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—¿A qué hora es la barbacoa? —Observé a ________ mientras
pasaba el rato en mi cocina.
—Le dije a Nanna que estaremos ahí alrededor del mediodía. —
Abrió el refrigerador y sacó algo de mantequilla y queso—. ¿Quieres un
sándwich de queso?
—Claro. —Asentí y me senté en uno de los banquillos que me había
ayudado a escoger—. No quemes el pan.
—¿Cuándo he quemado el pan? —Se volteó hacia mí y levantó una
ceja.
—Bueno, hay una primera vez para todo.
—Hay una vez para que yo te apuñale con este cuchillo. —Rodó los
ojos y me eché a reír.
—Solo no quemes el pan.
—Solo no te sientes ahí y me veas cocinar. —Tomó un sartén y lo
puso en la estufa.
—¿Qué más debería hacer? —Salté y caminé hacia ella.
—Ve a ver televisión o algo.
—Tú eres la fans de la televisión. —Estiré mi brazo y tomé una
rebanada de queso americano y empecé a comerlo.
—¡Justin!
—¿Sí? —Sonreí mientras mordisqueaba el queso.
—Vas a arruinar tu apetito.
—Sí, mamá. —Lo que sea. —Me golpeó en el brazo—. Vete.
—En caso de que lo olvidaras, esta es mi cocina.
—Lo que es tuyo es mío. —Me sonrió y yo gemí.
—Nunca. —Me estremecí.
—Gracias, Justin.
—Lo siento, pero eso me hace pensar en bodas y por siempre y para
siempre. —Hice una mueca y me dio una mirada.
—No hay nada malo con por siempre y para siempre y felices para
siempre.
—No existen. —Abrí el refrigerador y tomé una soda—. A menos que
vivas en un cuento de hadas.
—No es verdad. —Sacudió su cabeza—. Hay alguien allá afuera
para todos, incluso para ti.
—¿Incluso para mí? —Reí y tomé un largo trago de soda—. No
quiero a nadie.
—¿Nunca te has preguntado qué pasará, Justin? —Me miró con
curiosidad—. ¿No quieres envejecer con alguien?
—Te tengo a ti. —Reí y me sonrió ligeramente.
—Pero voy a casarme y a tener hijos, ¿y luego qué?
—Aún serás mi mejor amiga. —Fruncí el ceño y traté de ignorar el
pinchazo que golpeó mi corazón con sus palabras. ¿Qué pasaría si
________ conocía a otro y se enamoraba? Y si se casará y tuviera un
montón de hijos. ¿Qué pasaría con nosotros?
—Lo seré, pero a mi esposo no le gustará que esté pasando el rato
contigo cada día.
—Ustedes pueden adoptarme. —Sonreí.
—Hablo en serio, Justin. —Frunció el ceño—. No podremos pasar el
rato todos los días. No puedes solo venir. No puedes llamarme a
cualquier hora en la noche. No puedes esperar a estar en mi vida como
lo estás ahora. —¿Qué estás tratando de decir, ______? —Fruncí el ceño ahora—.
¿Estás enojada conmigo o algo? ¿Aún estás molesta por la otra noche?
—No. —Suspiró—. Solo estoy diciendo que tienes que darte cuenta
que todo no se va a quedar igual.
—Quiero que permanezcamos igual. —La tomé de la cintura y la
levanté.
—Justin, bájame —chilló mientras se retorcía contra mí—. Justin.
—¿Qué? —Reí y la cargué por la sala de estar y la dejé caer en el
sofá.
—No puedes solo cargarme así. —Se sentó y me miró, su rostro se
ruborizó.
—¿Por qué no? —Sonreí y le guiñé un ojo.
—Porque no es apropiado.
—¿Desde cuándo te ha importado si algo es apropiado o no? —Me
senté en el sofá junto a ella—. Has usado mis bóxers para dormir. Eso no
es apropiado.
—Eso es sólo porque me quedé a dormir y no tenía pijama. —Me
miró.
—Pudiste haber dormido desnuda.
—Sí, eso no va a pasar. —Rodó sus ojos y empezó a reír. De pronto,
una imagen de una desnuda ________ en mi cama apareció en mi
mente y reprimí un gemido. No había tenido pensamientos sexuales de
ella en unos días y pensé que los había controlado, pero creo que
estaba equivocado.
—Entonces, ¿vas a ir a la carrera de camionetas conmigo la próxima
semana? —le dije y sonreí mientras volteaba el sándwich en la sartén.
—No estoy segura. —Tomó un plato de la alacena—. Tal vez.
—Amiga, ¿qué quieres decir con tal vez? Es el inicio del verano.
Siempre vamos juntos
—Dije tal vez —habló en voz baja—. Tenemos muchas tradiciones,
Justin y no puedo seguirles el ritmo a todas ellas. A veces las cosas
cambian y la vida se mete en el camino. —Ajá. —Rodé mis ojos e ignoré la tensión en mis hombros por sus
palabras—. Nada tiene que cambiar si no queremos.
—Justin, viniste. —Nanna se acercó y me dio un gran abrazo
mientras atravesaba la puerta.
—Claro, no me lo hubiera perdido. —Le sonreí en respuesta y miré
alrededor—. ¿Dónde está ________? —pregunté, sintiéndome irritado.
—Oh, está atrás con sus hermanos jugando béisbol. —Sonrió—. Trajo
a su amiga Penelope también.
—Sí, lo deduje —dije educadamente—. Pensé que ________ y yo
íbamos a venir juntos. Es lo que siempre hacemos. —Fruncí el ceño y me
quedé ahí.
—Creo que su amiga Penelope necesitaba un aventón. —Nanna
frotó mis hombros—. Ahora ven, déjame darte algo de limonada y
puedes salir y reunirte con los demás.
—Gracias, Nanna. ¿Las costillas ya casi están?
—Siempre tienes apetito, ¿no es así? —Se echó a reír. —Estarán listas
pronto, lo prometo. ¿Trajiste a alguien contigo? Le dije a ______ que
podrías traer a tu novia.
—No tengo novia, Nanna. —Le sonreí e hizo una mueca.
—Bueno, ¿cómo les gusta eso? ________ y tú, jóvenes, solteros,
libres, y sin compromiso y ninguno de ustedes tiene novio o novia. —
Negó con la cabeza—. No entiendo a los chicos de hoy.
—Nos gusta estar solos, Nanna. —Sacudí mi cabeza ante su
expresión y reí—. De todas formas estamos muy jóvenes para relaciones
serias.
—Ustedes ya casi se gradúan de la universidad. Nunca he visto un
graduado que fuera demasiado joven para casarse.
—¿Casarse? —La observé en shock—. Pensé que estábamos
hablando de novios y novias. Lo siento Nanna, pero nunca me casaré. —Cuando conozcas a la chica indicada lo harás. —Palmeó mi
hombro.
—No lo creo. —Sacudí mi cabeza y me estremecí—. De ninguna
forma me voy a hacer eso.
—¿De ninguna forma te vas a hacer eso, Justin Madison? —
________ entró a la cocina con una gran sonrisa y me dio un abrazo.
—Estoy molesto contigo. —Fruncí el ceño al mismo tiempo que le
devolvía el abrazo. Traté de ignorar lo ajustada que se encontraba su
blusa a través de su pecho y lo cortos que estaban sus pantalones.
¿Cuándo consiguió un par de largas piernas bronceadas y decidió
mostrarlas?
—¿Por qué? —Inclinó su cabeza y pausó—. ¿Otra cita salió mal y
querías culparme?
—Muy graciosa. —Hice una mueca—. Pensé que íbamos a venir a la
barbacoa juntos. —Fruncí el ceño.
—Oh, ¿de verdad? —Se encogió de hombros y se sirvió un vaso de
limonada—. Mi error, pensé que te había dicho que iba a recoger a
Penelope.
—No, no lo hiciste. —Negué con la cabeza irritado, sintiéndome
como un niño celoso.
—Bueno estás aquí ahora. —Rodó sus ojos—. Nanna, ¿tienes
brownies?
—En este momento no, ________. —Rió Nanna—. Además, estás
segura de que quieres comer brownies. Un minuto en los labios es toda
una vida en las caderas.
—Tomaré mis riesgos. —Me sonrió—. De todas formas para mí son
caderas y cintura así que, ¿a quién le importa? —Rió y se frotó el
estómago. Me quedé viendo sus movimientos y reí con ella, incluso
aunque todo lo que pensaba era en su estómago.
—¿Es un bebé el que veo asomándose? —Sonreí y extendí mi mano
y froté su estómago también. Mis dedos pasaron por la suavidad de su
estómago gentilmente y de pronto se tensó mientras la tocaba. Nuestros
ojos se encontraron por breves segundos mientras continuaba frotando
su estómago y entonces retrocedí, sintiéndome caliente y raro. —¿Estás listo para salir? —________ alejó su vista de mí y se dio la
vuelta—. Estamos jugando béisbol.
—¿Estoy listo? —Me atraganté y reí, aunque aún me sentía
ligeramente tenso—. Amiga, casi estoy firmado con los Red Sox.
—¿Pensé que eran los Yankees? —Rió.
—No quiero ser ningún maldito Yankee —repliqué y ambos reímos.
—Ustedes dos nunca cambian. —Nanna nos observó a ambos
mientras dejábamos la cocina—. Ambos están tan ciegos como
murciélagos —murmuró en voz baja al tiempo que empezó a revolver la
ensalada de repollo.
—Justin, hombre —gritó el hermano de ________, Jack—. Hemos
estado esperándote para empezar la fiesta.
—Ya estoy aquí. —Sonreí y choqué las manos con algunos de los
primos—. Hola, Penelope. —Le di una rápida sonrisa. No estaba seguro
de por qué nunca nos hemos llevado bien. Estoy seguro que tenía que
ver con el hecho de que ________ no venía siempre primero conmigo
como solía hacerlo antes de conocer a Penelope. Me molestaba saber
que a veces valoraba el consejo de Penelope más que al mío.
Tampoco me complacía que a veces cuando quería pasar el rato, ya
tenían planes. Y bueno la cosa del chico me cabreaba. No tenía idea
de por qué Penelope trataba de obligar a ________ a tener novio.
¡Sentía como si estuviera usando eso como excusa para sacarme de la
vida de ________! ¡La imaginaba diciéndole que yo era la razón de
que los chicos no se le acercaban! ¿Qué demonios? Era toda una
perra.
—Hola, Justin —respondió con una delgada sonrisa—. Veo que
viniste.
—Claro que vine. Esta es mi familia también. He venido a la
barbacoa desde que estaba en primaria.
—Aja. —Rodó sus ojos y se dio la vuelta—. Es curioso que nunca
sientas apropiado traer a alguien contigo.
—¿A quién traería? —Le di mi mirada de, ¿eres estúpida? —Tal vez una novia. —Sus ojos se entrecerraron—. Pero supongo que
solo estás interesado en chicas de una noche.
—Deseas ser una de ellas, ¿verdad? —Le di un lento guiño y vi cómo
su cara se ponía de un rojo brillante y luego se alejó. —Entonces,
¿quieres que lance?
—Duh —gritó Jake en respuesta con una gran sonrisa. Jake tenía
dieciocho y era un reciente graduado de preparatoria. Siempre había
sentido que era mi hermano pequeño también y hacía lo posible para
asegurarme que se mantuviera en el buen camino. Trataba de pasar el
tiempo con él al menos una vez al mes y planeaba dejarlo ir a vivir
conmigo cuando empezara la universidad en otoño.
—¿Cómo estuvo tu cita con aquella chica? —le grité.
—¿Cuál de todas? —Guiñó y ambos reímos.
—Justin, desearía que no convirtieras a Jake en una versión pequeña
tuya. —________ sacudió la cabeza.
—Oye, las chicas lo aman. ¿Qué puedo decir? —Le sonreí y se
quejó.
—Está bien, ¿tenemos equipos? —Miré alrededor y conté cuántas
personas teníamos—. Quiero a Jake. ________ y Penelope pueden
estar en el otro equipo.
—No es justo. —________ puso sus manos en sus caderas y negó
con la cabeza—. ¿Cómo es que los dos mejores jugadores van a estar
en el mismo equipo?
—Pensé que era justo. —Corrí hacia ella y agité su cabello—. Los dos
mejores jugadores en un equipo y las dos peores en otro. Ya tengo los
nombres elegidos, los ganadores y los perdedores.
—Tú eres un perdedor. —Me sacó la lengua.
—No dejes que el viento cambie en ti ahora o esa es la cara con la
que terminarás.
—Tú te quedarás conmigo con lengua afuera y todo. —Sonrió y la
jalé hacia mí y la agarré al tiempo que caía al suelo.
—Trata de deshacerte de mí. —Chicos, están siendo muy infantiles. —La voz de Penelope sonaba
irritada mientras caminaba hacia nosotros—. ________, esto es lo que
quiero decir. Los chicos que te vean actuando así con Justin van a tener
una incorrecta impresión.
—¿Qué impresión es esa? —Levanté la mirada hacia Penelope y
luego salté, poniendo a una risueña y visiblemente culpable ________
arriba conmigo.
—Que ustedes están saliendo, durmiendo juntos o teniendo otra rara
relación. O —y vio a ________—, que ustedes son realmente
inmaduros.
—________ es inmadura. —Me encogí de hombros con una cara
seria.
—Cállate, Justin. —Me golpeó en el hombro—. Penelope, Justin es mi
mejor amigo, es como mi hermano, y siempre vamos a ser cercanos y
tontos. El chico que entre en mi vida tendrá que aceptar a Justin.
—Ningún chico va a venir y quedarse mientras que Justin esté cerca.
—Penelope se encogió de hombros—. Pero oye, tal vez eso es lo que
quiere.
—Penelope —exclamó ________ y me dio una mirada. Sacudí mi
cabeza y caminé hacia Jake.
—Oye hermano, decidamos nuestro equipo. —Rodé mis ojos hacia
él—. Tu hermana y su nueva amiga están debatiendo nuestra relación.
—Sabes que Penelope no los entiende. —Rió Jake—. Creo que le
gustas.
—¿A quién? —Me congelé, mi corazón golpeando rápidamente—.
¿______?
—No. —Jake me dio una mirada rara—. Penelope. Es de quien
estamos hablando.
—Oh, sí. —Hice una mueca—. No gracias.
—¿Ni siquiera por una noche?
—Ni siquiera por diez minutos. —Me reí.
—¿Y un millón de dólares? —Me sonrió y le sonreí de regreso. —Es lo bello de ser rico. Ni por un millón de dólares.
—Presumido. —Se echó a reír—. Yo lo haría con ella por diez dólares.
—Jake, no mientas. Lo harías con ella gratis.
—Es verdad. —Me lanzó la pelota—. ¿Quieres un guante?
—No. —Negué con la cabeza—. ¿Dónde están tus padres?
—En el supermercado. —Rodó sus ojos—. Papá quería más cerveza y
mamá quería nueces, pero no confiaba en que papá trajera las
correctas.
—Ja, suena correcto. —Lancé la pelota hacia él—. ¿Les hablaste
sobre quedarte conmigo el próximo año?
—Papá piensa que es genial. —Asintió Jake—. Mamá no mucho.
—¿Por qué no? —Fruncí el ceño.
—Dijo que ______ no piensa que sea una buena idea.
—¿Qué? ¿Por qué? —Mi ceño se profundizó. ________ no me
había dicho nada.
—Cree que es demasiado. —Se encogió de hombros—. Dice que no
está bien vivir contigo gratis. —Hizo una mueca.
—¿Estás bromeando? —Miré a ________ mientras hablaba con
Penelope y mis ojos se entrecerraron. Apuesto a que sabía por qué
________ no pensaba que fuera una buena idea de pronto—. No
seas ridículo, eres mi hermano de otra madre. —Le di una mirada—. Te
quedas conmigo.
—Es un gran ahorro. —Asintió—. Papá ya está preocupado por
tenernos a ambos en la universidad al mismo tiempo. —Miró alrededor y
masticó su labio inferior—. Incluso ________ está buscando transferirse
a una escuela donde pueda obtener una beca. —Hizo una mueca—.
Se supone que no diga nada.
—¿Por qué no me ha dicho? —Mi corazón se hundió—. No tenía
idea.
—Sí, es muy reciente. —Se encogió de hombros—. Creo que su
nuevo amigo le dijo sobre eso.
—¿Penelope?
—No, su novio, ese chico que está viendo —¿Qué chico? —Mi voz se alzó—. ________ no tiene novio.
—Sí, creo que es nuevo. Un chico llamado Elliott.
—¿Elliot? —Fruncí el ceño e inmediatamente recordé ver a ______
besándolo la otra noche—. ¿No es ese perdedor que conoció en línea?
—No sé. —Jake parecía que se arrepentía de sacar a colación el
tema—. Creo que lo verás esta noche. Va a venir.
—¿Lo invitó a la barbacoa?
Jake asintió y fruncí el ceño.
—Discúlpame un segundo. —Lancé la pelota de vuelta a él y corrí
hacia ________—. Oye, tenemos que hablar. —La tomé del brazo.
—¿Huh? —Me miró con confusión.
—¡Necesitamos hablar!
—¿Ahora? —Miró a Penelope y luego de vuelta a mí—. Estábamos
algo así como en la mitad de algo.
—Eso puede esperar. —La miré directo a los ojos—. Tenemos. Qué.
Hablar. Ahora.
—Escucha a tu esposo, ______. —Penelope rodó sus ojos—. Oh
espera, no es tu esposo o tu papá.
—________. —Le di la mirada. Era algo que habíamos inventado
de niños así podíamos hacernos saber que era imperativo que
habláramos inmediatamente.
—Bien, discúlpanos. —Le dio a Penelope una sonrisa rápida y tomó
mi brazo y me arrastró hacia la casa—. ¿Qué pasa, Justin? —Suspiró
mientras subíamos las escaleras y entrábamos a uno de las habitaciones
extras que Nanna tenía listas y esperando invitados.
—¿Transferirte? —Me quedé ahí con mis brazos cruzados y levanté
una ceja—. ¿Qué es todo eso?
—Oh. —Masticó su labio inferior y se sentó en una de las camas
gemelas en el cuarto.
—Sí, oh. —Me senté en la otra cama directamente en frente de
ella—. Aunque, estoy pensando OH.
—No es seguro. —Me dio una débil sonrisa.
—Ni siquiera sabía que era una idea.
—Es solo algo que había estado pensando para ayudar a papá. No
se puede permitir pagar por mí y Jake y no quiero que Jake saque
préstamos y bueno él no va a obtener una beca.
—Siempre dijimos que íbamos a graduarnos de la Estatal. —Traté de
no verme enojado—. Y nos vamos a graduar en un año. —Mi voz se
alzó. Las noticias habían encendido mi cabeza y no estaba feliz.
—Bueno ese era el plan, pero los planes cambian.
—¿De dónde vino esto?
—De ningún lado. —Miró hacia el piso.
—¿Entonces Elliott no tiene nada que ver?
—Jake tiene una gran boca —murmuró.
—¿Por qué no me dijiste?
—No había nada que decir.
—No pensaste que eran noticias decirme que podrías mudarte. ¿A
dónde vas a ir? ¿Chape Hill? ¿Duke? Es un gran viaje sabes.
—Pensaba en Harvard o Yale.
—¿Qué? —Mi mandíbula cayó. La observé sorprendido mientras mi
estómago se hundía. No había forma de que pudiera hacer viajes de fin
de semana a Boston o Nueva Haven.
—Creo que si voy a transferirme, debo de ir a la mejor.
—¿Harvard? —Pasé mis manos entre mi cabello y la observé
sorprendido—. ¿De qué estás hablando?
—Sabes que fui admitida para el primer año.
—Pero no querías ir y juntarte con esos nerd.
—Sólo necesito hacer lo que es mejor para mí y para Jake. —
Suspiró—. No es que quiera dejarlos, pero aún los veré. expresar su consternación ante mi elección de palabras. ________
odiaba el hecho de que usaba la bomba “j” demasiado.
—Nada va a cambiar, Justin —Se levantó y se sentó junto a mí—.
Aún estaré aquí para ti.
—¿De qué estás hablando? —La observé—. Estoy hablando de algo
que acordamos hace años.
—A veces las cosas cambian. —Puso un brazo alrededor de mis
hombros, y me encogí para quitarla.
—Lo sé.
—¿Has visto a tu mamá recientemente? —preguntó suavemente y
fruncí el ceño mientras mi estómago tembló.
—No y no quiero. —Fruncí el ceño—. Esto no tiene nada que ver con
ella.
—Solo preguntaba. —Suspiró y se recostó—. Sé que no te gusta
hablar de ella, pero creo que sería de ayuda.
—No lo será. —Miré hacia ella e intenté ignorar las emociones en mi
corazón mientras veía en sus amplios y consternados ojos. ________
era mi roca. Era la única persona que sabía que de verdad me amaba
y tenía mis intereses en mente. No tenía idea de lo que haría si me
dejara.
—Podría ser bueno para ti también. —Me ofreció una débil sonrisa y
me quedé viendo sus labios mientras hablaba.
—¿Qué sería bueno? —Fruncí el ceño mientras me daba cuenta
que mis ojos habían caído en su pecho. No estaba seguro por qué de
repente me encontraba tan interesado en sus senos. Me sentí incómodo
admirando su cuerpo. Traté de apartar la vista, pero no podía quitar mis
ojos del sudor de sus senos y la impresión de sus pezones mientras
empujaban contra su blusa.
—El que yo me vaya. —Se puso de pie y su cabello se balanceó
frente a su cara.
—¿Cómo será bueno? —Le di una mirada.
—Tal vez te ayudará… —Su voz se apagó. —¿Ayudarme cómo? —Mi voz aumentó.
—A encontrar a alguien con quien estar seriamente. —Mordió su
labio inferior y se encogió de hombros—. Tal vez puedas tener una
relación real.
—Me gusta cómo es todo ahora. —Me recosté y observé el techo—.
No quiero que nada cambie.
—Aún seremos mejores amigos, Justin. —Se acostó en su lado y me
miró.
—Entonces, ¿por qué te quieres ir? —Me di la vuelta y la observé.
—No quiero. —Negó con la cabeza y su nariz se arrugó—. Pero
tenemos que enfrentarlo alguna vez. Uno de nosotros se va a mudar
tarde o temprano.
—No, no tenemos que enfrentar nada —Estiré el brazo y jugué con
su cabello—. Necesitas un corte.
—Gracias, ¿otro? —Rodó sus ojos y sonrió. Entonces extendió su
brazo y jugó con el cabello de mi frente—. También tú.
—No lo vas a cortar. —Le guiñé el ojo y ambos nos echamos a reír
mientras recordamos la vez en décimo grado que me hizo un
mohicano.
—Oye. —Rió—. Tal vez solo estaba celosa de tus mechones rubios.
—Ajá. —Sonreí y la observé por algunos segundos en silencio—. No
quiero que esto cambie. —Suspiré.
—Lo sé —Mordió su labio inferior—. Pero la gente no entiende
nuestra relación ahora. Piensan que debemos estar saliendo o algo.
—Eww no. —Me estremecí y se rió.
—Gracias, Justin.
—Sin ofender ni nada, pero, ¿salir? —La observé e ignoré el
repentino y rápido latido de mi corazón—. Demonios, no.
—Sé que no tienes relaciones. —Se rió y puso sus manos en sus
brazos.
—Arruinaríamos nuestra amistad si intentáramos ser más que amigos
—hablé lentamente—. No valdría la pena en absoluto. —No te preocupes, Justin. No quiero salir contigo tampoco. —Sonrió
y sentí un pinchazo de alguna emoción desconocida en mí.
—Ahora tienes a Elliott, ¿eh? —Fruncí el ceño, sintiéndome molesto
otra vez.
—No. —Hizo una mueca.
—¿Por qué viene, de todos modos? Pensé que era un besador de
mierda.
—No es tan malo.
—¡Oh! —Intenté sonreír, aunque no me sentía muy feliz por sus
palabras, y me moví hacia ella—. ¿Quieres saber cómo se siente un
beso mejor que uno no tan malo?
—¿Ah? —Me frunció el ceño y pareció confundida.
No estaba realmente seguro de por qué decidí besarla. Nos impactó
y sorprendió a ambos cuando presioné mis labios contra los suyos y la
besé ligeramente. Sus labios se sentían suaves y húmedos bajo los míos y
me sentí profundizando el beso mientras sus labios se presionaban
contra los míos firmemente. Mis brazos instintivamente se estiraron hacia
ella y la atraje hacia mi pecho. Sentí sus senos presionados contra mí y
sentí algo en mí soltándose mientras gemía internamente al mismo
tiempo. Estaba atraído sexualmente a ella y no estaba seguro de qué
demonios iba a hacer.
—Justin —respiró contra mis labios—. ¿Qué estás haciendo? —Se
empujó lejos de mí con los ojos muy abiertos. La observé por unos

 —

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