1. Cuando la vi

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Calle;

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Calle;

Me había levantado bastante tarde, era fin de semana así que no había problema por eso. Los rayos de sol iban directamente a mi rostro, y poco a poco mis ojos se acostumbraban a la luz que entraba por la ventana.

Cepillé mis dientes y bajé al comedor, encontrandome con un olor realmente delicioso.

-Esas son...- olfatée -tostadas francesas?- alcé mis cejas y sonreí

-Daniela pareces un perrito, de dónde sacaste ese olfato?- mi querida hermana Juliana, soltó una carcajada

-Ja ja- reí sarcásticamente -ni que fuera tan difícil saber cuál es el olor de unas tostadas- golpeé suavemente su hombro

-Es muy temprano para sus peleas, no les parece?- mamá sonrió y sirvió nuestros platos en la mesa mientras papá tomaba un sorbo de su café.

Mis padres (Mafe y Germán) eran bastante amorosos y comprensivos, siempre me habían cuidado a mi y a Juliana por igual.

Para una chica de 17 años, que apenas va a entrar a la universidad es muy importante el apoyo de sus papás y sobretodo los consejos de su hermana.
Y es que Juliana siempre había sido como una psicóloga para mí.

-Qué van a hacer hoy?- preguntó mi papá

-Yo tengo que ir al dentista- respondió Juliana mientras suspiraba con una cara de tristeza, ella era de las personas que odiaban ir al dentista

-Yo tengo día libre, en un rato voy a pasear a Ramonchis, quiero llevarlo al parque- dije e inmediatamente escuché un ladrido de mi pequeño Ramón.

Era la cosita más tierna del mundo, siempre tenía la cara arrugada.

-Consientes más a Ramón que a mí! tu propia hermana- Juliana se llevó una mano a la cabeza y fingió indignación

-Ramón es más importante que todo el mundo Juli, ya deberías saber que Dani lo ama más que a si misma- mi padre respondió y soltó una carcajada

yo solo asentí dándole la razón a mi papá y le di un beso a Ramón en su pequeña cabeza.

estuvimos charlando un rato mientras desayunábamos y poco a poco nos levantamos de la mesa para que cada uno fuera a hacer lo que tenía pendiente. Mientras la mayoría iba a terminar pendientes o en el caso de Juli, ir al dentista, yo solo iría a pasear a Ramón al parque y tal vez también comería un helado.

me peiné un poco, tomé un pantalón cómodo y me coloqué un saco porque en Bogotá siempre hacía frío, y hoy no era la excepción.

salí con Ramón y caminamos hasta el mismo parque de siempre, me senté en un banco y espere a que el jugara con los otros perritos que estaban cerca.

pasaron algunos minutos y lo ví comiendo una flor rosada que estaba en el pasto, no le presté atención ya que era normal en el que siempre jugara con las plantas.

grave error.

cuando estábamos a punto de irnos empezó a quejarse y escuché como empezó a llorar un poco.

-Ramón?- lo miré y me agaché

se acostó y no quiso seguir caminando, juraría que en ese momento se me iba a salir el corazón. Sus quejidos poco a poco se empezaron a hacer más fuertes y puede ver que vomitó un poco.

no tenía idea de cómo ayudarlo, no sabía nada sobre lo que le podía estar pasando, el sacaba su lengüita, parecía tener sed y yo no tenía agua cerca.

-Ramón- me empecé a desesperar y poco a poco salieron algunas lágrimas de mis ojos- alguien ayúdeme por favor! hay un veterinario aquí?- grité, esperando que alguna de las personas que estaban en el parque me pudiesen ayudar.

cuando ví que sus ojitos se empezaban a cerrar, tomé mi teléfono para llamar a su veterinario, pero nadie atendía.

-¿qué le pasó?- escuché una voz femenina  acercarse pero no ví su cara porque estaba concentrada intentando llamar para pedir ayuda.

-No... no sé, estaba comiendo una flor y de repente se puso así- dije con lágrimas en mis ojos

ella tenía un bolso y de el sacó una pequeña jeringa y un remedio.

-Qué... qué le vas a hacer?- pregunté y fruncí mi ceño

-Estoy estudiando veterinaria, no te preocupes, el va a estar bien- contestó con su voz un poco ronca

cuando por fin presté atención a su cara y ví directamente sus ojos, una extraña sensación de paz llegó a mi ser. Tenían un color aceituna y café combinados.

Ella volvió con Ramón y colocó la jeringa con remedio en su boca.

se veía tan concentrada en lo que hacía que podría observarla durante horas. Sin duda, era una mujer hermosa.

-Listo, seguramente en unos minutos se va a sentir mejor- dijo y lo acarició

yo salí de mi trance y asentí.

pasaron cinco minutos en los que Ramón volvía a la normalidad, y se levantaba con mucho cuidado.

-la flor que se comió era venenosa- suspiró -se llaman azaleas, y les hacen mucho daño. Por suerte el remedio que tenía en el bolso es bastante efectivo

-Entonces... si no hubieses llegado, el...  se habría ido al cielo- mis ojos se aguaron, provocando que una pequeña lágrima saliera mientras abrazaba a Ramón

-Probablemente- me miró -no no, pero eso no pasó bonita, no llores- alzó su mano y la paso por mi mejilla, quitando la lágrima.

¿por qué esa chica era tan perfecta?

su cabello, su voz, sus ojos, su sonrisa...

-Gracias, lo salvaste... y también a mí, porque no podría vivir sin él- sonreí

-V.

-V

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Te amaré (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora