7

162 4 0
                                    

solo era yo en mi espalda y ella arriba de mí y no éramos mejores
amigos jugando. Había habido una mirada en nuestros ojos y había
visto su cara poniéndose roja mientras nos mirábamos el uno al otro. No
estoy seguro de lo que hubiera pasado si Jake no hubiera saltado para
unirse al juego.
—Dije que estoy lista. —Veronica tocó mi mano.
—¿Lista para qué? —Fruncí el ceño y la miré.
—Para volver a casa. —Se veía como tomada por sorpresa—. Solo
decía que tengo un nuevo camisón de Victoria’s Secret. —Sonrió de
forma sexy—. Para una ocasión especial como esta.
—Ya veo. —Le di una pequeña sonrisa, pero sabía que no había
forma de que quisiera regresar a su casa.
—Y tengo algunos juguetes también. —Se inclinó hacia adelante y
lamió sus labios sugestivamente—. Algunos juguetes muy sucios.
—¿Oh? —Fingí interés y tomó mi mano y acarició mi palma. Agarré
sus dedos y estaba a punto de retirarla cuando recibí un mensaje de
texto. Tomé mi teléfono y leí el mensaje. Era de _____ y decía:
Elliott acaba de llegar, ¿quieres venir y ver una película? Estábamos
pensando en Love Actually. Podemos esperarte si quieres.
Leí el mensaje y pude sentir mis labios curvarse con disgusto. ¿Se
encontraba jodidamente drogada? ¿Realmente pensaba que quería ir
y ver una tonta película con ella y su perdedor amigo? No lo
consideraba su novio en absoluto. Puse mi teléfono de vuelta en mi
bolsillo sin contestarle. Love Actually, pensé para mí mismo de nuevo.
Qué tonto era Elliott por acceder a ver ese pedazo de mierda.
—¿Estás lista? —Salté y tomé el brazo de Veronica—. Vamos.
—Oh, bien, seguro. —Casi ronroneó mientras caminábamos hacia mi
auto. —Entonces, ¿qué son esos juguetes que tienes? —le pregunté
mientras subíamos al auto.
—Bueno, tengo esposas. —Sonrió—. Y también tengo un vibrador.
Creo que puedes ayudarme con él si quieres.
—Suena bien. —Salí del estacionamiento rápidamente. Aburrido.
—Solo quiero que sepas que esto no es algo que haga normalmente
—dijo en voz baja—. Normalmente, espero hasta estar en una relación
formal… —Se detuvo y pude sentir sus ojos en mí.
Quería reír ante lo absurdo de la situación. ¿No estaba intentando
en serio dar a entender que deberíamos estar en una relación? ¿No se
daba cuenta que no podía importarme menos? Iba a follarla sólo por
follarla, no porque realmente quería estar con ella.
—Estaba esperando hasta el matrimonio —empezó de nuevo y me
congelé.
—No eres virgen, ¿o sí? —La observé rápidamente. No había forma
de que esta chica fuera virgen, ¿o sí?
—Bueno, ya no. —Rió disimuladamente—. Pero había querido
esperar hasta el matrimonio.
—Mi mejor amiga es virgen —murmuré—. Confía en mí, no creo que
vaya a tener tanta diversión ahora como nosotros.
—A menos que conozca al chico correcto. —Veronica rió—. Es
curioso qué tan rápido el chico correcto puede hacer que una chica se
quite sus pantis con sus palabras.
—¿Qué? —Mi voz estaba ronca y disminuí la velocidad un poco.
—Quiero decir, no la conozco, pero hay muchos chicos que pueden
tocar y hablar realmente suave y antes de que sepas lo que te golpeó,
estás en la cama con tus piernas abiertas y su lengua en lugares que
nunca pensaste que se sentiría tan bien. —Rió de nuevo—. Simplemente
diciendo que es todo.
—Sí. —Sentí mi piel enfriándose mientras pensaba en sus palabras.
Tal vez no era una idea tan inteligente dejar que _____ pasara la
noche sola con Elliott en su apartamento. Era muy confiada y yo no
sabía qué clase de vándalo era. Él podría intentar hacer un movimiento
con ella y ella podría no tener idea de qué hacer o decir. Golpeé el volante cuando me di cuenta de que necesitaba ir al apartamento de
_____ para asegurarme de que Elliott no tratara de aprovecharse
de ella.
—Gira a la derecha aquí —exclamó Veronica mientras seguía
manejando.
—Oye, tenemos que hacer una parada. —No la miré.
—¿Oh? —Sonaba sorprendida—. ¿A dónde vamos?
—Necesito asegurarme que una amiga esté bien, no tardaré —
murmuré y fruncí el ceño mientras nos tocaba una luz roja. Por supuesto,
iba a tocarme cada luz roja ahora que iba en camino hacia
_____. Estaba molesto de que _____ me hubiera puesto en
esta posición. ¿Qué chica lista tenía a un chico que acababa de
conocer en su apartamento? ¿Estaba pensando? Ahora tenía que
interrumpir mi cita para ir a asegurarme de que estuviera bien. Ella
realmente me debía, a más no poder.
—¿Qué? —Veronica sonaba incómoda—. ¿Cuánto va a tardar?
La ignoré y me concentré en el camino. Había un silencio incómodo
en el auto mientras manejaba al apartamento de _____.
—Mira, te lo voy a compensar, lo prometo. —Le di a Veronica una
gran sonrisa mientras me estacionaba y salía del auto.
—¿Entro también? —Parecía confundida y molesta.
—No. —Negué con la cabeza y luego me detuve. Iba a verme
como un perdedor presentándome solo, mientras _____ estaba
ahí con su nuevo hombre—. De hecho, sí, pasa.
—Está bien. —Salió del auto lentamente y cerró la puerta—. No
vamos a quedarnos mucho tiempo, ¿verdad?
—No. —Aseguré las puertas y caminé hacia la puerta de _____
resueltamente, dejando que Verónica me siguiera detrás.
Bang, bang. Toqué a la puerta fuertemente. Bang, bang. Toqué de
nuevo impacientemente.
—Ya voy. —Escuché la voz de _____ mientras caminaba hacia
la puerta y podía sentir enojándome. ¿Cómo podía sonar tan despreocupada mientras se ponía a sí misma en peligro de una posible
violación?
Bang, bang. Toqué de nuevo la puerta furiosamente. Escuché a
Verónica aproximarse detrás de mí. Me volteé para verla y pude notar
que se encontraba visiblemente molesta por tener que caminar a través
del estacionamiento en sus tacones sin mi ayuda. La miré por un
segundo y supe que iba a tener que recompensarla, pero justo ahora
necesitaba asegurarme de que _____ supiera que no me
impresionaba con sus medidas de seguridad con su cita de internet.
—Dije que ya voy. —_____ abrió la puerta con una expresión
perpleja en su cara que cambió a sorpresa cuando me vio—. Oh hola,
Justin , ¿qué pasa? —Me observó con curiosidad y luego miró tras de mí
a Verónica—. Y hola. —Sonrió débilmente—. Soy _____, gusto en
conocerte.
—Bien. —Verónica asintió y habló en un tono enfadado.
—¿Tu nombre es bien? —preguntó _____ con voz suave y la
miré a los ojos. Me levantó una ceja como si dijera otra bonita y
estúpida y le fruncí el ceño.
—Mi nombre es Verónica —dijo rígidamente—. ¿Exactamente quién
eres tú? ¿Y por qué estamos aquí, Justin ? —Tocó mi hombro.
—_____, ¿podemos pasar? —Entré a su apartamento sin
esperar una respuesta—. ¿Dónde está Elliott?
—Está viendo la película. —Me frunció el ceño—. Acabamos de
pausarla.
—Dime que no la están viendo en tu cama. —Caminé a zancadas
por el corredor hacia la sala de estar, sintiéndome furioso—. Oh, hola. —
Me detuve cuando vi a Elliott en el sofá comiendo palomitas. Levantó la
vista y me dio una pequeña sonrisa.
—Hola. —Su expresión era amigable, pero sorprendida. Lo observé
de reojo y quería reír. Elliott parecía un nerd. No podía ser más alto de
un metro sesenta y parecía que tenía una muy pequeña figura. Sabía
que no se comparaba con mi metro noventa de estatura y 91 kilos de
sólido músculo. Tenía cabello rubio y ojos marrones de aspecto triste. Era
lindo, le concedía eso, pero ciertamente no era un monumento. No es
que diga que yo soy un monumento ni nada, pero sabía que si ambos
entrábamos en un bar, habría muchas más chicas sobre mí. —Soy Justin . —Me acerqué a él y le ofrecí la mano—. Soy el mejor
amigo de _____ y el caballero de brillante armadura.
—Elliott. —Se levantó y me estrechó la mano con firmeza—. Es
agradable conocer a un amigo de _____.
—Mejor amigo. —Le di una sonrisa engañosamente inocente.
—¿Eso realmente importa ahora que estamos en los veinte años? —
Sus ojos se estrecharon mientras continuaba sonriéndome.
—¿Importar qué? —_____ entró en la habitación con Verónica
siguiéndola, mirando fuera de lugar.
—La distinción de mejor cuando se habla de los amigos. —Elliott se
acercó a ella y le pasó el brazo alrededor de su hombro—. Simplemente
pensé que era una cosa bastante de la escuela primaria, clasificar a los
amigos como el mejor.
Se encogió de hombros y me sonrió.
—Nunca he sido de los que tienen que estresarse de lo cercano que
era con alguien.
—Oh… —Rió _____—, supongo que Justin y yo todavía nos
referimos el uno al otro como mejores amigos. —Me dio una sonrisa
ganadora, pero no se la devolví. ¿Qué vio en este imbécil?
—¿Esta es tu mejor amiga? —Verónica me miró y luego a
_____, con los ojos entrecerrados. Miré a _____ a través de
sus ojos y entendí por qué ella parecía enojada. _____ se veía
caliente en sus pantalones ajustados negros y top con el vientre
descubierto. ¿Desde cuándo posee un top de esos? Su pelo largo fluía
alrededor de sus hombros y sus ojos marrones brillaban. Miré más de
cerca y pude ver que tenía sombra de ojos cubriéndolos. ¿Cuándo
comenzó a usar sombra de ojos?
—Te ves como un mapache —murmuré y frunció el ceño.
—¿Qué?
—Tenemos que hablar. —Me acerqué a ella, le agarré la mano y tiré
de ella hacia su dormitorio conmigo.
—Estaremos de vuelta en seguida —murmuré a Verónica y Elliott
mientras salimos de la habitación. —¿Qué está pasando Justin ? —exclamó cuando entramos en su
habitación.
—¿Sabes lo irresponsable que estás siendo? —gruñí y me apoyé en
la puerta por lo que nadie podría entrar.
—¿Eh? —Parecía confundida.
—Acabas de conocer a este chico en línea. Él podría ser un
psicópata o un acosador —grité con furia—. Y después de una cita ya lo
tienes en tu apartamento, sola. ¡Qué estúpida eres! —La miré—. Tuve
que dejar mi cita para venir y comprobarte para asegurarme de que
estás bien.
—¿Estás loco? —Me miró—. Elliott no es un psicópata y no tenías
necesidad de venir y comprobarme. —Negó con la cabeza— ¿Cuál es
tu maldito problema? Tú elegiste traer a esa rubia tonta aquí.
—No es una rubia tonta. —La miré.
—Claro, bien, no es una rubia tonta. —Me miro de vuelta.
—¿Qué? —Fruncí el ceño, confundido por sus palabras. Entonces yo
no podía dejar de sonreír—. Su nombre no es bien. Su nombre es
Verónica.
—Es lo mismo. —Me sonrió, de mala gana.
—Es caliente. —Me encogí de hombros—. Su nombre no significa
nada para mí.
—Eso es tan malo. —Suspiró—. Pobre chica.
—No te importa.
—Me preocupo por ti. —Se mordió el labio inferior—. Quiero más de
ti que encuentros sin nombre.
—Esto se trata de ti, no cambies el tema.
—No vayas todo Papá Oso conmigo Justin . —Suspiró—. Puedo
cuidar de mí misma.
—¿Y si hace un movimiento en ti? —Fruncí el ceño—. ¿Qué vas a
hacer?
—Yo puedo cuidarme sola y tomar mis propias decisiones. —Nunca has estado en esta situación antes. —Me puse rígido—. Tú
no conoces como son los chicos.
—Yo te conozco. —Sonrió suavemente—. Sé lo que haces con las
chicas, no soy alguna princesa protegida. —Suspiró—. Y quiero empezar
a tener citas. Quiero salir. Quiero un novio. Quiero una vida.
—Pensé que te estabas concentrando en tus estudios. —Podía sentir
mi corazón latiendo rápido.
—Mis estudios no van a ninguna parte. —Miró al suelo—. He perdido
tanto tiempo ya. Me siento como que he perdido tantos años.
—Tienes veintiún años, _____. —Puse los ojos.
—Sí, pero la mayoría de las chicas de mi edad han tenido un novio
antes. —Suspiró—. La mayoría de las chicas fueron al baile de
graduación.
—Tú fuiste al baile de graduación —protesté.
—Fui con Jake. —Negó con la cabeza—. Ir al baile con tu hermano
pequeño no es divertido.
—Fuiste conmigo también.
—Justin , tenías una cita. —Puso los ojos—. Tú fuiste con una cita y yo
fui con Jake. Sí, compartimos el mismo paseo en limusina, pero no fue
divertido.
—Pensé que tenías un buen momento. —Mi corazón dio un vuelco—
. Traté de incluirte, tú lo sabes.
—Lo sé. —Se adelantó y agarró mis manos—. Siempre has estado
aquí para mí, Justin . Eres el mejor amigo que una chica podría pedir,
pero necesito más que eso. Quiero un novio. Quiero romance. Quiero un
hombre que me eleve. Quiero ser la única cita de un chico. Quiero que
se despierte y piense en mí. Quiero que se duerma soñando conmigo.
Quiero que me envíe mensajes a mitad del día sólo para saludarme.
Quiero que me ame con todo su corazón. Quiero que su corazón esté
tan lleno de amor por mí, que no pueda creer que sea tan afortunado.
—Me dio una pequeña sonrisa—. Sé que suena cursi, pero estoy lista
para mi verdadero amor.
—_____. —Negué con la cabeza—. No existe esa mierda. Eso
es de las tarjetas de Hallmark y películas románticas de mierda y libros que miras y lees. No conozco un hombre que me diga que su corazón
está tan lleno de amor para cualquier persona. —Estiré la mano y le
acaricié el cabello—. No estoy tratando de ser un idiota, pero no quiero
que pases tu vida buscando algo que no existe.
—Creo que existe. —Se mordió el labio inferior.
—Te estoy diciendo que no.
—Bueno, tú vives tu vida de esa manera. —Se apartó de mí—. Pero
voy a vivir mi vida de esta manera.
—¿Así que quieres vivir en un sueño del día?
—Sí, quiero vivir con esperanzas y sueños. —Asintió—.Y voy a buscar
mi verdadero amor, pero no puedo hacer eso, si no tengo citas o salgo
ahí fuera.
—¿Así que crees que Elliott es tu príncipe azul? ¿A pesar de que él es
un besador de mierda?
—Justin . —Sus ojos se abrieron y empujó su mano contra mi boca—.
Shhh.
—¿Qué? Sólo estoy diciendo. —Le sonreí inocentemente.
—No sé qué va a pasar con Elliott, pero me cae bien y me gustaría
ver a dónde va. Habló en voz baja—: Gracias por preocuparte, Justin ,
pero creo que puedo manejar esto por mi cuenta. No necesito que tú
juegues a guardaespaldas.
—Ajá. —Fruncí el ceño y miró a su cama—. Está bien.
—Verónica parece bastante agradable. —Me miró con curiosidad—
. ¿Te gusta mucho?
—Está bien. —Le solté y di un paso hacia adelante—. Creo que
podemos volver a la sala de estar.
—Justin —Me tocó el brazo—. ¿Estás bien?
—Estoy bien. —Me aparté de ella y volví a entrar en la sala de
estar—. ¿Estás lista? —Me acerque a Verónica e ignore a Elliott. Me miró
con una expresión molesta.
—Estoy lista —respondió con una mirada amarga en su cara. —Vamos. —Miré de nuevo a _____ y levanté una ceja—.
Llámame si me necesitas. —La miré durante unos segundos y pude ver
por su expresión que estaba molesta. Bien, pensé. Deja que piense en lo
que está haciendo. Salí de la sala y a través de la puerta delantera sin
mirar atrás. Podía oír a Verónica corriendo detrás de mí, pero no
ralenticé mi ritmo.
—¿Vamos a mi casa ahora? —preguntó Verónica suavemente
mientras se metía en el auto.
—Te voy a llevar a tu casa, pero me temo que no puedo pasar la
noche —murmuré mientras salía de la plaza de estacionamiento.
—¿Qué? —Su voz era alta—. ¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que tendrás que usar el vibrador. —Me encogí de
hombros—. O tengo un amigo que puedes llamar, si realmente
necesitas un poco de ayuda. Tomas bajaría, estoy seguro.
—Eres un idiota —exclamó enfadada y me reí.
—Confía en mí, no eres la primera chica que dice eso y estoy seguro
de que no serás la última.
Llegué a su apartamento y la dejé, sin molestarme siquiera en
asegurarme de que llegara a la puerta antes de alejarme. Estaba tan
enojado que apenas podía pensar con claridad. No sabía por dónde ir
o qué hacer. No quería ir a casa. No podía ir donde _____. No
quería ver a ninguno de mis amigos. No quería estar con ninguna de las
chicas que tenía en mi teléfono. Sólo quería estar solo con la naturaleza
en algún lugar. Sólo tenía que apagar mi cerebro. Conduje y conduje
durante aproximadamente una hora, antes de decidir ir al antiguo
parque al que solía ir cuando era niño. Era uno de los pocos recuerdos
positivos que tenía de mi infancia y de mi madre.
Aparqué mi auto, salí y caminé hasta un banco que estaba un par
de metros de distancia del parque infantil. El aire de la noche era
cálido, pero había una brisa fresca. Cerré los ojos por unos segundos y
me recosté. La tierra parecía moverse debajo de mí y me resultaba
difícil respirar. Tomé un par de respiraciones profundas y luego abrí los
ojos y miré al cielo. Las estrellas brillaban y miré a mí alrededor en el
patio, como si lo viera por primera vez. Me podía imaginar la cara de mi
madre mientras me observaba desde el banquillo, su cara parecía la de
un ángel mientras me miraba con orgullo y amor. Su cabello era largo y rubio y sus grandes ojos azules se encontraban siempre cálidos. O
siempre habían sido cálidos, hasta que todo cambió. Me encantaba
venir al parque. Siempre nos empacaba almuerzo de picnic y me hacía
girar hasta que ambos nos sintiéramos un poco mareados.
Agarré el asiento debajo de mí mientras recordaba la cara de mi
madre cuando reía y sus ojos de amor.
Sin embargo, sus ojos amorosos me habían mentido. No me amaba.
Nunca me había amado. Si lo hubiera hecho, no me habría dejado. No
le habría encantado el alcohol más que a mí. Habían pasado diez años
desde que había visto a mi madre. Diez largos años de preguntarme por
qué había dejado de amarme. Diez años de preguntarme lo que podría
haber hecho de otra manera. Podía sentir mis ojos cada vez más
pesados y mi corazón dolía mientras me sentaba allí.
Odiaba que ella todavía pudiera hacerme esto. Odiaba que nunca
hubiera un día que pasará que no sentía ese leve dolor dentro. El dolor
que no podía alcanzar. Odiaba que a veces en la noche, despertara y
todo lo que podía pensar era en ella. No lo entiendo. No quiero sentirme
así. No era ese tipo de persona. No me ponía emocional. No me
importaba. No dejo que nadie se acerqué demasiado o me afecte. La
única persona que me encantó fue _____. Y era mi mejor amiga.
Sabía que era la única con la que podría contar siempre de que estaría
allí para mí. No podía arriesgar la amistad. No por nada. Fruncí el ceño
cuando me di cuenta que mis pensamientos habían cambiado de mi
madre a _____. Suspiré mientras me sentaba allí, sintiéndome
cansado y confundido. Me senté allí en el silencio, disfrutando de estar
solo. Esto era lo que mi vida era ahora. Era sólo yo. _____
encontraría a alguien y me dejaría. Era inevitable.
Beep Beep. Mi teléfono vibró cuando recibí un mensaje de texto y
saque mi teléfono del bolsillo.
Oye, hola.
Era _____. Estaba a punto de poner mi teléfono en mi bolsillo,
pero decidí devolverle el mensaje.
Hola
No tenía nada más que decir.
La película fue buena. Eso es bueno.
Elliott se fue.
Bueno.
No te enojes.
No respondí.
¿Verónica y tú están pasando un buen rato?
La deje en su casa.
Oh.
No respondí de nuevo.
Pensé en ello y tenías razón.
Ella envió de nuevo después de dos minutos.
¿Sobre qué?
Le envié un mensaje de vuelta.
No fue inteligente invitar a Elliott a mi apartamento después de una
cita.
Te lo dije.
Sonreí para mis adentros.
Sin embargo, no es un psicópata.
Ya veremos.
¿Qué estás haciendo?
Relajándome.
¿En casa?
No.
Oh.
He venido para relajarme.
Oh. Veo No respondí de nuevo. En cambio, me puse de pie y me acerqué a
la zona de juegos y miré alrededor.
¿Puedo ir?
Envió un mensaje de vuelta.
Si tú quieres.
Respondí lentamente. No hubo respuesta por parte de _____
después de eso, caminé de regreso al banco y me senté de nuevo.
Unos diez minutos más tarde, vi un auto en el estacionamiento. Vi como
_____ se bajó del auto y caminó hacia mí con algo en sus brazos.
—Hola. —Me sonrió suavemente.
—Hola. —Asentí y traté de no mirar su hermoso rostro.
—He traído esto para ti. —Me dio un suéter—. Sabía que hacía frío
afuera y que solo tenías una camiseta.
—Gracias. —Lo tomé con gratitud y me lo puse—. ¿Cómo sabías
dónde estaba?
—¿Cómo no voy a saber? —Sonrió y se sentó a mi lado.
—Sí. —Suspiré y me eché hacia atrás, mi hombro frotando el suyo.
—Eso es para lo que son los mejores amigos. —Apoyó la cabeza en
mi hombro y ambos nos sentamos allí en silencio sólo viendo las estrellas.
Estos eran los tiempos que me encantaban. Estos eran los momentos
que ansiaba.
Sentado en silencio con alguien. Con ella. Me recordó que, si bien
me sentía solo, siempre la tuve a ella.
Incluso en mis horas más oscuras. Aun cuando no quiero hablar.
Incluso cuando me sentí como si el mundo cediera sobre mí. _____
estaba siempre allí. Era la luz al final del túnel. Cerré los ojos y pensé en
mi madre. Hubo un momento en mi vida que yo había pensado que
siempre estaría allí también. Hubo un momento en que pensé que yo
era su mundo. Pero me equivoqué. Sentí mi cuerpo tensándose mientras
_____ descansaba junto a mí. ¿Qué pasa si _____ me deja
así? ¿Y si su “por siempre” era temporal también? ¿Podría yo ser capaz
de superar la pérdida de mi mejor amiga?

 —

JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora