26. Mi novia.

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Narrador Omnisciente;

Poché estaba concentrada viendo hacia el frente y Calle... Ella estaba muy nerviosa.

-Vamos- habló la castaña y bajó del auto para luego abrir la puerta del copiloto donde se encontraba Poché.

-Calle... ¿Tú no le tenías miedo a las alturas?- frunció su ceño mientras tomaba su mano.

-Si... Digo, no. Bueno un poquito, pero lo soportaré- Daniela sonrió pero en realidad estaba temblando de miedo.

Las alturas para ella eran lo peor, sin embargo, quería darle una sorpresa a Poché en las alturas y si era necesario lanzarse de paracaídas para hacerla feliz, lo haría mil veces.

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-No puedo creer que vamos a hacer esto- dijo Poché emocionada mientras se colocaba el cinturón de seguridad del helicóptero del que se lanzaría junto a Calle.

-Yo tampoco- susurró Calle.

Pasaron algunos minutos y los encargados les dieron las indicaciones para todo el proceso.

Ellas dos irían en un solo paracaídas mientras que un empleado iba a ser el encargado de la supervisión durante el descenso.

Poché era quien debía abrir el paracaídas porque digamos que ya tenía un poco de experiencia con esto de las alturas así que no se le dificultaba tanto.

-¿Estás lista?- preguntó María José a la castaña.

-No.

-Okey, vamos- respondió Poché con una sonrisa y saltaron.

Daniela sintió su estómago revolverse durante la caída y empezó a gritar.

Pero esa sensación se esfumó cuando Poché empezó a hablar

-Calle, abre los ojos.

Después de dudarlo un poco los abrió y pudo observar el paisaje que las rodeaba.

Suspiró y su cuerpo poco a poco se fue calmando.

Mientras tanto Poché estaba con una sonrisa de oreja a oreja observando la hermosa vista.

La hermosa vista era Daniela.

Faltaban pocos minutos para que tocaran el suelo, así que Calle se armó de valor para hacer lo que tenía planeado.

-Poché, sé que esto va a sonar muy loco. Sobretodo por el momento en el que lo diré. Pero... Te traje a este lugar para decirte  literalmente en el aire que...- respiró profundamente.

-Para decirme que...- Poché habló para que Calle terminara la oración.

-Que desde el primer momento en que te ví, algo en ti me hacía no dejar de pensarte. Y quiero que lo que sea que tenemos lleve un nombre, Poché, me encantaría decirle a todo el mundo ahora mismo que soy tuya. ¿Puedo ser tu novia?- los ojos de Poché se cristalizaron.

Para Calle el hecho de que Poché aceptara, sería un privilegio, por eso decidió preguntarlo de esa forma.

-¿Y yo puedo ser la tuya?-  respondió con una sonrisa en sus labios e inmediatamente Daniela la besó.

Así se formalizó su amor, en el aire, con un completo silencio de fondo y con sus nervios de testigo.

Antes de aterrizar Poché gritó.

-¡TENGO A LA NOVIA MÁS HERMOSA DEL MUNDO, CARAJO!

Calle soltó una carcajada por sus ocurrencias.

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Pov Calle;

Ya era casi de noche y estábamos subiendo a nuestro piso en el ascensor. Me sentía tan feliz y tranquila con Poché a mi lado.

Las puertas se abrieron y dimos unos pasos hacia adelante, cuando llegamos a la puerta de mi departamento Poché hizo un puchero.

-¿Qué sucede?- la miré con suspenso.

-No quiero despedirme de ti tan rápido, tendré que esperar mucho para verte mañana de nuevo.

-Entonces hagamos la despedida más larga- acaricié su mejilla y me acerqué a sus labios.

Un gemido ahogado se escapó de mi garganta cuando sentí que Poché mordió mi labio inferior, el beso dulce poco a poco se transformó en uno apasionado. Tomé la manilla de mi puerta y la abrí dándonos paso a mi departamento.

Poché cerró la puerta con rapidez y volvió a besarme. Nos apoyamos en la pared de la entrada y tomé una de sus piernas para subirla a un lado de mi cadera.

Empujé mi lengua en su boca y ella empezó a acariciarla con la suya para después succionarla con una lentitud que me estaba volviendo loca.

-Poché- susurré cuando me empezó a faltar el aire.

-¿Quieres hacerlo?- tomó uno de los mechones que tenía en mi rostro y lo puso detrás de mi oreja.

-Nunca había estado tan segura de algo en mi vida- sonreí e inmediatamente ella me tomó de las manos para llevarme a mi habitación.

Besó mi cuello luego de recostarme en la cama y ponerse sobre mí.

Empecé a desabrochar el botón de sus jeans y ella hizo lo mismo con los míos. Poco a poco la ropa que sobraba se fue de nuestros cuerpos hasta que quedamos completamente desnudas.

-Eres jodidamente hermosa, Calle- dijo mientras miraba mi abdomen y la parte de arriba de mi cuerpo.

Me sonrojé cuando una de sus manos tomó con cuidado mi pecho izquierdo, luego tomó el otro con su mano desocupada y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Empezó a apretarlos y masajearlos con cuidado y en círculos.

Se sentía tan bien.

Pude notar que sus ojos dejaron de ser verdes y estaban casi negros, su mirada se había dilatado.

Bajó para besar uno de mis pezones y ¡Carajo! Su lengua comenzó a moverse en círculos. Mis gemidos poco a poco se fueron intestificando y mi respiración era mucho más agitada de lo normal.

Pasaron un par de minutos y su boca bajó lentamente por mi abdomen, ya quería que llegara al siguiente punto y creo que lo notó por la manera en la que sonrió.

Cuando ya estaba cerca del lugar al que tanto deseaba que llegara me miró pidiendo permiso y sin pensarlo dos veces asentí.

Con cada mano tomó mis piernas  y las abrió lentamente. Su aliento chocó con mi centro y eso hizo que me removiera por la sensación tan placentera.

Hizo por fin contacto con mi intimidad y pasó lentamente su lengua por todo el lugar.

-Mierda- susurré.

Su lengua se empezó a moverse en círculos sobre una de mis zonas más sensibles y mis gemidos se hicieron escuchar por toda la habitación.

Tomé con mis manos su cabeza para empujarla más hacia mí, ya la necesitaba.

Y parece que leyó mi mente porque inmediatamente me penetró con los dedos de su mano derecha.

Enn poco tiempo había llegado al orgasmo más jodidamente placentero del mundo.

Poché se recostó sobre mí y empezó a dejar varios besos alrededor de mi rostro.

-Te quiero- sonrió.

-Te quiero más- la miré con dulzura.






-V.

Te amaré (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora