ivy League, pero
nunca le había prestado mucha atención. Tal vez la estatal no había
sido el sueño de ambos. Yo sólo pensé que iríamos a través de todo
juntos. "¿Y qué pasa después de la graduación?" Una voz susurró en mi
cabeza. "¿Que entonces?" Podía sentir mi corazón golpeando mientras
me daba cuenta de que no tenía ni idea de lo que sucedería a
continuación. Supe en ese momento que no quería seguir trabajando
para mi padre. De hecho, ni siquiera estaba seguro de que quería
permanecer en Charlestown o Carolina del Sur. ¿Qué pasaría si me mudaba? ¿Podría convencer a ________ para que se mudara
conmigo? Fruncí el ceño de nuevo. ¿Cómo demonios iba a esperar que
ella se mudara conmigo? Eso no era una expectativa realista de un
amigo. Me sentí mal del estómago cuando me di cuenta de que la vida
misma iba a cambiar nuestra amistad y no el hecho de que ahora
éramos amantes. Sabía que sería demasiado esperar que ella se
mudara conmigo, especialmente porque no tenía ni idea de dónde
quería mudarme.
—¿Estas bien, hermano? —Jake me miro preocupado otra vez y fingí
una carcajada. No quería que comenzara a sospechar.
—Sí, estoy bien. —Asentí mientras bajábamos las escaleras. Me
encogí al oír la voz de Penelope. No quería tener que lidiar con ella en
este momento. Levante la vista y le di una sonrisa rápida. —Hola
Penelope. —Dije y la mandíbula de todos cayó incluyendo la mía
cuando ella corrió hacia mí y me dio un rápido abrazo y un beso en la
mejilla.
—Hola Justin. —Sonrió mientras permanecía junto a mí. Mierda, es
todo lo que podía pensar para mis adentros. Mierda, mierda, mierda.
Había estado preocupado de que ella podría actuar obvia, pero nunca
había esperado pegajosa.
—¿Cómo estas? —Le pregunté educadamente.
—He estado pensando en ti. —Ella batió las pestañas y se pasó las
manos por el pelo. Vi a los padres de ________ mirándonos con
curiosidad e incluso Jake parecía confundido.
—¿Donde esta Nanna? —les pregunté a todos rápidamente. —No la
he visto todavía.
—Ella está en la cocina con ________. —Penelope puso su mano
en mi brazo—. Deja que te lleve a decir hola.
—Uh bien. —Asentí con la cabeza, pensando que ahora también
sería un buen momento para tener una conversación rápida con ella.
Salimos de la sala de estar, por el pasillo, la empujé rápidamente en el
estudio.
—Te extrañé demasiado niño grande. —Sonrió y se inclinó para
besarme. —No. —Negué con la cabeza y encogí al pensar en sus labios
tocando los míos.
—Está bien. —Sonrió—. Puedo ser rápida.
—¿Rápida? —Fruncí el ceño y luego comencé a verla con los ojos
entrecerrados mientras empezaba a desabrocharse la blusa. —¿Qué
estás haciendo? —Mi voz era molesta y estaba empezando a
enfadarme de nuevo.
—Justin, cariño, quiero... —Comenzó y me congelé. Yo no podía
hacerle frente a esta mierda ahora mismo. Tomé una respiración
profunda y deslice mis manos por mi cabello.
—Mira Penelope, tengo que decirte algo. —Mordí mi labio inferior.
No estaba seguro de si ________ apreciaría el hecho de que estaba a
punto de decirle a ella nuestro secreto, pero no podía soportar que no
lo supiera.
—¿Qué? —Sus ojos se estrecharon. —¿Estás avergonzado de
cogerme? ¿Soy una de tus chicas desechables?
La miré fijamente en shock. —Nosotros no follamos. ¿De que estas
hablando?
—Casi lo hicimos. —Sus ojos eran brillantes y parpadeantes, me di
cuenta de que mis evaluaciones anteriores de ella eran correctos. Era
una perra loca.
—Chupaste mi polla por unos segundos y yo no podía tenerla dura.
—La miré y vi su cara enrojecerse.
—Chupe tu polla, la tuviste dura, pusiste tu polla entre mis pechos y
luego te pusiste blando porque estabas borracho.
La miré fijamente durante unos segundos y luego mire hacia otro
lado. No podía decirle que sólo me puse duro porque fingí que era
________. Mi estómago se volteó cuando me di cuenta de que la
mierda estaba a punto de llegar y no tenía salida.
—No entiendo por qué eres tan mezquino Justin. Pensé que yo era
algo especial para ti. ¿Quiero decir porque jodes con la mejor amiga de
tu mejor amiga? —Negó con la cabeza—. Donde mierda has vivido si
sabes que todo está bien. —Ella extendió la mano para tocarme de
nuevo. —¿No te gusto, Justin? —La miré horrorizado durante unos
segundos. Esta era mi peor pesadilla volviéndose realidad. —Justin, Penelope, donde están. —La voz de ________ se sumió en
la habitación antes que ella. Nos dio a ambos una dulce sonrisa y luego
volvió a hablar.
—Nanna les dice que la comida esta lista. —Hizo una pausa,
mirándonos a los dos de nuevo—. ¿Qué está pasando?
—Nada. —Negué con la cabeza, todo lo que podía oír era el sonido
de olas rompiendo. Me quedé mirando los ojos de ________, parecía
sorprendida y preocupada. Mi corazón se rompió y sabía que ella sabía
que algo estaba mal. Miré por encima de mí y observe como Penelope
rápidamente abrochaba los botones de su blusa. ¡Mierda! Miré de
nuevo a ________ y me devolvió la mirada con una expresión de
dolor y una pregunta en sus ojos. Negué con mi cabeza y ella suspiró.
—¿Están listos para comer? —preguntó ella alegremente y salió de
la habitación. Mire fijamente su espalda yéndose y sabía que estaba
molesta. Peor aún, me sentía como la mierda. Mi cabeza palpitaba y
sentía como si fuera a hiperventilar. No sabía qué hacer. Ella estaba
dejándome. Pensó que la estaba engañando con su amiga. Su familia
quería que ella estuviera con Elliott. Ella no quería decirles que
estábamos saliendo. Me congele cuando me di cuenta que ahora
estaba considerándola alguien para salir. Me detuve en silencio y corrí
escaleras arriba al cuarto de baño, cerré la puerta y puse agua fría
sobre mi rostro. Me quedé mirándome en el espejo, no reconociendo el
rostro mirándome de vuelta. Sí, tenía los mismos vibrantes ojos azules, el
mismo pelo rubio de moda, mismo pelo facial, mismos labios, misma
nariz, sin embargo había algo diferente en mí. Ya no era sereno y
despreocupado. Era timador y perturbado.
También estaba volviéndome loco porque quería que ________
fuera mi novia. Quería que todos supieran que estábamos juntos. No
quería que su familia pensara en ella con otro hombre. Yo no quería
pensar en ella estando con otro hombre. Quería que ella fuera toda
mía. No era suficiente con sólo ser amigos con beneficios. Los beneficios
eran grandes, pero yo quería más. Me lavé la cara con agua de nuevo.
¿Que se había apoderado de mí? No tengo novias. Esto complicaría
todo y ni siquiera estaba seguro de si ________ quería eso. Entonces
pensé en Penelope. Ella lo arruinaría todo. Con una sola palabra de su
gran boca, todo iba a estar terminado. Estaba enojado conmigo mismo
por joderlo, pero una parte de mí también estaba tranquilo al respecto.
Esta era la vida. Nunca es de la forma que debería. Este era finalmente
el por qué no creía en el amor. Alguien o algo inevitablemente llegaría a joderlo. Suspiré cuando me di cuenta de que ________ y yo
estábamos condenados antes de incluso estar juntos.
No había sentido incluso tratar de ver lo que podría suceder. Saqué
mi teléfono y envié le un mensaje de vuelta a Tomas.
Tú sabes que yo siempre estoy DTF6. Esa es mi mo7. Nos vemos esta
noche.
Pulse enviar y puse el teléfono en mi bolsillo. Bajé las escaleras, salir
por la puerta principal, alejándome. Me sentí mal por dejar a
________ y sin una explicación, pero sabía que ella podría irse con
otra persona. Mi teléfono comenzó a sonar unos dos minutos más tarde.
Era ________. Apague mi teléfono y conduje a casa. Me desplomé en
mi cama, tire de su almohada hacia mí, oliéndola. Su esencia fue la
gota que colmó el vaso y por primera vez en mucho tiempo, me
encontré llorando.
Me desperté a la mañana siguiente sintiéndome mareado y rígido.
Me sorprendió dormir casi todo el día y la noche anterior. Gemí cuando
me puse de pie y estiré mis rígidas piernas. Entré en el cuarto de baño y
me miré durante unos segundos y luego me reí. Me veía como la
mierda. Ciertamente, ninguna mujer se pelearía por mí sí me viera
ahora.
—Oh, mierda —gemí cuando me di cuenta de que deje tirado a
Tomas. No es que me importara que haberme perdido a esas dos
chicas, pero me sentía mal por no haberle dicho. El mensaje de texto
que le había enviado había sido impulsivo. No tenía ganas de estar con
otra mujer. No deseaba siquiera pensar en otra mujer. Solo quería estar
con ________. Cerré los ojos y gemí de nuevo, pensando en ella. Me
debía odiar a estas alturas. Estaba bastante seguro de que Penelope
debía de haberle contado todo. Arruinándolo todo. Volví a mi
habitación y me volví a mi teléfono. Tenía cinco mensajes de voz
perdidos y veinticinco textos perdidos: diez textos de ________, cinco
textos de Tomas, un texto de Penelope y el resto eran de chicas al azar.
Escuché los mensajes de voz de forma rápida. Solo uno era de
________ y el resto eran de Tomas. Sonreí para mis adentros mientras
escuchaba sus mensajes. Él estaba más preocupado de si estaba bien,
luego de lo que pasó. Rápidamente le devolví la llamada.
—¡Hey!, hermano, ¿qué pasó? ¿Estás bien? —contestó al primer
timbre.
—Sí, mi teléfono estaba apagado —respondí a la ligera, porque no
quería que supiera qué me había echado para atrás—. ¿Cómo fue la
noche?
—Épica. —Tomas sonaba orgulloso de sí mismo—. Trío con dos chicas
británicas calientes. Chequea eso.
—¿Lo hiciste? —Sí, hombre, lo hice. Tuve que demostrarles cómo los chicos
norteamericanos nos movíamos. —Se echó a reír—. Digamos que
estaban impresionadas.
—Uh huh. —Me reí—. Perro sucio.
—Lo sabes. Nosotros somos los proxenetas del club perro sucio. —Se
rió y fruncí el ceño en el teléfono. No quería ser un proxeneta del club
perro sucio.
—Sí —respondí, menos emocionado.
—Oh, mierda —exclamó Tomas—. La cogiste, ¿no es cierto?
—¿Qué? —Fruncí el ceño en el teléfono—. ¿De qué estás
hablando?
—A tu chica, ________ ¿no? ¿La follaste?
—Tomas —gruñí—. No uses esa palabra con ella.
—Oh, mierda. —Se rió—. Lo sabía.
—¿Sabías qué?
—Sabía que los dos estaban follando.
—No estábamos follando. No antes. —Hice una pausa—. Ahora
estamos un poco.
—Mierda. —Hizo una pausa—. ¿Es una buena idea?
—¿Por qué no debería serlo?
—No lo sé. —Hablaba más lento ahora—. Ella no es como esas
chicas. Es una buena chica. —Sonaba más sincero—. Es una de las que
puedes lastimar.
—No estoy pensando en hacerle daño.
—¿Así que vas a casarte con ella?
—No —respondí rápidamente—. No pienso casarme. —Mi corazón
empezó a acelerarse ante el pensamiento.
—Exacto —suspiró Tomas—. ¿Vas a romperle el corazón?
—No, no lo haré. —Suspiré—. Creo que de todos modos, todo ha
terminado ya. —¿Qué?
—Metí la pata con su amiga esa noche. —Suspiré.
—Esa perra, ¿Penny?
—Sí, Penelope. Le follé las tetas y ahora piensa que somos uno.
—Oh, mierda. —Sonaba impresionado—. Un montón de mierda ha
pasado recientemente.
—Si —gemí—. La he cagado.
—¿Qué vas a hacer?
—No sé. —Suspiré y luego escuché el timbre de mi puerta—. Mira,
hermano. Me tengo que ir. Hay alguien en la puerta. Voy a hablar
contigo más tarde. —Colgué y me dirigí rápidamente hacia el frente y
abrí la puerta.
—Hola.
—Hola. —________ asintió y me miró con el ceño fruncido—.
¿Puedo pasar?
—Por supuesto. —Abrí más la puerta y entró.
—Te ves hermosa hoy. —Le sonreí y disfruté de su apariencia.
—No te hagas el tonto. —Puso los ojos en blanco—. ¿Qué está
pasando?
—¿Qué? —Fruncí el ceño—. ¿No te puedo decir que te ves
hermosa?
—La semana pasada era Big Bertha. Esta semana soy ¿Cindy
Crawford?
—Nunca dije que eras Cindy Crawford. —Me encogí de hombros y
se rió.
—Chico, no sé lo que está pasando. —Suspiró—. ¿Por qué te fuiste
ayer y luego ignoraste todas mis llamadas y textos?
—Mi teléfono estaba apagado.
—¿Por qué?
—¿Simplemente necesitaba pensar? —¿Te asuste? —Dio un paso hacia mí—. ¿Esto es demasiado para ti?
—¿Qué es demasiado? —La miré con confusión. ¿Estaba
preocupado por mí o enojada conmigo? ¿Penelope no le había dicho
nada?
—Sé que no quieres una relación, Justin. Eso está bien. No la quiero
tampoco. Somos amigos con beneficios. Eso es genial.
—¿Eso es lo que quieres? —Fruncí el ceño.
—Esto es lo que es correcto para nosotros. Tú no tienes relaciones y,
bueno, esto funciona. —Se encogió de hombros—. Yo no necesito más
de ti.
—Ya veo. —Me sentí inexplicablemente herido por sus palabras.
—Hay algo que deberías saber —comenzó y luego hizo una pausa
por un segundo.
—¿Qué? —Di un paso hacia ella y tomé su cara, sin poder
detenerme de tocarla.
—Entre a Harvard. —Se mordió el labio inferior—. Y me dieron una
beca.
—¿Ah, sí? —Mi corazón se detuvo.
—Así que puedo ir. —Sus ojos se iluminaron—. ¿Estás feliz por mí?
—Te vas... —Tomé una respiración profunda—. No sé qué decir.
—Di que estás feliz por mí.
—No estoy feliz por ti. —Di un paso lejos de ella—. Dijimos que íbamos
a ir a la universidad juntos.
—Solo es por un año. —Tomó una respiración profunda—. No es por
mucho tiempo.
—¿Por qué vas, entonces? —La miré.
—Porque tengo que comenzar de la mejor manera. —Miró hacia
otro lado—. Necesito un nuevo comienzo.
—¿Por qué necesitas un nuevo comienzo?
—Es solo que... —Suspiró—. Vamos no hablemos de esto ahora. —Pero definitivamente te vas.
—No tengo ninguna razón para quedarme, Justin. —Suspiró—.
Todavía nos veremos. Quiero decir, vamos a graduarnos y cada uno irá
por su propio camino.
—No estaba pensando irme a ninguna parte. —Fruncí el ceño y me
dirigí al sofá—. Pero bueno, ahora cúlpame de esto. Todo esto es mi
culpa. Oye, Justin no tengo relaciones, déjame guardar el secreto. Oye,
Justin no quiero casarme, déjame alejarte de eso y vayamos juntos a
Boston follando con mi nuevo novio. —Salté hacia atrás y la miré, su
mandíbula estaba abierta en estado de shock y sus ojos estaban
conmocionados—. Pero, ¿por qué no? No tengo sentimientos ¿cierto?
Solo soy tu complaciente mejor amigo que acepta lo que quieras.
Vamos a ver meseras cachondas, seguro ________, vamos a ver un
montón de camareras, vamos a besarnos, seguro ________, te voy a
besar. Toma mi virginidad, seguro ________. Voy a darte la mejor
noche de tu vida. —Me quedé mirándola—. Pero bueno olvida mis
sentimientos. ¿Acaso importan? Solo estoy aquí para que te sientas
mejor.
—Justin. —Se acercó a mí—. ¿De qué estás hablando? Nunca he
hecho algo para que pienses que estas en mi vida, solo para
complacerme.
—¿Por qué no le dijiste a Penelope lo de nosotros?
—¿Eh? —Frunció el ceño—. ¿Qué?
—Penelope no tenía ni idea de lo que éramos. Nadie lo sabe.
—Justin, ¿qué quieres que les diga? ¿Querías hacer que toda mi
familia supiera que nos hicimos amigos con beneficios?
—No. —Suspiré—. No, eso no es lo que quería.
—Entonces, ¿qué? —Me miró, preguntándome con sus ojos—. ¿Qué
es lo que quieres? ¿Qué quieres de mí, Justin? Estoy haciendo esto por ti.
He ido según tus reglas. Estoy haciendo las cosas como te gustan. Te
estoy complaciendo.
—Quiero que quieras más que eso de mí. Quiero que quieras más —
murmuré y vi como ella se alejaba.
—¿Así que quieres que sea como cualquiera de tus chicas? —Me
miró—. Mírame. —Me agarró de los brazos—. ¿Quieres que te ruegue que estés conmigo? ¿Quieres que te diga que quiero más? Para que así
puedas volverte loco y luego dejarme. ¿Quieres que pierda a mi mejor
amigo porque no puedes soportar que no te de lo que quieres?
—Quiero más —grité y ambos nos congelamos en shock—. No
quiero que seas mi amiga con beneficios —hablé en voz baja y sus ojos
se veían como los míos pero con una expresión vidriosa—. Quiero que
me digas que no estás de acuerdo con mi mierda. Quiero que me digas
que quieres que seamos más que amigos.
—¿Por qué iba a hacer eso, Justin? —Suspiró—. Sé que eso no es lo
que quieres.
—Quiero eso. —Agarré su mano—. Quiero que seamos más que
amigos. Quiero que seas mi novia.
—Tú no tienes novias.
—No quiero perderte. —Negué con la cabeza—. Necesito que...
—Justin, esto es porque me voy. —Suspiró—. Solo lo dices porque no
quieres que me vaya de Carolina del Sur.
—¿Te quedarías si fueras mi novia? —pregunté esperanzado.
—No, Justin. —Suspiró—. Esa no es una razón para pedirme que sea
tu novia. No puedes ofrecerte para ser mi novio, solo para que puedas
atarme.
—¿Y si te embarazo? —Medio bromeé—. Podríamos ir a mi
habitación ahora mismo. Te cogería sin protección y veríamos qué pasa.
—Justin. —Sus ojos brillaban hacia mí—. Sabes lo jodido que suena
eso ¿verdad?
—Lo sé. —Suspiré—. No sé ni qué pensar.
—Siempre seremos amigos. —Se sentó en el sofá—. Lo prometo.
—Siento que te estoy perdiendo. —Me senté a su lado—. No puedo
perderte.
—Nunca me vas a perder. —Sacudió su cabeza y se volvió hacia
mí—. Somos amigos para siempre.
—Lo sé. Miré hacia otro lado. Me sentía como si me hubieran pateado en el
estómago. No quería que fuéramos amigos para siempre. Quería más
que eso. Fue como si hubiera sido golpeado con una tonelada de
ladrillos. Durante muchos años, me había estado engañando. Estaba
enamorado de ________ O'Hara. Estaba enamorado de ella y no
quería nada más que estar con ella. Para siempre. Solo de pensar en las
palabras me asustaba. Siempre era un largo tiempo. Siempre en
realidad no existía. Siempre era una palabra para estúpidos, pero, de
repente, no me importaba. No me preocupaba por lo que iba a
suceder. No me importaba lo que podría fallar. No me importaba que
hubiera una posibilidad de que pudiera perderla. La necesitaba como
necesitaba el aire para respirar.
—Idiota —murmuré para mí mismo cuando me di cuenta de cuan
idiota había sido.
Había estado tan celoso de Elliott y cualquier otro chico que ni
siquiera había podido pensar con claridad. No había pensado o sentido
y me había engañado a mí mismo creyendo que era simplemente
porque estaba siendo protector con ella. Estaba siendo protector, pero
tampoco quería que otro hombre la tocara o besara. Me hizo enojar
tan solo pensar en ella con otro hombre.
—Justin —susurró y me tocó el brazo con suavidad.
Cerré los ojos y me senté allí. Todos los recuerdos más felices de mi
vida eran de las veces en las que había estado con ________. Ella
había estado allí a través de todo. Era mi apoyo en formas de las que ni
siquiera me había dado cuenta. Era el amor de mi vida. Era mi alma
gemela. Lo era todo para mí. Y se estaba yendo.
—Así que, creo que tengo que decirte algo.
Abrí los ojos lentamente y la miré a los ojos. Ella me miraba con tanta
devoción que tenía miedo de respirar siquiera. Sabía en cada fibra de
mí que ella también me quería. Supe entonces que a veces, dios hacia
milagros.
—¿Sí? —preguntó en voz baja y se inclinó hacia mí.
—Por lo tanto, he estado pensando... —Tomé una respiración
profunda y estaba a punto de decirle que la amaba cuando su
teléfono sonó. —Espera —gimió—. Puede que sea Nanna, le dije que iba a ver
cómo estabas y que la llamaría para decirle que estás bien.
—Está bien. —Fruncí el ceño, molesto de que mi declaración tuviera
que esperar.
—Hola —respondió con una sonrisa en su rostro. Sus ojos miraban a
los míos con una expresión dulce—. Oh, hola, Penelope. —Habló y mi
corazón se detuvo—. ¿Qué pasa? ¿Puedo llamarte luego? Estoy aquí
con Justin. —frunció el ceño—. No, puede esperar.
Querido dios, no. Era en todo lo que podía pensar. Seguí mirándola,
y vi como su expresión cambiaba.
—¿Dilo de nuevo? —Su voz se elevó y su expresión cambió. Me miró
por un segundo y vi el choque y la consternación en su expresión.
¡Mierda!—¿Qué sucedió exactamente? —Su voz era fría y se alejó de
mí—. Ya veo. Lo siento, no tenía ni idea. Sí, no le importa lastimar. —Se
mordió el labio inferior y supe entonces, que no iba a haber un final
feliz—. No sé por qué lo hace, Penelope. No sé si es un adicto al sexo.
Me tengo que ir. —Colgó el teléfono y lo puso en su bolso lentamente.
—Así que, ¿lo sabes? —Suspiré después de unos minutos de silencio.
—Siempre me he preguntado eso. —Se volvió hacia mí—. No acerca
de ti y Penelope, por supuesto, pero si puedes ser fiel. Siempre me
pregunté que si alguna vez estuviéramos juntos, si pudieras serme fiel. Sé
que no estamos saliendo. Sé que no somos exclusivos. Sé eso. Pero
pensé que sería suficiente.
—Estuvimos juntos antes de que tú y yo... —Mi voz se desvaneció
cuando levantó la mano.
—El día anterior, Justin. El día anterior.
—No fue así. —Negué con la cabeza—. Ni siquiera me gusta. Ni
siquiera me siento atraído hacia ella.
—¿Así que eso lo hace mejor? —Se rió con amargura—. ¿Ni siquiera
te sientes atraído por una chica con la que tuviste sexo?
—No tuvimos sexo. —Cogí sus manos y se alejó de mí.
—Lo sé. —Dio un salto—. ¿Eso hace alguna diferencia?
—Estuviste en mis pensamientos. —Oh, eso lo arregla todo, entonces. —Me miró—. Pensaste en mí
mientras ella te tocaba. Pensaste en mí cuando ella intentó... —Su voz
se quebró y las lágrimas se deslizaban por su rostro—. ¿Cómo pudiste
Justin?
—No quería. No quería hacerte daño. —Me levanté de un salto y
traté de tocarla, pero se estremeció.
—Me entregué a ti. Confiaba en ti. Habría hecho cualquier cosa por
ti, Justin. —Sollozó—. No puedo lidiar con esto.
—Por favor, ¿podemos hablar? —Mi corazón se rompió mientras la
veía llorar.
—Ya he terminado de hablar. He terminado de trata de hacer que
todo funcione para ti. —Negó—. Estoy por encima de ellas, Justin. Eres
un hijo de puta egoísta. Todo lo que te importa eres tú. Lo he intentado.
Realmente he intentado. Pero nunca me viste como algo más que tu
amiga. Soy la persona que está ahí cuando tus amiguitas están
ocupadas o no tienes nada más que hacer.
—Eso no es cierto. —Negué—. Tú eres mi todo, ________.
—Oh cierra la maldita boca —gritó—. Los dos sabemos que no es
cierto.
—¿Cierra la maldita boca? —Sonreí y rodó sus ojos.
—Lo que sea. Me voy.
—________. —Me aferré a ella—. Por favor.
—Lo que sea, Justin. Guárdatelo. —Negó—. Ya no puedo con esto.
—¿Qué significa eso?
—Significa que ya no puedo más. Con todo. Esto es demasiado —
sollozó—. Solo de pensar en ti con Penelope. No puedo creerlo.
—Por favor, no pienses en ello. —La agarré y traté de tirarla hacia
mí—. ________, por favor.
—Me tengo que ir, Justin. —Corrió a la puerta principal—. Me tengo
que ir.

JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora