20. Decisión propia.

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Pov Poché;

Ya era sábado, fui a buscar temprano a mi padre en su departamento.

Lo llamé y me dijo que ya bajaba.

Luego de unos minutos bajó y junto a él estaba Valentina.

-¿Qué hace Vale aquí?- pregunté confundida.

-Hola hermanita bonita, buenos días. Yo también estoy muy bien, gracias por preguntar- respondió sarcásticamente.

-Ya sabes como es tu hermana mi amor, se cree un agente del FBI y también está ansiosa por conocer a Daniela- mi padre sonrió mientras cerraba la puerta del copiloto.

Solo rodé mis ojos por lo ocurrente que podía ser mi familia a veces, hasta en las situaciones más serias como esta me hacían reír.

Mi padre me indicó el camino para llegar a la gran casa de los Calle.

Carajo, estaba temblando de nervios. Iba a conocer a los padres de la mujer que me estaba volviendo loca y también iba a descubrir la razón por la que se alejó de mí.

Eran demasiadas cosas a la vez.

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-Es aquí- habló mi padre mirando una casa bastante moderna que estaba a la derecha.

Estábamos en uno de los vecindarios más exclusivos de Bogotá, todo era muy bonito.

Sonreí al darme cuenta de que a unas cuadras de este lugar se encontraba el parque en el que conocí a Calle.

Oh... Ella iba a ese parque porque vive cerca de él.

Estacioné el auto y desabroché mi cinturón mientras daba una respiración profunda intentando calmar mis estúpidos y extrañamente desagradables nervios.

-¿Estás lista pequeña?- preguntó mi papá mientras tomaba mi hombro y empezábamos a dirigirnos a la puerta de aquella hermosa casa.

-No.

-Bueno, aunque no lo estés vamos a entrar igual porque yo no me pienso dormir con este chisme sin resolver- Vale jaló mi mano para que siguiera caminando.

Reí ante aquel comentario y asentí.

Mi padre tocó una especie de botón cercano a la puerta y se escuchó una voz masculina en un intercomunicador.

-Buen día, ¿Qué necesita?

-Hola, estoy buscando a Germán Calle, vine de visita- mi padre respondió de manera segura y precisa.

Realmente deseaba verme tan segura como él.

-Espere un momento, por favor- la voz de aquel hombre se detuvo.

Luego de un par de minutos (los más largos de mi vida) la puerta se abrió dejando ver a un hombre un poco canoso pero bastante sonriente.

-Juan Carlos- dijo e inmediatamente se dieron un abrazo.

-Es un placer verte de nuevo- respondió mi padre separándose.

-Oh, el placer es mío amigo. Ha pasado mucho tiempo- sonrió y fijó su mirada en Valentina y en mí.

-Te presento a mis hijas, María José y Valentina- hizo una pausa y nos miró- hijas, les presento a Germán, un buen amigo desde hace unos cuantos años.

-Igual de preciosas que su madre- okey, eso me hizo sentir un suave escalofrío, era una de las cosas más lindas que alguien me había dicho desde que mi mamá se fue.

sonrió y tomó mi mano para luego hacer lo mismo con la de Vale- es un gusto conocerlas, las he visto en un par de foto que su padre me ha mostrado.

-Gracias, un gusto igualmente- asentí con una sonrisa.

Por fuera probablemente me veía muy tranquila, pero en mi interior me sentía... ¿Cómo explicarlo? Era algo como

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Y creo que me quedé corta.

-Pase, pasen. Pediré a la señora Carmen que prepare un café (Aclaración: Carmen es la señora que ayuda a los padres de Daniela en la limpieza y comida del hogar)- abrió la puerta dándonos paso a la sala.

Wow.

A lo largo de mi vida había visto hogares muy bonitos, pero este particularmente me parece maravilloso.

Las paredes en su mayoría eran blancas y las escaleras tenían un toque brillante, se veía todo muy limpio y ordenado.

El señor Germán nos invitó a sentarnos en un gran sofá oscuro que se veía bastante cómodo.

Mi padre y él empezaron a platicar de cosas que realmente no entendía, tenía que ver con golf y todo eso. Pare ser sincera, nunca he practicado golf entonces me parecía una conversación un poco aburrida.

Mientras tanto Valentina me murmuró algo.

-¿Y Daniela?

-No lo sé- susurré lo suficientemente bajo para que solo ella escuchara.

-¿Te imaginas que no esté aquí?- preguntó con su cara preocupada, también parecía nerviosa.

Solo solté un suspiro.

Volví a prestar atención a aquella conversación y puedo escuchar a mi padre preguntándole a Germán por sus hijas.

-Juliana ahora está de viaje y Daniela...- parece pensar un poco- creo que está arriba, déjame llamarla para que la conozcan.

Sentí que el aire me faltaba y mi corazón palpitaba cada vez más rápido.

-¡Dani, hija ven aquí!- Germán grita y luego de unos segundos escuchó una puerta abrirse y unos pasos bajando las escaleras.

Luego de eso todo sucedió en cámara lenta para mí.

Tenía unos tacones y una falda negra por encima de las rodilla, una camisa de cuadros blancos y negros. Su pelo estaba perfectamente ondulado, parecía que se acababa de arreglar.

Y mierda, ese labial rojo...

Tenía su mirada baja, fija en el teléfono. Hasta que llegó a estar a unos pasos de nosotros y por fin levantó su rostro.

Juraría que puso una cara de que acababa de ver al mismísimo diablo cuando se fijó en mis ojos, estaba pálida.

-Hija, te presento a Juan Carlos y a sus hijas María José y Valentina.

Entonces Daniela no había tenido ningún accidente, ella parecía muy bien.

Se alejó de mí por decisión propia.

-V.

Te amaré (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora