Capítulo 31

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El sol entra por la cortina y los rayos golpean fuertemente mi rostro, un cuerpo a mi lado me impide moverme por lo que volteo a verlo, un suspiro brota de mis labios cuando lo veo.

Tiene los labios entreabiertos, sus largas pestañas acarician sus pomulos y su fina nariz realza el resto de su cara, deslizo mi mano y acaricio su torso desnudo; lo amo tanto.

Me levanto un poco y beso cortamente sus labios, la calidez me embriaga y hago más presión mientras succiono su labio inferior,se remueve y me alejo rapidamete.

Sus grandes ojos color miel escanean mi rostro y bajo la mirada avergonzada.

¡mierda!

— ¿qué hacías? —su voz suena ronca y eso me pone mucho más— ¿no me vas a decir? —vuelve a preguntar en un puchero.

Arrastro mis ojos hasta sus labios y estos tiene un color rojizo— yo... emm...— las palabras amenazan con no querer salir y de nuevo la sangre se acumula en mis mejillas— lo siento— musito cohibida.

— ¿que sientes? —pregunta tomando mi barbilla con los dedos— te averguenzas de darme um beso, ¿y no de follarme?

Sonríe burlon y vuelvo a apartar la mirada sonrojada— Ruggero...—alego— no digas eso

—Karol, mi bonita Karol— sus labios se posan en la punta de mi nariz y suspiro— te amo.

Esas simples palabras hacen saltar mi corazón como loco, quién amenaza con salirse de mi pecho.

—También te amo— sonreí y lo besé.

Mis labios se amoldan perfectamente a los suyos, mientras enrollo mis manos en su cuello, me aprieta contra él y siento su erección en vientre.

Lo amo demasiado, pero el tiempo juega en nuestra contra. Cada día que pasa en uno menos y temo que él nos encuentre.

No quiero alejarme de Ruggero, mi corazon le pertenece a él y así será siempre, no me veo una vida sin él. Y aunque intentén alejarme de él, estoy más que segura que siempre estaremos unidos.

Aún cuando su corazón este a miles de kilometros, seguirá latiendo con la misma intensidad.

Porqué es él, siempre ha sido él.

Después de una larga y deliciosa mañana, Ruggero salio a bañarse y yo me puse se camisa de dormir.

Preparé el desayuno y después de comer se acerco a mí. 

—no quiero que trabajes, quédate conmigo hoy— le rogué

Me beso en la frente—falte en la mañana solo por estar contigo princesa

-solo porque te convenía- lo mire ruborizada por lo ocurrido

Mordió su labio inferior— sí, también

—falta todo el día, por favor—volví a pedir

—no puedo amor— me abrazo— si falto el día completo me despedirán

—está bien—dije melancólica, tenía un mal presentimiento, pero no quería alarmarlo por nada— ve...

—sal con Jorge si quieres—dijo algo inseguro

— ¿enserio? —lo mire sorprendida

—sí, anda karolcita

salte encima de él— ¡gracias! —lo bese

—pero me tienes que dar un regalito esta noche— guiño un ojo y me beso

— ¿otro más? —pregunte como niña pequeña

Sólo una noche [Ruggarol Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora