Capítulo 1. Bosque🦋.

703 69 3
                                    

Él joven rey de ojos azules miraba el cielo estrellado, llevaba años viviendo en aquel bosque que el protegía, era un rey débil, en palabras de él era "un rey no funcional", aún así hacia lo posible por ayudar a las hadas, había fabricado pequeñas casas para las mismas, y ahora estaba admirando el cielo nocturno, mirando las estrellas y anhelando poder tener en sus manos una, siempre admiro lo brillante y hermosas que podían ser estas.

Quería poder volar y tomar una, ver si su brillo era tan hermoso incluso de cerca, sin embargo el no podía volar, era un hada que no podía alzar vuelo, no importaba que tuviera alas, estas eran más de adorno que otra cosa. Un hada que no podía volar era un hada inútil, o eso pensaba él de sí mismo, a donde quisiera ir tenía que caminar o ir en el lomo de Blanca, una polilla de un tamaño algo grande, si quería volar debía de cambiar su tamaño, se hacia pequeño midiendo así 17 cm, pero pesaba seis kilos, aun así ella lo llevaba de un lugar a otro a gran velocidad.

Sólo así el podía surcar los cielos, sin embargo nunca salía del bosque, le temía a los humanos, había oído historias aterradoras sobre los humanos, y los crueles que podían llegar a ser, es por ello que no salía del bosque. No podía dormir, a diferencia de las demás hadas que yacían ya dormidas, él seguía despierto, aprovechando que estas dormían decidió dar un paseo nocturno.

Llegó a las afueras del bosque, su curiosidad le hizo caminar más haya del bosque otoñal, camino por algunos minutos llegando hasta un granero abandonado en donde oyó un llanto, curioso entró a este, encontrando ahí a una niña pequeña de no más de seis años, noto que tenía frío así que el regreso al bosque buscando algo con lo que cubrir a la pequeña, sin embargo no tenía más telas, solo lo que el usaba, así que volvió a aquel granero, espero a que la pequeña se durmiera y prendió una pequeña fogata para la pequeña niña, para así poder darle algo de calor,dejando a la niña ahí, pues temía que los humanos lo vieran, regresando así al bosque.

Al siguiente día se levanto temprano, el ya se encontraba sembrando y recogiendo la cosecha que había cosechado para las hadas y para él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al siguiente día se levanto temprano, el ya se encontraba sembrando y recogiendo la cosecha que había cosechado para las hadas y para él. Siempre se levantaba temprano para así tener listo el desayuno para todas las hadas, recibía ayuda de las mismas, pero al ser más pequeñas que él no eran de gran ayuda, así que el solía hacer el trabajo pesado.

Durante el transcurso del día pensó en aquella niña que había visto, sabía que era humana por su aspecto, que no era muy diferente al de él, ¿acaso era un hada que al igual que él no podía volar?, pensó en ello pero sin duda alguna esa niña era humana, no era un hada como él o las demás hadas que habitaban el bosque.

Dejó eso de lado para seguir con sus deberes diarios como rey de las hadas, debía de ayudar a las hadas a bañarse así que estaba en el río bañando a las hadas. Cuando terminó el por fin tomó un baño, estuvo en el río jugando un buen rato, era su momento favorito del día, quería seguir jugando en el agua cuando noto que estaba empezando a anochecer, el día se le había ido como agua, salió del río ya que si seguía ahí le haría daño y se enfermaría y si el se enfermaba quien ayudaría a las hadas.

Con una sonrisa se empezó a vestir, se puso su ropa invernal ya que tenía frío, y uso sus alas como una capa que lo cubría del frío, las hadas lo estaban esperando, el les sonrió y camino hasta donde estaban y las empezó a guiar a sus casas, ya que una ves que caía la noche todos se iban a dormir.

El iba dejando a cada hada en su respectiva casa, se despedían de él con alegría, algunas le daban un beso de buenas noches en la mejilla o en la frente al joven rey, una ves llevaba a todas a dormir el iba a su lugar favorito en donde le gustaba dormir, se tiraba en el suelo y veía el cielo nocturno antes de dormir, la luna era su mayor compañía cuando caía la noche, sentía algo extraño respecto a este cuerpo celeste.

Miraba a esta con curiosidad así como a las estrellas, alzó su mano intentando alcanzarla aunque sabía que era imposible, ya que el aunque quisiera poder tocarla no podía, estaba inquieto por la pequeña niña que había visto en la noche anterior, reviso que ningún hada estuviera despierta, y así salió del bosque de nuevo para ir hasta  aquel granero pero llevaba consigo una pequeña canasta con comida, al entrar vio que estaba ahí la pequeña niña, estaba descalza, tenía a su lado una especie de bastón, como no debía de ser visto acercó poco a poco la canasta a la pequeña, como estaba de espaldas la niña no noto al hada, se iba a ir pero noto que la niña parecía estar sola, así que se quedó ahí, se oculto de la vista de la menor.

-Disculpa pequeña señorita solitaria, ¿por qué no volteas? - dijo con voz suave para evitar asustar a la pequeña

-¿Quién está ahí? - preguntó algo asustada

-Este... Tengo que irme, espero te guste lo que te traje - salio del granero a paso acelerado

Temía haber cometido un error así que regreso al bosque lo más rápido que pudo, la niña al voltear noto la pequeña canasta con comida, había principalmente frutas y unos panes que se notaban que eran caseros. La pequeña tomó la fruta y comió, llevaba días sin probar bocado y esa pequeña canasta fue para ella lo mejor que le había pasado, había perdido a sus padres desde su nacimiento, de alguna manera había logrado sobrevivir,

Pero siempre estaba sola, las personas iban y venían en su vida, y a su corta edad ella hacía lo posible por sobrevivir, no sabía quién era la persona que le había hablado, pero quería agradecerle por aquel gesto amable que había tenido con ella.

☪⃟Hเʝσ ∂ε ℓα ℓᴜɳα🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora